El icono del cine británico-estadounidense Elizabeth Taylor comenzó su carrera como estrella infantil en la década de 1940, y su gran salto a la fama llegó con National Velvet (1944). La dos veces ganadora del Óscar a la mejor actriz es famosa por películas como La gata sobre el tejado de zinc (1958), Butterfield 8 (1960), Cleopatra (1963) y ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966).

Aunque alcanzó su apogeo durante la época dorada de Hollywood, Taylor siguió trabajando de forma constante hasta la década de 2000, antes de retirarse para dedicarse a la filantropía. En el momento de su muerte, en 2011, su patrimonio neto se estimaba en 600 millones de dólares (550 millones de euros), lo que equivaldría a unos 856 millones de dólares (785 millones de euros) en la actualidad.

Esa asombrosa fortuna significa que, si Taylor estuviera viva hoy, sería la actriz más rica que se ha hecho a sí misma, con una fortuna derivada principalmente de la interpretación. El título lo ostenta actualmente Reese Witherspoon, con un patrimonio neto estimado de 440 millones de dólares (404 millones de euros). Witherspoon es famosa por sus papeles en películas como Una rubia muy legal (2001) y Walk the Line (2005) y en la serie de televisión The Morning Show.

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