Los secretos mejor guardados de la Casa Blanca: Túneles ocultos y fiestas sorprendentes
Entre bastidores de la casa más famosa de EE.UU.
Aunque es fácil imaginar pasadizos ocultos y túneles ultrasecretos bajo la Casa Blanca —la famosa residencia oficial del presidente de EE.UU.—, lo cierto es que el plano del edificio es bastante sencillo.
Eso sí, cada mandatario ha dejado su huella personal en la Residencia Ejecutiva (el edificio principal del complejo), añadiendo detalles que aportan un toque más íntimo y peculiar. Desde cervecerías en el sótano hasta golosinas de gelatina en las salas de reuniones o un caballo mecánico en el dormitorio, te desvelamos algunas de las historias más sorprendentes y extravagantes del interior de la Casa Blanca.
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Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
El túnel secreto y el refugio antiaéreo
Durante un breve periodo, la Casa Blanca contó con un pasadizo secreto construido justo después del ataque a Pearl Harbor, en 1941.
Aunque el presidente Franklin D. Roosevelt rechazó las recomendaciones de Defensa Civil para trasladarse a una ubicación más segura, sí autorizó la construcción de un refugio antiaéreo.
Este refugio no era más que el sótano del edificio del Departamento del Tesoro, al que se accedía desde el ala este de la Casa Blanca a través de un pequeño túnel. Sin embargo, el acceso se abandonó poco después, al comienzo de la guerra.
La obsesión de Ronald Reagan por las Jelly Belly
Ronald Reagan era un conocido fanático de las golosinas de gelatina Jelly Belly, unos dulces en forma de alubia y de colores que se han convertido en todo un icono en EE.UU. Aunque nunca pidió que se elaborara una versión casera en la Casa Blanca, el equipo presidencial encargaba nada menos que 720 bolsas al mes.
Reagan tenía siempre un tarro a mano en el Despacho Oval y solía ofrecerlas en las reuniones, como se puede ver en varias fotos. Para su toma de posesión en 1981, se sirvieron 40 millones de Jelly Bellys rojos (Very Cherry), blancos (Coconut) y azules (Blueberry, creado especialmente para la ocasión), ¡lo que equivale a tres toneladas y media de golosinas!
La presión de la ducha de Lyndon B. Johnson
Todo el mundo sabe que ser presidente de EE.UU. conlleva una enorme carga de estrés… y Lyndon B. Johnson tenía claro cómo relajarse: con una ducha de alta presión. Durante su mandato, fue famoso por ser especialmente exigente con el caudal del agua y, según cuentan, pidió en varias ocasiones que le ajustaran el cabezal de la ducha de su cuarto de baño privado en la Casa Blanca.
El tema llegó a convertirse en una broma habitual entre el personal: había quien atribuía su estado de ánimo —e incluso algunas decisiones— a si la ducha matutina había sido lo suficientemente satisfactoria.
El caballo mecánico de Calvin Coolidge
Aunque parezca mentira, esta curiosa pieza conservada en un museo es el caballo mecánico original que Calvin Coolidge tenía en la Casa Blanca durante su mandato. Lo utilizaba hasta tres veces al día para hacer ejercicio y aliviar el estrés presidencial.
El caballito de juguete estaba instalado en el vestidor del presidente y fue diseñado por John Harvey Kellogg —sí, el magnate de los cereales del desayuno—, un firme defensor de los hábitos saludables. Apodado “Thunderbolt”, el caballo tuvo una vida breve en la residencia, ya que acabó siendo objeto de burlas que pusieron fin a su uso.
El astrólogo secreto de Nancy Reagan
Aunque hoy se considera una anécdota histórica bastante conocida, en su momento fue un secreto bien guardado: Nancy Reagan tenía un profundo interés por la astrología y llegó a consultar a su astróloga personal, Joan Quigley, de forma regular sobre la agenda presidencial.
Años más tarde, la propia astróloga aseguró haber influido en muchas posturas del presidente, incluida su actitud más conciliadora hacia la Unión Soviética. Al parecer, todos deberíamos estar agradecidos de que durante la cumbre de Reikiavik hubiera luna nueva en Libra…
Una tienda de chocolate y flores en el sótano
¿Una crisis de última hora para San Valentín? Resuelta sin salir de casa. La Casa Blanca alberga una chocolatería y una floristería en el sótano, atendidas por artesanos que estarán encantados de prepararte un ramo deslumbrante o una caja de bombones en el último momento.
En la imagen, Nancy Reagan revisa los postres para las próximas fiestas navideñas de la Casa Blanca en la chocolatería. Quizá su astróloga previó una catástrofe relacionada con el cacao...
La falsa renovación de Jackie Kennedy
Aunque Jackie Kennedy abrió las puertas de la Casa Blanca al público en una histórica visita televisada tras una laboriosa renovación, según se cuenta, no era tan hospitalaria con los invitados que querían quedarse a dormir.
Al parecer, en una ocasión organizó una “falsa” renovación en una de las habitaciones de la residencia para evitar alojar a una persona que esperaba pasar la noche tras un evento. La ingeniosa primera dama colocó una escalera, algunos botes de pintura y cubrió los muebles con mantas para que pareciera que la habitación estaba en obras. ¡Genial!
La primera cervecería de Barack Obama
Barack Obama ya era conocido por su afición a la cerveza incluso antes de ganar las elecciones de 2008. Durante su presidencia, y coincidiendo con el auge de la cerveza artesanal, fue un paso más allá: instaló su propia microcervecería en la cocina de la Casa Blanca, compró él mismo el equipo para elaborar cerveza y, junto al chef presidencial, creó su propia línea de cervezas artesanas elaboradas con miel procedente de una colmena situada en los jardines del ala sur.
En la imagen lo vemos en 2012 compartiendo sus cervezas con los bomberos locales durante la campaña… una estrategia brillante, en nuestra opinión.
Los presidentes pagan su propia comida
Aunque vivir en la Casa Blanca pueda parecer una comodidad más del cargo, no todo está incluido. De hecho, el presidente y su familia pagan de su bolsillo la comida, acumulando una especie de “cuenta” similar a la de un club privado.
Aunque el Congreso asigna una pequeña partida para determinados alimentos y bebidas de uso oficial, todo lo demás se incluye en una factura que se envía a la familia presidencial al final de cada mes. Quizá por eso Gerald Ford aparece tan serio con su desayuno…
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Las "posums y taters" de William Taft
Tras su elección, el presidente William Taft disfrutó de un banquete de lo más insólito en Atlanta, Georgia, organizado por la Cámara de Comercio local. Cuando le preguntaron si tenía alguna petición especial para el menú, Taft respondió que quería probar “posums y taters” (zarigüeyas con patatas).
El resultado fue la opulenta cena de zarigüeyas de 1909, que se muestra en la imagen: se sirvieron 100 zarigüeyas bien cebadas al presidente electo. Durante su mandato en la Casa Blanca, Taft siguió incluyendo zarigüeyas rellenas con patatas en su mesa de Acción de Gracias. Es probable que los contribuyentes agradecieran no tener que financiar semejante festín…
Mary Todd Lincoln celebraba sesiones de espiritismo en la Sala Roja
A lo largo de los años se han documentado innumerables historias de apariciones en la Casa Blanca, pero Mary Todd Lincoln no solo creía en ellas… las invitaba a entrar. Tras sufrir varias pérdidas personales, incluida la muerte de su hijo Willie, de 11 años, durante la presidencia de Lincoln, la primera dama recurrió al espiritismo como consuelo.
Incluso llegó a invitar a la Casa Blanca a los Laurie, unos médiums muy conocidos de la época, para que celebraran sesiones en la Sala Roja con la esperanza de volver a conectar con su hijo fallecido.
Roosevelt sirve perritos calientes a King George
La visita del rey Jorge VI y la reina Isabel en 1939 fue un hito diplomático: era la primera vez que un monarca británico visitaba a un presidente de EE.UU. “en su casa”. La casa, en este caso, no era la Casa Blanca, sino la residencia campestre de los Roosevelt en Hyde Park, Nueva York.
Según publicó The New York Times —el principal diario de referencia en EE.UU.— tras el evento, el rey no solo los probó… ¡si no que pidió repetir!
El fantasma de Abraham Lincoln
Tanto la Casa Blanca como la Residencia Ejecutiva están repletas de historias sobre apariciones fantasmales, pero la más célebre de todas es, sin duda, la del fantasma de Abraham Lincoln, que según cuentan, lleva siglos recorriendo sus pasillos.
Dicen que suele aparecer en la Sala Oval Amarilla y, como era de esperar, en el dormitorio de Lincoln, que aparece en la imagen. Entre quienes aseguran haberlo visto merodeando por allí están la primera dama Grace Coolidge… y la mismísima reina Guillermina de los Países Bajos.
Más susurros fantasmales
Como era de esperar, la Casa Blanca ha sido escenario de innumerables historias de fantasmas y avistamientos a lo largo de los años. Se dice que el espíritu del hijo de Lincoln, Willie, vaga por los pasillos, y que Mary Todd Lincoln aseguraba haber oído al fantasma de Andrew Jackson —el séptimo presidente de EE.UU., conocido por su temperamento impulsivo— pisando fuerte y maldiciendo por la residencia.
También se cuenta que Thomas Jefferson toca el violín en la Sala Oval Amarilla, que William Henry Harrison —el primer presidente que murió en la Casa Blanca— ronda el desván y que Abigail Adams, primera dama y esposa de John Adams, tiende la ropa en el Salón Este. Alguien debería decirle que ya puede tomarse un descanso…
Un baile de graduación en la Casa Blanca
Como si la noche del baile de graduación —el tradicional prom estadounidense— no fuera ya bastante estresante, imagina celebrarlo en la mismísima Casa Blanca. En mayo de 1975, Susan Ford, hija del presidente Gerald Ford, organizó el baile de fin de curso de su colegio, Holton-Arms, en la Residencia Ejecutiva. Fue la primera —y única— vez que se celebró un evento de este tipo allí.
La clase llevaba recaudando fondos desde séptimo curso para organizar la gran noche, pero al final se ahorraron una fortuna en el alquiler del local… gracias a la casa de papá. Eso sí, según cuentan, los asistentes tuvieron que pagar 14 dólares (12,8 euros) por entrada, el equivalente a unos 84 dólares actuales (77,1 euros).
Old Whiskers, la cabra mascota de Benjamin Harrison
A lo largo de los años, la Casa Blanca ha acogido todo tipo de mascotas inusuales: desde un caimán hasta un mapache… e incluso un hipopótamo. Pero una de las más entrañables fue sin duda la cabra del presidente Benjamin Harrison, conocida como Old Whiskers (“el viejo Bigotes”).
Harrison se la regaló a sus nietos, a quienes vemos en la imagen junto al presidente, paseando en carrito por los jardines de la Residencia Ejecutiva, tirados por el simpático cuadrúpedo. Al parecer, poco después de que se tomara esta foto, Old Whiskers salió corriendo hacia las puertas de la Casa Blanca… con el presidente pisándole los talones.
El parque infantil de los nietos de Roosevelt
Aquí vemos otra escena entrañable en los jardines: los nietos de Franklin D. Roosevelt jugando en un parque infantil que se instaló para ellos en el Jardín Sur en 1933. Roosevelt no fue el único presidente que adaptó la Casa Blanca pensando en sus hijos o nietos, aunque en muchos casos los pequeños aprendieron a entretenerse por su cuenta.
Jenna y Barbara Bush, por ejemplo, enseñaron a Sasha y Malia Obama a deslizarse por las barandillas de la residencia durante la jornada de orientación de los Obama.
Cenas televisivas con los Reagan
Aunque es fácil imaginar que todas las comidas en la Residencia Ejecutiva se sirven con vajilla de porcelana y cubertería de plata, ¡los presidentes también son personas! A veces, lo que apetece es una cena tranquila frente al televisor, como la que parecen disfrutar aquí los Reagan.
Bueno, es cierto que la comida se sigue sirviendo en bandejas de plata, pero el ambiente general de esta imagen transmite una escena más relajada y familiar de lo que solemos imaginar cuando pensamos en la vida presidencial, incluso en sus ratos de descanso en casa.
Clinton toca el saxo en la sala de música
Bill Clinton descubrió que una de sus mejores formas de desconectar era tocando el saxofón en la sala de música recién renovada de la Casa Blanca. En la imagen lo vemos interpretando una canción, disfrutando claramente de un momento para sí mismo, lejos de su apretada agenda presidencial.
A lo largo de los siglos, la Casa Blanca ha contado con varias salas de música, incluida la que hoy se conoce como la Sala Verde, siempre adaptadas a los gustos de la familia residente.
Halloween en la Casa Blanca
Aunque la Casa Blanca es, sin duda, escenario de muchas historias de fantasmas, estos esqueletos fueron cuidadosamente colocados por la primera dama Betty Ford y su secretaria social, Nancy Howe, en el estudio privado del presidente.
La decoración se preparó con motivo de Halloween, una fiesta que la familia Ford celebraba con entusiasmo durante su estancia en la Casa Blanca. Otras familias presidenciales fueron aún más allá: los Clinton organizaron una fiesta de disfraces y, en tiempos más recientes, se ha decorado el pórtico sur para recibir a los niños que iban a pedir caramelos.
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