20 productos que hoy cuestan mucho más que hace 10 años
Hace 10 años eran mucho más baratos
¡Qué diferencia hace una década! En los últimos 10 años, los precios han aumentado en una amplia gama de productos, desde básicos de uso diario hasta artículos de lujo, mientras que el valor de muchos activos con mucha demanda se ha disparado.
Impulsados por factores que van desde la inflación pospandemia hasta las crisis climáticas, los cambios en las cadenas de suministro y el auge de la demanda, los costes se han transformado en todos los ámbitos.
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses. Las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
19. El café
¿Te preguntas por qué tu café tostado favorito del supermercado o tu café con leche en la cafetería se han encarecido tanto? Los precios mundiales del café al por mayor se han más que duplicado desde 2015, debido sobre todo a las malas condiciones meteorológicas y al aumento de la demanda.
Las sequías provocadas por el cambio climático y otros fenómenos adversos en las principales zonas de cultivo han dado lugar a cosechas escasas, mientras que la demanda en países como China no deja de crecer. Al mismo tiempo, el aumento de los costes de producción y el comercio especulativo han contribuido a que el precio suba aún más.
18. El chocolate
El cacao cuesta hoy más del doble que hace una década. Los precios se han disparado en los últimos años porque enfermedades en las plantas y fenómenos meteorológicos extremos, agravados por el cambio climático, han devastado los cultivos de África Occidental, que suministra más del 70% del cacao mundial. Si a eso le sumamos la subida del azúcar y la leche, no sorprende que tu tableta de chocolate favorita se haya convertido en un lujo.
Además de encarecerse por encima de la inflación general, grandes marcas como Milka, Nestlé, Ferrero o Lindt han recurrido a la estrategia de la “shrinkflation”: reducir el tamaño de sus productos sin bajar el precio. El resultado: los amantes del chocolate pagan más por menos.
17. El menú de McDonald's
La comida rápida, que ya no resulta tan barata como antes, se ha encarecido en la última década. Un estudio del portal financiero estadounidense FinanceBuzz sobre las principales cadenas de comida rápida señala que McDonald’s encabeza la lista: sus precios en EE.UU. se duplicaron entre 2014 y 2024, y han seguido subiendo de forma notable. En otros mercados, como el de España, el precio de la famosa hamburguesa Big Mac era de 4,25 € en 2015, según El Confidencial, mientras que hoy en día, ese mismo menú Big Mac puede llegar a costar hasta 10,55 €.
La compañía atribuye esta subida a mayores costes de producción y a su negativa a comprometer la calidad. Aun así, su director ejecutivo, Chris Kempczinski, ha reconocido que el menú es ahora demasiado caro y la cadena ha anunciado planes para reducir los precios de los menús combinados en EE.UU.
16. El bitcoin
El auge del bitcoin desde 2015 ha sido sencillamente espectacular. A finales de agosto de aquel año, una moneda costaba 224 dólares (205 euros). En 2025, una sola moneda se cotiza en torno a los 108.367 dólares (99.419 euros), lo que supone un incremento de aproximadamente el 50.000%.
El ascenso meteórico del bitcoin se ha visto impulsado por su límite máximo de suministro, su creciente aceptación como “oro digital” y la entrada masiva de capital institucional. A todo ello se suman las oleadas de especulación, que han disparado los precios hasta niveles astronómicos.
15. El oro
El oro, considerado el activo refugio por excelencia —es decir, una inversión a la que recurren los ahorradores e instituciones en tiempos de crisis porque mantiene o aumenta su valor—, no ha registrado las ganancias explosivas del bitcoin, pero su rendimiento en la última década ha sido muy notable. Desde 2015, su precio prácticamente se ha triplicado, alcanzando máximos históricos este mismo año.
El mayor repunte se produjo en 2023 y 2024, impulsado por la inestabilidad económica mundial y por las compras récord de los bancos centrales, que dispararon la demanda. Aunque ese impulso se ha moderado ligeramente, el precio del metal precioso sigue en niveles excepcionalmente altos.
14. La plata
Con el precio de la plata multiplicado por dos y medio desde 2015, la compañera del oro ya no resulta tan barata hoy en día.
Mientras que el valor del oro se debe en gran parte a su papel como activo refugio, la evolución de la plata está más vinculada a la demanda industrial. Y esa demanda se ha disparado, ya que el metal se utiliza en una amplia gama de tecnologías, desde paneles solares y teléfonos móviles hasta aplicaciones médicas emergentes.
13. El petróleo
En 2015, el exceso de oferta provocó un desplome del precio del petróleo. De hecho, entre 2014 y 2016 llegó a caer alrededor de un 70%, una de las bajadas más pronunciadas y rápidas de la historia moderna.
Los precios se recuperaron a finales de los 2010, cayeron bruscamente durante los primeros meses de la pandemia y se dispararon tras los confinamientos de 2022. Desde entonces han tendido a moderarse, pero el precio actual —68,1 dólares (62,5 euros) por barril— sigue siendo muy superior al de 2015, incluso teniendo en cuenta la inflación.
12. Las acciones de Nvidia
La empresa fabricante de chips Nvidia se ha convertido en la acción con mejor rendimiento de la última década: su precio se ha disparado más de un 31.000% desde 2015, para deleite de los inversores que apostaron a largo plazo.
El gran salto llegó en 2022, cuando sus procesadores se consolidaron como la columna vertebral de la revolución de la inteligencia artificial. Tras un tropiezo a comienzos del 2025, la acción ha vuelto a dispararse, situando a Nvidia como la estrella indiscutible del sector de los semiconductores.
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11. Los alquileres
Los precios de los alquileres residenciales han subido en todo el mundo durante la última década, con aumentos espectaculares en algunas ciudades. En Lisboa, por ejemplo, se han duplicado desde 2015, a medida que la capital portuguesa se convertía en destino favorito de los llamados nómadas digitales. En Berlín también se han duplicado, pese a la introducción de un control de los alquileres hace diez años.
Las subidas han superado con creces la inflación en ciudades como Barcelona, Mánchester, Chicago, Adelaida y muchas otras, lo que ha llevado al límite el presupuesto de los inquilinos.
10. Entradas a parques temáticos Disney
Disfrutar de la magia de Disney se ha vuelto mucho más caro en los últimos 10 años. Un análisis reciente del portal financiero estadounidense FinanceBuzz sobre los 20 parques temáticos más visitados de Norteamérica reveló que Disney lidera las subidas de precios desde 2015.
Mientras que la inflación nacional en ese periodo fue del 36%, el precio de las entradas a los parques de Disney en EE.UU. ha subido un 69%, y las tarifas de aparcamiento han aumentado nada menos que un 91%. Entre los parques individuales, las entradas para Disney’s Hollywood Studios son las que más se han encarecido, con un aumento del 79%. En el extremo contrario se encuentra el controvertido SeaWorld San Diego, que en realidad ha reducido las tarifas de entrada en un 13% desde 2015.
9. Las suscripciones de Netflix
La suscripción estándar sin publicidad a Netflix se ha más que duplicado en muchos países desde 2015. Ese mismo año, el entonces director ejecutivo Reed Hastings prometió que “no habría publicidad… y punto”. Su sucesor, Ted Sarandos, cambió esa postura y en 2022 lanzó planes más baratos con anuncios, mientras situaba las tarifas sin publicidad en el terreno premium.
Hace una década, Netflix decidió duplicar su producción propia tras iniciar una campaña de gasto masivo. En 2015 invirtió 4.600 millones de dólares (4.200 millones de euros) en nuevas series y películas, superando incluso a grandes cadenas tradicionales, incluida la BBC británica. Este año, el gasto anual ha ascendido hasta los 18.000 millones de dólares (16.500 millones de euros), lo que ayuda a explicar por qué los usuarios que evitan los anuncios pagan ahora precios tan altos.
8. Las entradas para conciertos
Los Swifties, el BeyHive e incluso los veteranos fans de Oasis y Coldplay —que no suelen tener problemas económicos— también se han visto afectados por la fuerte subida del precio de las entradas en la última década. Según la empresa estadounidense Pollstar, que analiza las 100 giras más importantes del mundo, el precio medio ha aumentado más de un 50% desde 2015, superando la inflación en torno a un 12%.
El auge de la música en directo tras la pandemia, impulsado en gran parte por la generación Z, junto al incremento de los costes de producción y la implantación de sistemas de precios dinámicos, han contribuido a este encarecimiento, que no parece que vaya a disminuir.
7. Las entradas para el Gran Premio de EE.UU.
Asistir a un gran evento deportivo en EE.UU. era mucho más barato hace 10 años. Según un análisis reciente de la casa de apuestas estadounidense Hard Rock Bet —especializada en datos deportivos— sobre los 47 eventos más populares del país, el Gran Premio de Fórmula 1 de EE.UU. es el que más se ha encarecido: el precio de las entradas ha subido más de un 400% desde 2015.
En segundo lugar, están las entradas para la Super Bowl, la final del campeonato de fútbol americano de la NFL, que han aumentado un 215%. Otros 18 eventos deportivos de primer nivel (desde partidos de la NBA hasta torneos de béisbol) han duplicado como mínimo sus precios en la última década.
A modo de referencia, en España el Gran Premio de Fórmula 1 de Montmeló (Barcelona) también ha registrado importantes subidas de precio en los últimos años, aunque sin alcanzar los incrementos desorbitados de EE.UU.
6. Los precios de las entradas deportivas
En la temporada 2015/16, los abonos más caros ya suponían un gasto considerable en los grandes clubes de LaLiga. En el Real Madrid, un asiento en la tribuna lateral oeste del Bernabéu costaba unos 1.850 euros (2.020 dólares), mientras que en el FC Barcelona el abono de tribuna rondaba los 1.100 euros (1.200 dólares).
Diez años después, las cifras son mucho más altas. Para la temporada 2025/26, el abono de tribuna del Real Madrid alcanza los 3.100 euros (3.420 dólares), lo que supone un aumento de casi el 70%. En el caso del FC Barcelona, el mismo tipo de asiento se sitúa ya en torno a los 1.800 euros (1.985 dólares), lo que representa una subida cercana al 65%.
5. Las rinoplastias en España y Latinoamérica
En España, una rinoplastia estética básica costaba entre 4.500 y 6.000 euros en 2015. Según Estética Madrid —una clínica especializada en cirugía estética con sede en la capital—, ese era el rango habitual en centros de prestigio. Hoy, los precios rondan los 6.000-10.000 euros. Tal y como explica el cirujano Miguel Fernández Calderón en su portal profesional, el incremento se debe al mayor coste de materiales, anestesia y personal sanitario. Esto implica una subida mínima del 33% y que puede superar el 65% en cirugías de mayor complejidad.
En Latinoamérica, los precios han sido históricamente más bajos, aunque también han subido. En México, según Top Plastic Surgeons Mexico —una plataforma médica privada—, una rinoplastia costaba entre 2.500 y 3.000 dólares (2.300-2.750 euros) en 2017-2018. En Colombia, de acuerdo con TopDoctors Colombia —un directorio médico especializado en salud privada—, en 2019 la intervención se situaba en torno a 2.800-4.500 dólares (2.570-4.130 euros).
Hoy, los precios en ambos países se han incrementado. En México, el portal médico Bookimed sitúa el rango actual entre 3.000 y 5.000 dólares (2.750-4.580 euros), mientras que el cirujano plástico Rubén Almanza estima que en Colombia la cifra puede llegar hasta los 6.500-7.000 dólares (5.950-6.420 euros) para procedimientos más complejos. Esto supone subidas de entre un 20% y un 50% en menos de una década.
4. Las pinturas de Jean-Michel Basquiat
En lo que respecta a las mayores ganancias del mercado del arte, pocos artistas se han revalorizado tanto en la última década como Jean-Michel Basquiat.
El acontecimiento más destacado fue la venta en 2017 de su cuadro Untitled, de 1982, por la impresionante cifra de 110,5 millones de dólares (101 millones de euros), lo que equivale a 150 millones de dólares (138 millones de euros) en la actualidad. Desde entonces, las obras de Basquiat han alcanzado constantemente cifras enormes, impulsadas por la incesante demanda de los coleccionistas de sus obras vanguardistas, inspiradas en el graffiti.
3. Los bolsos Birkin de Hermès
El bolso Birkin original de Hermès, creado en 1985 para la cantante y actriz anglo-francesa Jane Birkin, se subastó a principios de este año por 10,1 millones de dólares (9,3 millones de euros), batiendo el récord del bolso más caro jamás vendido en una puja. Los modelos vintage se han revalorizado de forma notable con el paso de los años, y los precios de venta al público de los modelos nuevos han seguido la misma tendencia al alza.
En 2015, un Birkin 25 en piel de Togo costaba 5.850 dólares (5.367 euros), mientras que el precio de catálogo oficial era de 7.800 dólares (7.156 euros). Hoy, ese mismo bolso se vende por 12.700 dólares (11.651 euros), lo que supone un aumento del 63% por encima de la inflación.
2. El auténtico Parmigiano Reggiano
El auténtico Parmigiano Reggiano, que cuenta con denominación de origen protegida (DOP) según la legislación de la Unión Europea, ha disparado su precio desde 2015. En Italia, el aumento de los costes ha ejercido una fuerte presión al alza: en el caso del queso con menos de un año de maduración, el precio ha subido un 79%, lo que supone un 37% más que la inflación.
Los mercados internacionales se han visto aún más afectados. En EE.UU., los compradores pagan precios más altos por los aranceles introducidos durante la administración Trump, mientras que, en el Reino Unido, los consumidores sufren el encarecimiento debido a los trámites burocráticos posteriores al Brexit. A pesar de estas dificultades, las ventas de Parmigiano Reggiano han alcanzado cifras récord, lo que demuestra que los consumidores están dispuestos a pagar un sobreprecio por lo que consideran un producto de calidad superior.
1. Los precios del arroz en Japón
El arroz, alimento básico en la dieta japonesa, ha subido espectacularmente de precio desde 2015. Solo en el último año su coste prácticamente se ha duplicado: las olas de calor extremas, agravadas por el cambio climático, han arruinado las cosechas, mientras que las compras motivadas por el pánico en 2024 —cuando se temía la llegada de un gran terremoto— redujeron aún más la oferta disponible.
Ante la indignación de la población, el Gobierno japonés ha tratado de contener la escalada liberando reservas de emergencia y revirtiendo una política que animaba a los agricultores a diversificar cultivos en lugar de centrarse en el arroz.
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