La ingeniosa idea de una pareja para NO pagar hipoteca: Construir su propia casa con contenedores reciclados
Estos constructores primerizos crearon una obra maestra de metal

Aunque los contenedores de transporte pueden ser duraderos y asequibles, no suelen considerarse el material de construcción más elegante. Pero donde otros podrían haber visto una caja metálica utilitaria, una pareja vio los huesos de una residencia completamente única.
Zack y Brie Smithey, constructores primerizos, hicieron casi todo el trabajo ellos mismos y triunfaron contra todo pronóstico para crear una obra maestra de metal en la que vivir sin hipotecas.
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Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, Redactora en Español para loveMONEY.
Una progresión natural

Con tres reformas en su haber, construir su propia casa parecía el siguiente paso lógico para Zack y Brie, que viven en Misuri. La pareja es inherentemente creativa -Zack es artista interdisciplinar profesional y Brie tiene su propio negocio de barritas de proteínas de primera calidad- y sabían que los ladrillos y el cemento no eran para ellos.
"No queríamos construir con materiales tradicionales... cuando nos topamos con los contenedores marítimos, parecían encajar con algunos de los temas que intentábamos seguir: reciclar, reutilizar y reaprovechar", explica Zack.
Abriendo camino

La pareja había comprado un solar vacío en 2011 en St Charles, Missouri, así que ya tenían el lugar ideal para dar vida a su casa. Con unas 0,3 hectáreas, solo les costó $7.500 (unos 7.000 €), sobre todo porque estaba situado en una gran colina.
Para nivelar la parcela, tuvieron que excavar y llenar unos 200 camiones de tierra a fin de crear un anfiteatro en la colina para sus cimientos de hormigón de unos 3,4 metros.
Una perspectiva diferente

Es justo decir que los Smithey abordaron su proyecto de un modo distinto a la mayoría de los principiantes en la autoconstrucción. A pesar de no tener experiencia previa en la construcción de casas, se encargaron ellos mismos de casi todo el trabajo, desde el diseño hasta la construcción.
"Soy un solucionador de problemas y me encanta inventar cosas y resolverlas", revela Zack. Aunque él trazó los planos, nada estaba escrito en piedra: veían la estructura como una escultura gigante que se desplazaría y cambiaría orgánicamente a medida que avanzara la construcción.
Experimentar con lo no convencional

En total, utilizaron ocho cubos de contenedores de transporte con techos de 2,7 metros como armazón de su residencia. Construidos en Shanghai, habían dado 12 vueltas al mundo antes de acabar en un depósito de contenedores de San Luis (Misuri).
Al comprarlos por $1.600 cada uno (unos 1.500 €), más $150 por unidad (unos 140 €) en concepto de gastos de envío, la pareja aceptó de buen grado el reto de trabajar con un material inusual para la construcción de viviendas: "Cuando eliges un material no tradicional, se abre la puerta a la creatividad, porque tienes que pensar cómo voy a crear utilizando esto como limitación", dice Zack.
Montaje de los contenedores

Los camiones llevaron los contenedores a la obra de uno en uno y una grúa los elevó hasta su lugar y los fijó.
El nivel principal consta de cuatro contenedores y otros cuatro apilados encima para crear el nivel superior, con un sótano accesible situado debajo de las unidades. Al ser su primera casa de contenedores, Brie y Zack querían que la estructura principal fuera sencilla y, en cambio, elaborar el interior de la vivienda: "Lo tratamos como un proceso evolutivo: no tenemos que ir a por todas en la primera", razona Zack.
El centro de la polémica

Cuando los Smithey empezaron su proyecto, la ciudad de St. Charles no tenía ninguna ley que les impidiera construir una casa contenedor. Sin embargo, a medida que iban montando las unidades rojas, empezaron a llamar la atención: "No pensé que toda la ciudad fuera a opinar si les encantaba o la odiaban... solo estábamos construyendo nuestra casa", se encoge de hombros Zack.
Por desgracia, la ciudad acabó aprobando unas ordenanzas que hicieron casi imposible que nadie en el futuro siguiera los pasos de Zack y Brie.
La asociación perfecta

A pesar del furor local, el innovador proyecto de la pareja siguió adelante. Tuvieron que replantearse el diseño varias veces, intercambiando ideas hasta llegar a un plan que aprovechara el espacio de la forma más eficaz.
Zack explica: "Brie y yo formamos una buena pareja así: a mí se me ocurren ideas locas y ella las pone en contexto y me retuerce si me paso de la raya".
Una curva de aprendizaje

No obstante, Zack afirma que el proceso de construcción fue una curva de aprendizaje empinada: "Afronté cada reto según se me presentaba... el mayor reto físico fue cortar y retirar todas las paredes de acero porque era muy exigente físicamente".
Aparte de la ayuda de algunos amigos, Zack cargó con la mayor parte de la construcción él solo, salvo la fontanería, la electricidad y la calefacción. Eso supuso trabajar unas agotadoras 12 horas al día, siete días a la semana, durante el año y las dos semanas que tardó en terminar la casa.
Libertad financiera

Cuando la casa estaba a punto de terminarse, se añadieron al exterior ladrillos recuperados de una casa de 120 años de antigüedad, junto con unas inusuales ventanas invertidas.
Sorprendentemente, la construcción de la vivienda costó a la pareja solo $135.000 (unos 125.600 €), en gran parte debido a la cantidad de trabajo que realizaron ellos mismos. Financiaron el proyecto con los beneficios de sus reformas anteriores, lo que significa que ni siquiera tuvieron que pedir una hipoteca.
Ganarse a los escépticos

La impresionante casa contenedor de Zack y Brie se terminó el 20 de mayo de 2017, la mañana de su jornada de puertas abiertas. Más de 2.000 personas asistieron al acto, en el que se recaudaron unos $10.000 (unos 9300 €) para un refugio de animales local.
"Mucha gente nos dijo que había cambiado de opinión... que al ver el producto acabado les encantaba y que están muy contentos de que hayamos hecho esto en su comunidad porque es algo único que aporta algo a nuestra ciudad", dice Zack.
Fachada gráfica

Una vez terminada la casa, la pareja decidió dar al exterior de metal y ladrillo un cambio de imagen gráfico para disimular el desajuste de materiales: "Lo unificamos pintándolo con las rayas, así no te distraes con los materiales, simplemente se convierten en texturas diferentes", añade Zack.
Las ventanas invertidas se reflejaron en la pintura, mientras que las rayas se extienden por el camino de entrada como si se fundieran con la fachada.
Entrada encantadora

Con unos 944,9 metros cuadrados repartidos en tres plantas, Brie tomó la iniciativa en el diseño interior de la casa.
Al cruzar el umbral, esas llamativas rayas blancas y azul marino dominan también la entrada principal del sótano, y los tonos contrastados se mezclan juguetonamente al pie de la escalera. La planta baja también alberga el garaje, un lavadero y una acogedora sala de estar.
Sala de estar diáfana y espaciosa

Arriba, el nivel principal comprende una gran zona de estar y comedor de unos 89,2 m2, uno de los espacios favoritos de Zack: "Me encanta la apertura de la planta principal y la sensación que tienes cuando estás aquí".
La pareja reutilizó los suelos de madera originales de los contenedores, pero como estaban tratados con un pesticida, tuvieron que sellarlos con un epoxi a base de agua. Durante este proceso, utilizaron una espátula para imprimir carácter y dar a las tablas un aspecto desgastado.
Características arquitectónicas

Aunque se han utilizado paneles de yeso en algunas partes, se han dejado al descubierto franjas de la piel ondulada del contenedor: "Si vamos a construir con contenedores, queremos mostrar esa característica porque es mucho más atractiva que una simple pared plana", dice Zack.
Mientras tanto, el exterior metálico de la casa se recubrió con espuma aislante de célula cerrada para crear una barrera de vapor y ayudar a regular la temperatura interior : el metal es un gran conductor del calor, lo que puede dar lugar a zonas de estar frías en invierno y a un interior caluroso en verano.
Fuentes de calor innovadoras

Para que la casa estuviera cómoda todo el año, instalaron una bomba de calor Mitsubishi de bajo consumo y rejillas de ventilación en el suelo, mientras que en el piso de arriba, donde están los tres dormitorios, se añadieron unidades de aire acondicionado mini-split sin conductos. Inteligentemente, cada unidad puede controlarse individualmente, de modo que Brie y Zack solo calientan los espacios que realmente utilizan.
Un lienzo creativo

Al haber construido su casa desde cero, la pareja se encuentra en la posición única de haber creado casi todo lo que les rodea: "Toda la casa es como una escultura en la que vivimos", dice Zack.
Aunque el tejido de la casa es un escaparate de su creatividad, también es un lienzo para que Zack muestre su propio trabajo: "Me encanta que esta estructura no solo sea una obra de arte, sino que yo pueda llenarla con mi arte", añade.
Diseño de cocinas a medida

A la hora de diseñar su cocina, la pareja decidió deshacerse por completo de los armarios: "Las cosas se pierden en la parte de atrás, solo se usan unas pocas cosas en la parte de delante y es más difícil llegar a ellas", explica Zack.
Deseosos de conseguir un espacio aireado que no pareciera cerrado, optaron por estanterías abiertas y una gran isla de desayuno. Construyeron una despensa para guardar la comida y los utensilios de cocina fuera de la vista, manteniendo las superficies de la cocina despejadas y abiertas.
Centro de fiesta

En consonancia con la estructura reutilizada de la casa, la mayor parte del interior también está amueblado con materiales reciclados. Zack se topó con una fuente de 1,8 metros aproximadamente en una tienda de jardinería local, algo ante lo que la mayoría de los compradores no levantarían una ceja.
Sin embargo, los Smithey tienen práctica en ver los objetos no como son, sino por lo que podrían ser. Con un agujero en el centro y un desagüe, se convirtió en una cubitera para el ocio, con una mesa elevada hecha de un carrete de cable.
Ventanas de iglesia recuperadas

A pesar de ser una casa de nueva construcción, los espacios habitables del contenedor están impregnados de historia y carácter: "El uso de todos estos materiales reutilizados da a esta estructura una sensación de vida... parece como si se hubiera vivido en ella", reflexiona Zack.
En la planta principal, las ventanas de la iglesia, de 100 años de antigüedad, actúan como un elegante separador de ambientes entre la sala de estar de planta abierta y una acogedora zona de estar. Cuando se reformó una iglesia cercana, Zack y Brie se apresuraron a hacerse con los cristales históricos e integrarlos en su diseño.
Escalera recuperada

La columna vertebral de la casa, la magnífica escalera que conecta los tres niveles, es otro ejemplo de cómo la pareja ha insuflado nueva vida a elementos recuperados. Zack hizo los peldaños con grandes bobinas de cable de madera, cortando los discos por la mitad y colocando cada uno en un ángulo ligeramente distinto. En la foto, un antiguo pie de garra de una bañera conecta la barandilla al poste de soporte, mientras que unos faroles recuperados coronan cada poste.
Plano de planta que ahorra espacio

Arriba, el nivel superior alberga un cuarto de baño, un lavadero y tres dormitorios, incluida la suite principal.
Lo más notable es que esta planta alberga uno de los únicos pasillos de la casa. "Los pasillos son una especie de cosa inútil que se come el espacio del suelo, es solo una forma de ir de una habitación a otra, así que si puedo combinar las habitaciones sin tener pasillos se abre el espacio y tienes mucha más funcionalidad", explica Zack.
Fabulosa cama flotante

El espacioso dormitorio principal abarca toda la parte trasera de la casa. Cansado de cabeceros incómodos, Zack se puso a diseñar una cama innovadora para la habitación: "El cabecero tiene un ángulo de 45 grados para que puedas reclinarte fácilmente, en lugar de un diseño vertical estándar que te rompe el cuello". Anclada a la pared y al suelo, la cama parece desafiar a la gravedad, sobresaliendo en voladizo por encima del suelo de madera; es una de las piezas favoritas de Zack en la casa.
Reutilización radical

En el baño principal, el lavabo está suspendido de las cadenas de una vieja cosechadora, mientras que los lavabos son dos bañeras para pájaros recuperadas. Una de las características más intrigantes es que el espejo se rompió y se volvió a montar en la pared para abarcar el lavabo, con una pieza de madera pintada encajada en el centro para alargarlo.
Reunión en el patio trasero

El salón principal da al patio, situado en la ladera de la colina. Ideal para el entretenimiento al aire libre, el elegante bar Tiki se construyó con restos de madera y acero de la construcción de la casa, otro ingenioso ejemplo de la ética de los Smithey de reducir los residuos.
En el futuro, Zack y Brie tienen planes para transformar el tejado de la casa en una terraza; Zack dice que le gustaría construir un puente desde la cima de la colina hasta la azotea.
Un negocio floreciente

Desde que terminó su extraordinaria residencia, Zack incluso ha puesto en marcha un negocio de consultoría y diseño para ayudar a otros autoconstructores a crear sus propias casas contenedor.
En la foto, un proyecto que Zack diseñó y asesoró para un cliente de San Luis en 2022. Compuesta por cuatro contenedores de transporte de 40 pies, la habitación de tres niveles incluye tres dormitorios, tres cuartos de baño y un sótano con salida al exterior. Con su elegante exterior gris y su fachada con ventanas, nunca adivinarías las raíces industriales de esta casa.
Pensar con originalidad

Gracias a su determinación y a su pensamiento innovador, Zack y Brie dieron vida a una residencia única, y ahora ayudan a otros propietarios a hacer lo mismo.
“No sé si nuestra próxima casa será un contenedor... tenemos tendencia a no hacer lo mismo dos veces, a seguir evolucionando y creciendo", concluye Zack.
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