20 cosas que NUNCA debes hacer como huésped de una casa
Estas cosas pueden impedir que te vuelvan a invitar

Recibir invitados en casa es algo muy común en la cultura española y latinoamericana y, con un aluvión de fiestas y ocasiones sociales en nuestros calendarios, es importante crear una buena impresión para garantizar que las invitaciones sigan llegando. Ciertos comportamientos que tu grupo social podría pasar por alto en un bar o restaurante no serán apreciados cuando te reciban en casa.
Desde dejarte los zapatos puestos hasta no ayudar con los platos, sigue leyendo nuestra guía de las cosas que no debes hacer como invitado en casa, ordenadas de más a menos perdonables…
*Esta clasificación es puramente subjetiva según el equipo de loveMONEY.
Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, Redactora en Español para loveMONEY.
20. No utilizar posavasos

Las bebidas dejan marcas en sofás, suelos y mesas, así que, aunque no veas los posavasos, siempre es de buena educación comprobarlo antes de dejar la bebida. Existe la posibilidad de que tu anfitrión haya estado tan ocupado que se haya olvidado de ponerlos. Y, por supuesto, si hay posavasos, lo mejor es utilizarlos.
19. Dejar encendidas luces no utilizadas

Si necesitas utilizar el baño u otra habitación de la casa donde las luces no estaban encendidas antes de entrar, utiliza el sentido común y apágalas después de salir. Ninguno de nosotros quiere pagar por electricidad que no necesita, así que aplica las mismas normas que aplicarías en tu propia casa.
18. Poner los pies sobre los muebles

A los anfitriones les gusta que sus invitados estén relajados y se sientan como en casa, pero cuando estás en casa de otra persona deben aplicarse ciertas normas sociales. Poner los pies -posiblemente sucios- sobre los muebles puede traspasar los límites, así que sigue el ejemplo de tu anfitrión. Si te ofrecen el reposapiés, ¡probablemente tengas luz verde!
17. Tardar demasiado en el baño

A veces es inevitable, y poca gente te lo negaría, pero darse un baño de burbujas o navegar por el móvil durante horas puede sentar mal a tus anfitriones y a otros huéspedes "desesperados". Sobre todo si solo hay un cuarto de baño en la casa.
16. Dejar la tapa del váter levantada

Intenta dejar el retrete como lo encontraste, lo que significa comprobar si hay salpicaduras (y limpiarlas), volver a bajar el asiento y cambiar el rollo de papel higiénico si has utilizado el último. Son buenos modales básicos.
15. Olvidar quitarse los zapatos o limpiarse los pies

Aunque lleves zapatos de fuera en tu propia casa, nunca debes suponer que está bien hacerlo en la de otra persona. Es probable que tus anfitriones hayan pasado horas limpiando el suelo y pasando la aspiradora, así que ¿por qué querrían que tus zapatos llenos de barro lo estropearan todo?
Una de las primeras preguntas que debes hacer cuando te reciban dentro es un simple: "¿me quito los zapatos?" o, mejor aún, hazlo instintivamente. ¿Tienes los pies fríos? Ponte calcetines de toastie o incluso llévate un par de zapatillas.
14. Dejar pertenencias tiradas

Tanto si vienes de visita por una noche como si te quedas unos días, procura no esparcir tus pertenencias por la casa. Cuelga el abrigo a tu llegada y coloca los zapatos ordenadamente junto a la puerta. Si te quedas más tiempo, evita dejar ropa en el suelo del cuarto de baño u objetos personales esparcidos por las zonas de estar. Pregunta a tus anfitriones dónde guardar tus pertenencias para que no estorben y tu visita empiece con buen pie.
13. Accionar el mando a distancia del televisor

La gente puede ser muy territorial con sus mandos a distancia, así que cuando estés de invitado en casa de alguien, asegúrate de mantenerte a raya. Deja que un miembro de la familia tome la iniciativa, ya que es muy probable que su horario de TV no sea el mismo que el tuyo.
Hay pocas cosas tan molestas como verse obligado a ver los programas favoritos de otra persona en tu propia casa. Créenos, ¡nos ha pasado!
12. Volver con las manos vacías

Hace poco oímos la frase "nunca hay que llegar con los dos brazos en alto" y la visualización transmite perfectamente este sentimiento. Pregunta siempre a tu anfitrión con antelación si quiere que le lleves algo, ya sea una botella para la mesa o unos aperitivos antes de la cena.
Si insiste en que no necesita nada, considera la posibilidad de regalarle un ramo de flores o un dulce para agradecerle que haya facilitado el lugar.
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11. Comer y beber demasiado

Es estupendo apreciar la comida y la bebida que se ofrecen y a la mayoría de los anfitriones les encanta ver que los invitados disfrutan de su comida, pero hay un límite. Si hay otras personas, tu anfitrión solo dispondrá de una cantidad limitada de comida y bebida para repartir, así que toma solo la parte que te corresponda.
Esto es especialmente importante si tú mismo solo has aportado lo mínimo. Por ejemplo, ¡no lleves una botella de limonada y luego te zampes el Dom Pérignon de otro invitado!
10. No ofrecerte para fregar los platos (o apilar el lavavajillas)

Al final de la comida o incluso entre plato y plato, es de buena educación levantarse y empezar a ayudar a recoger los platos, aunque tus anfitriones insistan en que ellos pueden hacerlo. Incluso el pequeño acto de poner unos vasos en el lavavajillas demuestra que aprecias el esfuerzo que están haciendo. Además, con suerte, harán lo mismo en tu casa.
9. Pasar demasiado tiempo con el teléfono

Todos somos esclavos de nuestros teléfonos, pero es de mala educación mirarlos con demasiada frecuencia cuando estás en compañía. Puede ser necesario comprobar de vez en cuando si hay llamadas o mensajes -sobre todo si has dejado a los niños con una canguro-, pero es mejor guardarlo fuera del alcance de la tentación, en el bolso o en el abrigo.
Hacer scroll sin sentido sugiere aburrimiento, o que te has desconectado de la conversación, lo que ningún anfitrión aprecia de sus invitados.
8. Romper cosas

Los accidentes ocurren, pero muchos de ellos son evitables si tienes cuidado. Así que no cojas esa reliquia de valor incalculable para mirarla de cerca, ¡por si acaso!
Si rompes un vaso o una taza, debes actuar con rapidez y recoger los fragmentos antes de que alguien resulte herido, y si rompes algo, asegúrate de ofrecerte a sustituirlo.
7. Traer mascotas sin preguntar antes

Puede que adores a tu pequeño peludo y lo consideres parte de la familia, pero no todo el mundo piensa lo mismo. Tal vez tu anfitrión sea alérgico, tal vez alguien en su casa se ponga nervioso con los perros u otros animales, o tal vez simplemente no quiera la molestia.
En resumidas cuentas, si quieres llevar a tu mascota, debes preguntar primero a tu anfitrión y respetar su decisión. Lo mismo puede decirse de los niños, dependiendo de la ocasión.
6. Discutir con tu pareja

Puede que sea más fácil decirlo que hacerlo, pero intenta dejar en casa los problemas domésticos. Aunque tengas uno de esos días -¡todos los tenemos! - déjalo aparcado de momento y pon tu cara de juego para evitar que los demás invitados se sientan incómodos. Con suerte, lo habréis pasado tan bien que habréis olvidado por qué discutíais.
5. Manipulación del termostato

Tu anfitrión calienta su casa según sus preferencias. Quizá no sientan el frío tanto como tú o quizá les guste que su casa parezca una sauna. Incluso puede haber una razón de coste.
A menos que te pregunten específicamente si la temperatura es agradable, no toques el termostato y, en su lugar, ponte capas si crees que puedes tener algún problema.
4. Quedarte más tiempo del que te corresponde

¿Te lo has pasado bien? Sin embargo, todo lo bueno se acaba y siempre es mejor terminar bien.
Estate atento a las señales sociales que te indiquen que vuestro tiempo juntos está llegando a su fin. Puede que te hayan ofrecido un café, que veas un bostezo sutil o que alguien mencione que al día siguiente hay que madrugar. Que alguien te ofrezca otra bebida no significa que realmente quiera que te la tomes.
3. Desordenar

La mayoría de nosotros nos lanzamos a una misión de limpieza antes de que lleguen los invitados y, aunque el simple hecho de tener más gente en casa genera cierto desorden, es una falta de respeto hacer un desorden evidente sin limpiarlo.
Esto se aplica a bebidas derramadas, envoltorios desechados o niños demasiado entusiastas a tu cargo a los que les gusta sacar todos los juguetes que encuentran antes de pasar al siguiente.
2. Criticar la comida

¿No te gusta la elección de las verduras? ¿Crees que el curry es demasiado picante o no lo suficiente? Es de buena educación que te guardes tus opiniones. Esto no es un restaurante y tú no eres un crítico, simplemente come lo que puedas, agradéceselo amablemente a tu anfitrión y rechaza con tacto los segundos platos.
Tu necesidad de dar una opinión sincera no es ni de lejos tan importante como proteger los sentimientos de tu anfitrión.
1. Aparecer con invitados no deseados

Cuando invitas a alguien a tu casa, tienes que tener en cuenta el número de invitados. Si alguien se presenta con un invitado de más, corre el riesgo de avergonzar al anfitrión, que puede no tener suficiente comida o bebida para él, o incluso un sitio en la mesa.
En lugar de eso, llámales rápidamente o envíales un mensaje de texto con suficiente antelación para preguntar, ¡no esperes a estar ya de camino!
Trata SIEMPRE su casa como te gustaría que trataran la tuya

Recuerda que cuando estás en casa de otra persona, es su santuario. La decoración y el ambiente son su elección, así que aunque no sea de tu gusto, no tienes por qué decirlo.
Imagina lo dolido que te sentirías si alguien dijera algo negativo sobre tu casa, así que piensa antes de hablar. Tu anfitrión también quiere pasarlo bien, así que probablemente te agradecerá cualquier cosa que hagas para aliviarle la presión.
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