Antaño abandonados y olvidados, muchos edificios patrimoniales han sufrido el paso del tiempo, llegando en numerosos casos a estar a punto de derrumbarse o incluso a ser demolidos.

Sin embargo, unos pocos afortunados han sido restaurados con mimo y adaptados para usos modernos, con resultados realmente impresionantes. Te invitamos a descubrir seis edificios históricos que lograron escapar de la ruina para brillar de nuevo.

Haz clic o desplázate para ver su espectacular evolución...

Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.

Situado en Flinton Street, el Royal Hospital for Women ha sido un punto de referencia local de la ciudad de Paddington, Nueva Gales del Sur, desde su construcción alrededor de 1901.

Anteriormente conocido como Benevolent Asylum (“el asilo benevolente”), el edificio se construyó para ofrecer atención médica a mujeres pobres y marginadas, la mayoría de ellas migrantes solteras, según la Fundación del Hospital Real para Mujeres.

Las enfermeras que trabajaban en el hospital atendían miles de ingresos cada año y, en 1905, se inauguraron nuevas salas y quirófanos y se iluminaron los pasillos con electricidad.

El Dr. John Cadell Windeyer abrió aquí la primera clínica prenatal de Australia y sus enseñanzas dieron forma a las prácticas de obstetricia en la región.

En 1997, el Royal Hospital for Women se trasladó a su ubicación actual en Randwick, un suburbio de Sídney, dejando vacío el edificio del hospital. Sin embargo, por suerte, no estuvo vacío mucho tiempo y se salvó de un destino incierto...

En año 2000, el antiguo hospital se convirtió en viviendas como parte del aclamado proyecto urbanístico Paddington Green.

Varias empresas locales, entre ellas Allen Jack+Cottier Architects, colaboraron en este gigantesco proyecto, que convirtió antiguos edificios y terrenos industriales en hermosas viviendas y frondosos parques comunitarios.

Los apartamentos del interior del edificio histórico son únicos y de diferentes tamaños. Este penthouse de 580 metros cuadrados ocupa toda una planta y cuenta con cuatro terrazas de madera independientes, una envidiable sala de estar diáfana y techos de 3 metros de altura.

Quizás no sea de extrañar, teniendo en cuenta sus enormes proporciones, su historia única y sus vistas de 360 grados, que la vivienda se vendiera en junio de 2023 por la increíble cifra de 20 millones de dólares australianos (11,2 millones de euros).

Todas las zonas de comedor y salón se abren a una terraza, por lo que hay muchos lugares para recibir invitados o simplemente sentarse a disfrutar de una comida preparada en esta elegante cocina, como se muestra en este vídeo de The Agency Real Estate en YouTube.

Decorada en mármol de Calcuta, con una isla de tres metros de largo, electrodomésticos de marcas de lujo —como Gaggenau y Mila — y una amplia despensa, la cocina disfruta también de techos altos y de la misma distribución diáfana que el resto del apartamento.

Este dormitorio principal ovalado cuenta con un cuarto de baño muy luminoso y puertas francesas que dan a un balcón privado con increíbles vistas de Sídney. Hay tres dormitorios y baños más, así como un garaje con espacio para cinco coches.

Los residentes del edificio tienen acceso a un gimnasio, una piscina y un jacuzzi, así como a las animadas tiendas, cafeterías y parques de Paddington.

Construida entre 1929 y 1935, la central eléctrica de Battersea es sin duda uno de los monumentos más emblemáticos de Londres.

Situada en la orilla sur del río Támesis, en el distrito londinense de Wandsworth, la propiedad tiene una historia rica e importante, por no mencionar su fachada verdaderamente emblemática.

Durante su apogeo, la central térmica de carbón suministraba una quinta parte de la energía de la ciudad, e incluso proporcionaba electricidad a algunos de los monumentos más importantes de Londres, como el Palacio de Buckingham y el Parlamento.

Construida por la London Power Company, permaneció en activo hasta 1975, cuando fue clausurada definitivamente.

En 1980, esta icónica central eléctrica fue incluida en la Lista del Patrimonio Nacional de Inglaterra y, en 2007, recibió la clasificación de edificio protegido de grado II, una designación británica que la protege legalmente de la demolición y reconoce su valor histórico y arquitectónico.

A pesar de ello, el hermoso edificio quedó abandonado y rápidamente cayó en estado de deterioro, hasta que un equipo de promotores inmobiliarios decidió rescatarlo...

¿Te gusta? Haz clic en el botón "Me gusta" arriba. Y haz clic en el botón "Seguir" arriba para leer más historias interesantes de loveMONEY.

En 2012, la central eléctrica de Battersea fue adquirida por SP Setia, Sime Darby Property y el Fondo de Previsión de los Empleados por 500 millones de libras (581 millones de euros).

Al año siguiente, se inició un amplio proyecto de rehabilitación con el objetivo de transformar las 17 hectáreas que rodean la central eléctrica en una nueva comunidad de viviendas, restaurantes y espacios verdes. Por supuesto, el edificio histórico en sí mismo desempeñaría un papel fundamental en el rediseño.

El proyecto convirtió este emblemático edificio en 250 apartamentos de lujo, mientras que los terrenos circundantes se urbanizaron para incluir un total de 800 nuevas viviendas, así como oficinas, cafeterías y negocios independientes.

Afortunadamente, debido a la condición de edificio protegido, se ordenó a los promotores que conservaran su estructura Art Déco, sus seis millones de ladrillos y sus emblemáticas chimeneas, cada una de las cuales se eleva 49 metros en el aire.

Ahora completado, el proyecto de rehabilitación es uno de los más exitosos de su tipo.

Hoy en día, el edificio alberga tiendas y restaurantes en las plantas bajas, y apartamentos de lujo en las superiores. Estos combinan toques contemporáneos con el encanto de la época. Además de los ladrillos vistos y la estructura de acero originales del edificio, cada apartamento cuenta con ventanas de acero que van del suelo al techo y electrodomésticos de última generación.

El antiguo líder de la banda The Police, Sting, fue uno de los primeros residentes de este emblemático edificio.

El Buffalo State Asylum, que data de finales del siglo XIX, fue diseñado por el distinguido arquitecto Henry Hobson Richardson en el estilo que lleva su nombre: el románico richardsoniano.

El extenso complejo fue la principal institución psiquiátrica del estado durante más de cien años.

El imponente hospital psiquiátrico de Buffalo cerró sus puertas en los años 70 y quedó prácticamente abandonado, a pesar de haber sido declarado Monumento Histórico Nacional de EE.UU. en 1986.

El espeluznante edificio abandonado, del que se dice que es un hervidero de actividad paranormal, se convirtió rápidamente en un imán para los cazadores de fantasmas y los exploradores urbanos.

En 2006, una demanda presentada por una sociedad de conservación local obligó al estado de Nueva York a conservar el edificio histórico en peligro de desaparición.

Los edificios se estabilizaron, se ajardinaron los terrenos y se anunciaron planes para transformar parte del antiguo hospital en un hotel y centro arquitectónico.

La primera fase de la espectacular transformación se completó en abril de 2017 y el Hotel Henry, con 88 habitaciones, abrió sus puertas al público poco después.

Un elegante vestíbulo de cristal y acero adorna el complejo renovado, pero los promotores han tenido cuidado de preservar su integridad histórica.

El estudio de arquitectura neoyorquino Deborah Berke Partners colaboró con la agencia de conservación histórica Goody Clancy en el proyecto de renovación.

Así, supervisaron la minuciosa restauración de una serie de elementos originales, como las cornisas, los azulejos y la gran escalera principal.

Este impresionante hotel lleno de luz cuenta con su propio restaurante, que sirve delicias de origen sostenible, sin olvidar un gimnasio, espacio de oficinas, salas de conferencias y un centro de arquitectura.

Lo mejor de todo es que, desde la espectacular remodelación, los avistamientos fantasmales han sido muy escasos.

La Torre Hadlow, también conocida como May's Folly, es una torre victoriana temprana situada en el pueblo inglés de Hadlow, Kent, construida en 1838 para el excéntrico industrial Walter Barton May como ampliación de su casa de campo del siglo XVII.

Con 51 metros de altura, la estructura es una de las torres góticas victorianas más altas del mundo y la más alta del Reino Unido.

La propiedad fue vendida en 1868 y acabó en manos de la familia Pearson. Durante la Segunda Guerra Mundial, la torre se usó como puesto de vigilancia para el Cuerpo de Observadores y la Guardia Nacional. Aunque la Luftwaffe lanzó varias bombas en los campos cercanos, el castillo y su imponente torre nunca fueron alcanzados.

Los Pearson abandonaron la propiedad en 1946, y la casa fue demolida en 1951, pero la torre fue declarada monumento histórico y se salvó. Sin embargo, sufrió graves daños durante la gran tormenta de 1987. La linterna octogonal de 12 metros que coronaba la torre fue retirada, dejando la estructura en estado ruinoso.

La torre de cuento de hadas tuvo varios propietarios durante la segunda mitad del siglo XX. El ayuntamiento dictó una orden de expropiación sobre la propiedad en 2010 después de que, según se informa, el propietario, que había vivido allí durante 20 años, no pudiera hacer frente a los 4 millones de libras (4,46 millones de euros) que costaban las reparaciones.

La torre fue entonces comprada por Vivat Trust, una organización benéfica dedicada a la conservación. Se invirtieron 3,9 millones de dólares (3,41 millones de euros) de fondos públicos en la restauración de la torre, que se abrió al público en 2013.

Pero su reinvención como atracción turística no duró mucho. Vivat Trust entró en liquidación en 2015 y se vio obligada a vender la torre renovada, comercializando la propiedad como una casa peculiar.

Con cuatro dormitorios, una impresionante escalera y vistas panorámicas del pueblo de Hadlow, el interior está adornado con ventanas de estilo gótico y detalles en madera color miel, complementados con elementos ornamentados como chimeneas de ladrillo arqueadas y lámparas de araña.

La torre fue adquirida por el banquero Christian Tym por la módica suma de 425.000 libras esterlinas (494.000 euros). Tras restaurar el edificio, incluyendo la conexión de las ocho plantas con un ascensor con todos los servicios, Tym volvió a poner la propiedad a la venta solo un año después por 2 millones de libras (2,36 millones de euros), pero no encontró ningún interesado.

Se volvió a poner a la venta en 2020, esta vez por poco menos de 1,5 millones de libras (1,75 millones de euros), pero no está claro si se encontró un comprador. A pesar de ser de propiedad privada, la torre se abre al público ocasionalmente.

Este llamativo edificio se construyó originalmente como panadería a principios del siglo XX, pero se amplió en 1921 y funcionó como fábrica de ropa hasta finales de la década de 1980.

Después, el histórico y llamativo edificio quedó vacío y abandonado, hasta que una pareja local compró la propiedad en 1994 por solo 650.000 dólares australianos, lo que equivaldría a alrededor de 1,4 millones de dólares australianos (785.000 euros) si se ajusta a la inflación actual.

Situada en el bohemio barrio de Newtown, esta antigua propiedad industrial es ahora una impresionante vivienda considerada una de las más magníficas de la zona, y no es de extrañar. La propiedad sigue conservando su emblemática fachada, pero el interior del antiguo almacén y panadería ha sido meticulosamente rehabilitado.

Demostrando que los edificios antiguos y en desuso pueden salvarse y transformarse en algo hermoso, este espacio es ahora una de las casas más impresionantes en las que hemos entrado.

Esta singular casa histórica ocupa una enorme parcela de 508 metros cuadrados y cuenta con casi 900 metros cuadrados de espacio interior y exterior distribuidos en dos plantas. En el interior, todas las estancias presentan elementos industriales y características originales, como columnas de acero estructural, vigas vistas y paredes de ladrillo.

En septiembre de 2020, esta increíble propiedad batió todos los récords locales al venderse por 5,8 millones de dólares australianos (3,24 millones de euros). Los nuevos propietarios rehabilitaron el espacio con la ayuda del Anna-Carin Design Studio, que transformó la casa, muy deteriorada por el paso del tiempo, en un espacio elegante y sofisticado.

El edificio ha sido cuidadosamente reformado para adaptarse a las necesidades de la vida moderna sin restarle valor a su patrimonio.

La vivienda necesitaba una “reconfiguración, restauración y rediseño completos" para crear un hogar acogedor para una familia. Para ello, la firma Anna-Carin Design unió las dos mitades del edificio, la tienda de la esquina de 1909 y el almacén contiguo de 1922, y conservó el aspecto industrial mediante la incorporación de ventanas y puertas con marcos metálicos hechos a medida y la reutilización de los ladrillos originales.

"Es un pequeño guiño a la esencia industrial del almacén, pero con delicados detalles femeninos como los hermosos azulejos, el mármol y la piedra", explicó Anna-Carin a Homes to Love, una revista australiana de diseño y estilo de vida en el hogar.

Aunque esta insólita vivienda cuenta con cinco amplios dormitorios y seis cuartos de baño, el interior mantiene una "sensación de hogar" y de intimidad gracias, en parte, al patio central, que crea un ambiente acogedor.

Con una piscina al aire libre, zonas de descanso y una exuberante vegetación, este patio al aire libre es un paraíso privado en el corazón de una de las ciudades más bulliciosas de Australia.

El arquitecto paisajista Asher Cole trasladó tres olivos de 40 años al patio y añadió un huerto de verduras y hierbas aromáticas en la azotea para atraer la fauna silvestre y enfatizar la sensación de tranquilidad de este oasis urbano.

Este imponente edificio es conocido como el Coloso de Prora. Se encuentra en la isla alemana de Rügen, con vistas a las playas de arena blanca y al mar Báltico, pero su idílica ubicación contrasta con su oscuro pasado.

En la foto, en construcción en 1937, Prora fue construido por la división "Fuerza a través de la alegría", una organización del régimen nazi dedicada a organizar el ocio y las vacaciones para los trabajadores alemanes. Fue diseñado para alojar hasta 20.000 ciudadanos de vacaciones, con servicios como restaurantes, guarderías, una piscina de olas y un solárium

Lastimosamente, entre 500 y 600 trabajadores forzados fueron reclutados para construir la enorme estructura, pero la Segunda Guerra Mundial detuvo la construcción.

En lugar de convertirse en un complejo turístico para el Tercer Reich, se utilizó como hospital, campo de refugiados y escuela de formación antes de ser tomado por las tropas soviéticas después de la guerra. Sin embargo, con el colapso de la URSS, las ocho estructuras idénticas, que se extendían a lo largo de cuatro kilómetros, quedaron abandonadas a su suerte.

Prora estuvo abandonada durante décadas. Recuperada poco a poco por la madre naturaleza, los ocho edificios se redujeron a seis y el lugar quedó con el aspecto de una antigua ruina romana escondida entre los árboles. Para los turistas modernos que intentaban disfrutar de una de las playas más bonitas de Alemania, era un desagradable recordatorio del oscuro pasado del país.

“Ya tenemos suficientes monumentos conmemorativos en Alemania”, afirmó un bañista a The Local, un medio de noticias local alemán, en 2016. “Han pasado muchos años, es hora de hacer algo bonito con Prora”.

Por suerte, este inquietante complejo turístico nazi encontró una nueva vida...

Hoy en día, el Coloso de Prora es tan blanco como la playa y se extiende a lo largo de la costa casi hasta donde alcanza la vista.

En 2004, los bloques se vendieron a varios compradores. En 2011, se inauguró el albergue juvenil más largo del mundo en uno de los bloques, al que rápidamente siguieron otros proyectos que transformaron el histórico lugar.

Desde 2018, Prora ha sido reconocida oficialmente como centro turístico una vez más. Accesible en tren y conectada con el popular paseo marítimo de la cercana Binz, Prora alberga ahora apartamentos vacacionales, hoteles, piscinas, un museo, tiendas, cafeterías, un alquiler de bicicletas, un salón de belleza e incluso un sendero entre las copas de los árboles.

Algunos de los primeros apartamentos construidos se vendieron rápidamente, con precios que oscilan entre 350.000 euros por un piso de 100 metros cuadrados en planta baja y 650.000 euros por un penthouse con vistas al mar.

Sin embargo, no todo el mundo acogió con agrado el cambio. Algunos argumentaron que debía conservarse como monumento conmemorativo o demolerse por completo, y según se informa, blogueros de extrema derecha celebraron la apertura del albergue como la materialización de los planes de Hitler para la zona…

Sin embargo, aunque no está exento de controversia, este edificio ejemplifica la transformación de Prora, que ha pasado de ser un vestigio en ruinas del Tercer Reich a convertirse en un ejemplo de cómo Alemania intenta alejarse de su turbulento pasado.

¿Te ha gustado? Haz clic en el botón "Me gusta" arriba. Y haz clic en el botón "Seguir" arriba para leer más historias interesantes de loveMONEY.