La mayoría hemos fantaseado alguna vez con lo que haríamos si recibiéramos una herencia millonaria. Sin embargo, la historia demuestra que pasar de la riqueza a la ruina no es tan improbable como parece. Según la consultora patrimonial estadounidense Williams Group, un 70% de las familias adineradas pierde su fortuna en la segunda generación, y la cifra asciende a un asombroso 90% en la tercera.

Con esto en mente, repasamos las trágicas historias de siete herederos con un verdadero “toque de Midas inverso”, capaces de dilapidar colosales fortunas en tiempo récord.

Las cifras se han ajustado a la inflación para que te hagas una idea de la magnitud de su despilfarro en dinero actual y las hemos clasificado de menor a mayor.

Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.

Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.

Atrapada en una espiral de deudas, Tori Spelling no supo frenar sus gastos. El estilo de vida derrochador de la actriz y estrella de realities llevó a su padre, el famoso productor de televisión Aaron Spelling, a dejarle únicamente 800.000 dólares (733.945 euros) de una fortuna estimada en 500 millones de dólares (459 millones de euros) tras su fallecimiento en 2006.

A día de hoy, esa herencia equivaldría a poco más de 1,2 millones de dólares (1,1 millones de euros).

Según su madre, Candy Spelling, Tori era capaz de cerrar una tienda de lujo y gastar 60.000 dólares (55.046 euros) en una sola visita. A lo largo de los años, Candy ha tenido que acudir en su ayuda en más de una ocasión para apuntalar su delicada situación financiera.

Como era de esperar, la herencia de Tori desapareció rápidamente.

De hecho, se calcula que Spelling se gastó su herencia y otros 17 millones de dólares (15,6 millones de euros) en 2014. Desde entonces, su situación financiera ha sido desastrosa.

En 2016, Candy Spelling confesó que estaba pagando el alquiler y las facturas de su hija, y en 2017 Tori y su marido, Dean McDermott, recibieron una factura fiscal de un millón de dólares (0,9 millones de euros). En 2019, sus problemas económicos se agravaron aún más cuando un juez le ordenó saldar una deuda con American Express de 88.247 dólares (80.960 euros).

La situación no ha mejorado en los últimos años. En 2023, las autoridades fiscales de California abrieron una investigación contra Spelling por impuestos sin pagar superiores a los 96.000 dólares (88.073 euros). Ese mismo año, se informó de que vivía en una autocaravana junto a sus cinco hijos.

Además, su tormentoso matrimonio con Dean McDermott parece haber tocado fondo. En marzo de 2024, la actriz solicitó el divorcio y, desde entonces, él ha reclamado una pensión alimenticia.

Clarissa Dickson Wright, conocida por ser la mitad del popular programa de cocina británico Two Fat Ladies de los años noventa, heredó 3,7 millones de dólares (3,4 millones de euros) tras la muerte de su madre por un infarto en 1975. Ajustado a la inflación, ese monto equivaldría hoy a 21,6 millones de dólares (19,8 millones de euros).

Abogada de éxito en Londres, Dickson Wright nadaba en la abundancia a finales de los 70.

Sin embargo, la repentina muerte de su madre —con quien tenía una relación muy estrecha—, seguida poco después por el fallecimiento de su padre, sumió a Dickson Wright en una profunda depresión. Para sobrellevar el dolor, recurrió al alcohol, llegando a consumir hasta un litro de ginebra al día en su peor etapa.

Los gastos de Dickson Wright se dispararon: alquilaba yates y aviones privados, se hospedaba en hoteles de lujo y se entregaba a fiestas y juegos de azar sin descanso, día y noche.

A comienzos de los años 80, su fortuna se había esfumado por completo y, tras ser inhabilitada como abogada en 1982, acabó prácticamente sin hogar.

Tras dejar el alcohol y reinventarse como cocinera, Dickson Wright logró recuperar parte de su fortuna gracias a su exitosa trayectoria en televisión y a sus libros de cocina, especialmente durante los años 90 y 2000.

Aun así, tras su fallecimiento en 2014, varios de sus objetos personales tuvieron que subastarse para saldar una deuda pendiente con Hacienda.

John Hervey, séptimo marqués de Bristol, fue hermanastro de la modelo lady Isabella Hervey y de la socialité lady Victoria Hervey. Recibió una herencia de 6 millones de dólares (5,5 millones de euros) al cumplir 21 años en 1975, una cantidad que hoy equivaldría a unos 34,9 millones de dólares (32 millones de euros).

Extravagante y amante del exceso, Hervey se inspiró en Oscar Wilde y llevó un estilo de vida decadente en la residencia familiar de Ickworth, situada en el condado de Suffolk, Inglaterra.

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A los 20, Hervey logró incrementar su fortuna gracias a acertadas inversiones en petróleo, propiedades inmobiliarias y agricultura. Sin embargo, su adicción descontrolada a las drogas y su tendencia a despilfarrar en fiestas desmedidas, coches deportivos y yates de lujo acabaron llevándole a la bancarrota.

Este aristócrata de vida disoluta llegó a confesar que se gastó 9 millones de dólares (8,3 millones de euros) en cocaína y heroína en menos de diez años. Pasó dos veces por prisión por delitos relacionados con las drogas e incluso fue deportado de Australia.

A comienzos de los 90, Hervey ya se encontraba prácticamente en la ruina.

Ahogado por las deudas, el séptimo marqués acabó vendiendo valiosas reliquias familiares y cedió el arrendamiento de la extensa finca de Ickworth al National Trust (el organismo británico dedicado a la conservación del patrimonio). En 1998 se mudó a Little Horringer Hall.

Prácticamente sin un céntimo, Hervey falleció allí al año siguiente, a los 44 años, por un fallo multiorgánico relacionado con el consumo de drogas.

La política estadounidense Maureen O'Connor era candidata al Ayuntamiento de San Diego cuando conoció a su futuro marido, Robert O. Peterson, fundador de la cadena de comida rápida Jack in the Box. La pareja se casó en 1977.

En 1986, O'Connor fue elegida alcaldesa de San Diego, California, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo. Se mantuvo en el puesto hasta 1992. Cuando su marido falleció en 1994, O'Connor heredó unos 50 millones de dólares (45,9 millones de euros), lo que equivaldría hoy a 105 millones de dólares (96,3 millones de euros).

O'Connor tuvo dificultades para superar la muerte de su marido. A principios de los 2000, la pérdida de varios amigos cercanos la llevó al límite, y la exalcaldesa desarrolló una adicción al juego que su abogado describió como “apostar para mitigar el dolor”, y que alcanzó proporciones exorbitantes.

Desarrolló una fuerte adicción al vídeo póquer, que ella misma atribuyó posteriormente a un tumor cerebral que le fue diagnosticado en 2011.

La exalcaldesa, convertida en jugadora compulsiva, llegó a ganar la asombrosa cifra de 1.000 millones de dólares (900 millones de euros) entre 2000 y 2008, pero perdió aún más. En 2013, fue acusada de blanqueo de capitales tras descubrirse que había retirado 2,1 millones de dólares (1,9 millones de euros) de la organización sin ánimo de lucro fundada por su difunto marido para saldar parte de sus deudas con casinos.

La sentencia se suspendió con la condición de que devolviera el dinero y, según se informó, el fallo judicial la dejó prácticamente en la indigencia.

Apodada "la pobre niña rica", la heredera de la cadena estadounidense de grandes almacenes Woolworth, Barbara Hutton, recibió una fortuna de 50 millones de dólares (45,9 millones de euros) al cumplir 21 años en 1933. Hoy equivaldría a unos 1.200 millones de dólares (1.100 millones de euros).

Profundamente insegura, la desconsolada heredera tuvo una infancia completamente infeliz a pesar de su enorme fortuna. Su madre se suicidó en 1933, cuando Hutton tenía solo seis años, y su padre —un hombre que, según se cuenta, trabajó sin descanso todos los días de su vida — estuvo ausente durante gran parte de su niñez.

Hutton trató de combatir sus inseguridades gastando dinero sin medida en sí misma y en sus seres queridos. Compradora compulsiva, llegó a dilapidar millones en joyas, incluidas piezas dignas de un museo que habían pertenecido a María Antonieta, así como en obras de arte, alta costura y otros caprichos de lujo.

Desafortunada en el amor, Hutton contrajo matrimonio en siete ocasiones, entre ellas con dos príncipes, un conde y la estrella de Hollywood Cary Grant. Además, mantuvo numerosas relaciones amorosas, todas ellas acompañadas de un elevado coste económico.

Cuando falleció en 1979 a los 66 años, la desdichada heredera estaba prácticamente en la ruina.

Heredero del imperio de supermercados estadounidense A&P (The Great Atlantic & Pacific Tea Company), Huntington Hartford II creció como un niño consentido, rodeado de sirvientes que satisfacían todos sus caprichos y unos padres dispuestos a comprarle todo lo que se le antojara.

Este entorno de indulgencia extrema no presagiaba nada bueno para el futuro del joven multimillonario...

Cuando su padre falleció en 1922, Hartford tenía solo 11 años y heredó 90 millones de dólares (82,6 millones de euros), lo que equivale a unos 1.700 millones de dólares (1.600 millones de euros) en la actualidad.

A pesar de su costosa formación en Harvard, una de las universidades de la prestigiosa Ivy League estadounidense, el joven heredero no destacó precisamente por su inteligencia financiera.

El desafortunado heredero dilapidó millones en una serie de proyectos fallidos, desde una galería de arte que resultó ser un pozo sin fondo (en la foto), hasta una agencia de modelos y un desastroso complejo turístico en las Bahamas, que supuso una pérdida de 30 millones de dólares (27,5 millones de euros).

Su vida amorosa fue igual de caótica, con cuatro matrimonios que acabaron en costosos divorcios.

Hartford se declaró en quiebra en 1992 y pasó a vivir solo en una casa de alquiler en Brooklyn, Nueva York, hasta que su hija Juliet lo trasladó a las Bahamas, donde falleció en 2008, dejando este mundo con muchos menos recursos que cuando llegó.

Clint Murchison Jr. heredó la friolera de 200 millones de dólares (183 millones de euros) cuando su padre, un magnate del petróleo, falleció en 1969. En dinero de 2024, esa cantidad equivaldría a unos 1.700 millones de dólares (1.600 millones de euros).

Murchison era un hombre que disfrutaba de la vida y rehuía las inversiones serias. En 1960, este heredero tejano fundó los Dallas Cowboys, el emblemático equipo de fútbol americano de la NFL, al que llevó a encadenar 20 temporadas consecutivas de victorias, financiado, por supuesto, con el dinero de su padre.

Además de destinar millones a su equipo de fútbol americano, Murchison invirtió en petróleo, inmuebles, restaurantes e incluso en una emisora de radio pirata. Muchas de sus inversiones resultaron fallidas y, cuando el mercado inmobiliario y los precios del crudo se desplomaron en los años 80, acabó abrumado por las deudas.

Murchison (en la foto. a la izquierda), que padecía una rara enfermedad nerviosa y utilizaba silla de ruedas, se declaró en quiebra en 1985, con una deuda millonaria con sus acreedores, en lo que fue uno de los casos de bancarrota personal más notorios de EE.UU.

Murió dos años después, tras verse obligado a vender todos sus bienes, incluida la casa de su infancia, a la que tenía un gran apego.

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