¿Haces esto mientras comes? 27 hábitos alimentarios que debes abandonar
Evita estos errores a la hora de comer

Todos tenemos algunos hábitos alimentarios que, en el mejor de los casos, son poco útiles o poco saludables, y en el peor, incluso nocivos. Desde pelar un plátano por donde no debes hasta cometer errores culturales que seguramente desconocías, es más fácil equivocarse de lo que crees. Estos son los hábitos que debes abandonar, junto con algunos trucos prácticos para que tus comidas sean más sanas y fáciles.
Adaptado al español por Sara Piquer Martí , Editora en Español para loveFOOD.
Utilizar palillos con la comida tailandesa

Este es un consejo para no ser culturalmente insensible con la comida tailandesa: si sigues las costumbres tradicionales, casi todos los platos tailandeses se comen con tenedor y cuchara, no con palillos. La única excepción son los platos de fideos.
Sazonar con sal sin probar antes los alimentos

A menudo es instintivo echar mano de la pimienta y la sal antes de probar la comida. Está bien añadir un condimento extra si realmente lo necesitas, pero tiene sentido probar el plato antes de empezar a echar sal. La mayoría de nosotros ya comemos demasiada sal; los británicos, por ejemplo, tienen una ingesta media de 8,1 g al día, frente a la cantidad recomendada de 6 g. En España la cifra aumenta: según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, se consume una media de 9,8 gramos al día. En otros países hispanoparlantes como México, la Secretaría de Salud del gobierno estima que se consume un 150% más de la sal recomendada. Es importante entender que consumir demasiada sal puede provocar hipertensión y otras enfermedades.
Cortar espaguetis con un cuchillo

Ningún italiano que se precie utiliza el cuchillo para comer pasta, sobre todo fideos largos y como los espaguetis o los tallarines. En lugar de eso, mete el tenedor en el plato de pasta, gira, pasa una cuchara por debajo para sujetar la pasta bien sobre el tenedor y come. Es fácil.
No masticar las ostras

Mucha gente dice que hay que tragarse las ostras enteras, sin masticar. Sin embargo, el cocinero de ostras Simon Lamont, de Dublín, dice que te estás perdiendo disfrutar realmente del producto si engulles una ostra de un trago. Recomienda masticar para experimentar todo el sabor "umami".
Utilizar un tenedor para comer mejillones en lugar de la concha

Hay una forma mucho más fácil de sacar los mejillones de sus conchas que utilizando un tenedor. Una vez extraído el primer mejillón, utiliza esa concha como pinza para sacar el siguiente. Es una herramienta orgánica que cumple a la perfección con su función.
Comer plátanos por el lado equivocado

Los plátanos crecen hacia arriba desde el tallo. Así que, si eres como la inmensa mayoría de las personas que abre un plátano por el extremo del tallo (como en la foto), lo estás haciendo al revés. La forma más fácil de comer un plátano es por el extremo opuesto (que en realidad es la punta). Apriétalo y luego pélalo como de costumbre utilizando el tallo para agarrarlo.
Dar la vuelta al pescado en un restaurante chino

En China, se considera que da mala suerte dar la vuelta a un pescado entero al servirlo en la mesa. Se piensa que voltear el pescado es como voltear el barco de los pescadores, así que estarías atrayendo mala fortuna para ellos. Así que, en lugar de darle la vuelta, mete la cuchara por debajo de las espinas centrales para raspar la carne de la parte inferior.
Poner salsas en las patatas fritas

Esto puede ser controvertido, pero si echas salsa de tomate como kétchup en las patatas fritas, probablemente las estés estropeando. Cualquier salsa puede hacer que la textura crujiente de las patatas cambie. Así que es mejor dejar los condimentos aparte.
Masticar haciendo ruido

Pregunta por ahí y verás que comer ruidosamente es uno de los hábitos alimentarios más denostados. Para las personas que padecen una enfermedad llamada misofonía, que es una fobia real a los ruidos repetitivos, puede inducir ansiedad y producir una reacción parecida a la respuesta de lucha o huida. Así que siempre es recomendable intentar comer con la boca cerrada, masticando bien, sin hacer ruido.
Comer la pizza sin doblarla

Los aficionados a la pizza conocen el verdadero secreto para comer pizza correctamente. Doblar una porción de pizza por la mitad mantiene todos los ingredientes y la salsa en su sitio, en lugar de dejar que la porción se hunda y los ingredientes se caigan.
Eligir un plato de curry demasiado picante

Puede que sientas que no estás siendo lo suficientemente valiente al elegir un plato que pique poco, pero optar por el curry más picante del menú bien podría arruinar tu comida. El picante con moderación sabe bien, además, puede acelerar tu metabolismo temporalmente, pero si abusas del picante, sentirás una sensación de malestar horrible en tu paladar. Se llevo a cabo un estudio para descubrir por qué el picante tenía esa capacidad de hacer que la gente se sintiera saciada al comerlo y se descubrió que la razón no era que afectara a hormonas del hambre como se pensaba, si no que provocaba síntomas como hinchazón o náuseas haciendo que se deje de comer por completo.
Mojar primero el arroz de sushi

Si mojas el arroz del sushi con salsa de soja, lo estás complicando todo demasiado. El arroz absorbe la salsa de soja y a menudo se deshace, haciendo que sea muy difícil comerlo. En lugar de eso, gira el sushi y moja el pescado o la cubierta vegetal en la salsa.
Comer sushi con jengibre y wasabi al mismo tiempo

Al comer sushi, el jengibre encurtido se utiliza como limpiador del paladar, por lo que no deberías comerlo en el mismo bocado que el wasabi. En lugar de eso, moja el sushi en salsa de soja, y luego añade una pequeña cantidad de wasabi a tu sushi. Come el jengibre entre las distintas piezas de sushi.
Usar palillos para comer dumplings o baos rellenos de sopa

Si utilizas solo los palillos para esos dumplings o baos tan populares que van rellenos de sopa o caldo (como los xiao long bao), puedes acabar escaldándote la boca con el líquido caliente y el relleno. Vierte los dumplings en una cuchara y libera el vapor dando un pequeño mordisco a un lado o en la parte superior.
Guardar naranjas para zumo en el frigorífico

Las naranjas son más fáciles de exprimir y extraer todo el zumo cuando están a temperatura ambiente, en lugar de frías (siempre puedes refrigerar el zumo después, o servirlo con hielo). Hacer rodar primero los cítricos sobre una superficie también ayuda a ablandar la pulpa para que el zumo se exprima más fácilmente.
Comer en movimiento

Una investigación ha descubierto que si estás distraído mientras comes -ya sea porque estás paseando, trabajando o viendo la tele- tenderás a comer más en ese momento, y también más tarde. Por difícil que sea, comer con atención, sentándote y concentrándote en la comida que tienes delante, probablemente sea mejor para tu salud.
Comer demasiado rápido

El problema de atornillar la comida es que a menudo consumirás muchas más calorías de las que necesitas antes de que tu cuerpo tenga la oportunidad de darse cuenta de que ya está lleno. El sistema digestivo tarda unos 20 minutos en transmitir al cerebro el mensaje de "estoy lleno", por lo que es importante tomarse su tiempo y acordarse de medir el grado de saciedad entre bocado y bocado", explica la dietista Helen Bond. "Así también es menos probable que sufras indigestión".
Llenarse de pan antes de la comida principal

Esto es algo muy típico en países como España, donde estamos acostumbrados a consumir pan como acompañamiento con casi cualquier comida. Sin embargo, comer demasiado pan antes de comer te hinchará demasiado y hará que comas menos del resto de alimentos. Una buena idea es sustituir el pan por un entrante más ligero. Si estás comiendo en un restaurante, puede que sea una buena idea pedir que no te traigan pan a la mesa, tal y como sugiere la dietista Helen Bond.
Comer queso antes del postre

Aunque seguramente los franceses no estarán de acuerdo: es mejor que dejes el queso para el final de la comida en lugar de intercalarlo entre el plato principal y el postre, como suelen hacer en Francia. Las investigaciones demuestran que masticar queso reduce la acidez de la boca (que puede ser alta después de un postre azucarado), reduciendo a su vez las probabilidades de sufrir caries.
Consumir demasiada carne procesada

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la carne procesada como carcinógena y afirma que 34.000 muertes anuales por cáncer en todo el mundo son atribuibles a dietas ricas en ella. La carne procesada incluye el jamón, los perritos calientes y el salami, de hecho cualquier carne salada, ahumada, curada o conservada de cualquier otra forma. Un buen consejo es acompañar la carne procesada con fruta y verdura, como espinacas y uvas negras, ricas en vitamina C y polifenoles. Éstos impiden que los nitritos de la carne curada se transformen en nitrosaminas cancerígenas.
Comer demasiado tarde por la noche

Esto es algo complicado si vives en España ya que nuestros horarios de comida tienden a ser bastante tarde: comer a las dos de la tarde y cenar a las nueve o incluso las diez de la noche. Sin embargo, las pruebas no están nada claras, pero algunos estudios sugieren que las personas que comen más tarde tienden a engordar más. Desde luego, parece lógico ingerir más calorías a primera hora del día, cuando tienes la oportunidad de estar activo. Comer antes también te ayudará a prevenir la indigestión durante la noche. Según la Clínica Cleveland, para evitar la acidez estomacal debes esperar al menos tres horas después de comer para acostarte. Lo ideal es que tu cena no contenga más de 500 calorías y 20 g de grasa.
Picar todo el día

Antes se pensaba que comer poco y a menudo era mejor para controlar el hambre, pero un estudio reciente en hombres con obesidad y prediabetes descubrió que comer solo en un periodo de ocho horas al día reducía significativamente los niveles de insulina y la sensibilidad a la insulina, además de mejorar la tensión arterial, en comparación con comer repartido en 12 horas. "Como mínimo, no picar entre horas permite al cuerpo entrar en el estado de ayuno, que ahora sabemos que es más saludable", explica la dietista Dra. Schenker.
Utilizar cuencos demasiado grandes

Independientemente de lo lleno que esté de comida, comerás más alimentos como dulces y aperitivos de un cuenco grande que de uno más pequeño, según han descubierto unos investigadores. Lo mismo ocurre si te zampas un paquete familiar de patatas fritas o aperitivos: para comer de forma más saludable, porciona una ración en un recipiente más pequeño.
No filtrar el café

Si te preocupa la salud del corazón, no te haces ningún favor si bebes cafetière (café de prensa francesa), café turco o café hervido escandinavo. Todos estos tipos de café, y el expreso en menor medida, contienen niveles mensurables de aceites de café conocidos como cafestol y kahweol que, según los estudios, elevan el colesterol. El café filtrado con papel o el café instantáneo no contienen estos compuestos que elevan el colesterol.
No acordarse de masticar, masticar, masticar

Masticar bien puede significar que comes menos, ayudando a mantener tu peso bajo control. Los investigadores descubrieron que las personas comían un 10% menos de panecillos de pizza, lo que corresponde a 70 calorías menos, cuando aumentaban a la mitad el número de mordiscos. Cuando duplicaban su masticación, comían un 15% menos de alimentos y 112 calorías menos.
Comer en tu mesa de trabajo

Comer en tu mesa de trabajo podrá parecerte una buena idea si tienes mucho trabajo pendiente, pero las investigaciones han demostrado que cualquier miga o resto de comida que pueda caer sobre tu teclado se puede acabar convirtiendo en un caldo de cultivo para bacterias resistentes a los antibióticos, como el Staphylococcus aureus y la E. coli. Por no mencionar que es probable que tu ordenador se estropee por completo si le cae algún líquido por encima. Lo mejor, también para la salud mental, es comer en un sitio diferente de tu espacio de trabajo y, mejor aún, si puedes salir a tomar el aire y disfrutar de ese merecido descanso.
No darle la vuelta a la hamburguesa

Solemos comer la hamburguesa con la parte más gruesa del pan en la parte superior, pero a menudo es mejor comerla boca abajo. El pan sobrante absorbe los jugos y sabores y evita que la parte inferior, normalmente más fina, quede empapada.
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