A medida que aumentan las tensiones entre Washington y Pekín, también crece la lista de empresas chinas sancionadas o vetadas por las autoridades de EE.UU. Incluidas en listas negras por motivos que van desde supuestas actividades de espionaje o vulneraciones de derechos humanos hasta su vinculación con la invasión rusa de Ucrania, puede que te sorprenda descubrir cuántas de estas compañías te resultan familiares.

Sigue leyendo para conocer qué empresas chinas han sido vetadas por EE.UU. y por qué ByteDance y su aplicación más popular, TikTok, podrían ser las siguientes.

Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.

Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.

Huawei fue considerada una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. ya en 2012, debido a sus supuestos vínculos con el Partido Comunista Chino. Esta empresa tecnológica también generó preocupación por su posible implicación en actividades de espionaje, ya que ha sido acusada de robar secretos comerciales en el pasado.

En 2018, la administración Trump prohibió a las agencias gubernamentales estadounidenses utilizar equipos suministrados por este gigante mundial de las telecomunicaciones 5G y los teléfonos inteligentes. Un año después, Huawei fue incluida en la Lista de Entidades de la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EE.UU., una medida que restringe a las empresas estadounidenses exportar tecnología o software a compañías extranjeras consideradas una amenaza para la seguridad nacional.

Este nuevo revés para la empresa china impide a las compañías estadounidenses suministrarle componentes, salvo que cuenten con una licencia especial. Aun así, algunos proveedores concretos han seguido exportando tecnología que no está vinculada al desarrollo del 5G.

Después del veto para vender sus productos en el país, la administración Biden endureció aún más las restricciones a comienzos del año pasado al dejar de conceder licencias de exportación a empresas con vínculos comerciales con Huawei. En febrero de este año, la presión aumentó con una nueva prohibición dirigida a uno de los principales fabricantes chinos de chips, tras descubrirse que había producido un procesador para el teléfono Mate 60 Pro de Huawei.

Del mismo modo, el gigante de las telecomunicaciones ZTE fue señalado junto a Huawei como una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. ya en 2012, y el presidente Trump prohibió su uso por parte de las agencias federales estadounidenses en 2018.

A la empresa también se le vetó el acceso a componentes clave fabricados en EE.UU. por incumplir las sanciones impuestas a Corea del Norte e Irán, que impiden a las compañías estadounidenses exportar tecnología a estos países debido a preocupaciones sobre proliferación nuclear y seguridad internacional. No obstante, la medida fue levantada tras el pago de una cuantiosa multa de 1.000 millones de dólares (900 millones de euros).

No obstante, ZTE fue sometida a un periodo de prueba de cinco años, que concluyó en marzo de 2022.

En noviembre de 2022, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) estadounidense volvió a vetar a la empresa con sede en Shenzhen la exportación y venta de equipos en EE.UU., alegando preocupaciones por posibles actividades de espionaje y el riesgo para la seguridad nacional del país. Al parecer, la prohibición sigue en vigor.

Hytera, que fabrica radios bidireccionales y cámaras corporales utilizadas por la policía, los bomberos y otros trabajadores esenciales, también fue prohibida por la FCC en noviembre de 2022 para exportar y vender sus productos en EE.UU..

Además de las preocupaciones por posibles actividades de espionaje, esta empresa de telecomunicaciones ha sido señalada por su relación con violaciones de derechos humanos en China.

La empresa con sede en Shenzhen ya tenía prohibido suministrar equipos a las agencias federales estadounidenses por motivos relacionados con el espionaje.

Además, Hytera está envuelta en una disputa por propiedad intelectual con Motorola Solutions, después de que se descubriera que había “copiado ilegalmente” secretos comerciales de la empresa estadounidense, un factor más que ha provocado el enfrentamiento con las autoridades de EE.UU.

Hikvision, el mayor fabricante mundial de equipos de vigilancia, con sede en Hangzhou, fue vetado como proveedor de las agencias gubernamentales estadounidenses en 2018.

El presidente Biden retomó la línea de su predecesor en 2021 al firmar una ley que prohibía la importación y venta de nuevos productos fabricados por la empresa. El golpe definitivo para las operaciones de Hikvision en EE.UU. llegó en noviembre de 2022, cuando la FCC formalizó la prohibición.

La empresa ha sido señalada por su relación con la persecución de los uigures y otras minorías musulmanas en Xinjiang, donde supuestamente se utilizan sus cámaras de videovigilancia en centros de detención de la región. En consecuencia, la prohibición impuesta por EE.UU. se fundamenta tanto en motivos de derechos humanos como en preocupaciones sobre un posible espionaje.

En febrero de 2023, Hikvision respondió a la medida demandando a la FCC, alegando que se había extralimitado en sus competencias al emitir la orden de noviembre del año anterior. No está claro cuál es el estado actual de la demanda, pero sí se sabe que la administración de Biden impuso nuevas restricciones comerciales a cuatro filiales de Hikvision apenas un mes después de su presentación.

Otro de los principales fabricantes de equipos de vigilancia en China también fue objeto de una prohibición por parte del Gobierno de Trump en 2018, que entró en vigor al año siguiente.

Al igual que Hikvision, Dahua Technology ha sido señalada por su vinculación con violaciones de derechos humanos en Xinjiang. El uso de sus productos en EE.UU. ha despertado preocupación por la posible presencia de software espía.

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Dahua Technology se unió a Huawei, ZTE, Hytera y Hikvision cuando también fue vetada por la FCC para exportar a EE.UU. y vender sus productos en el país.

Junto con las cámaras de videovigilancia de Hikvision, los equipos de Dahua Technology también han sido parcialmente prohibidos en el Reino Unido y Australia.

Además de Hikvision y Dahua Technology, numerosas empresas chinas han sido incluidas en la lista negra de las autoridades estadounidenses por su presunta implicación en la represión del Estado chino contra los uigures y otras minorías.

Por ejemplo, KTR Group, que fabrica componentes para trenes de alta velocidad, fue una de las 11 empresas chinas sancionadas por EE.UU. en noviembre de 2020.

La empresa está acusada de utilizar mano de obra forzada procedente de minorías musulmanas perseguidas en el oeste de China y, pese a sus enérgicas negativas, continúa en la lista negra.

Otras empresas chinas sancionadas por EE.UU. y vinculadas a violaciones de derechos humanos en la región son la antigua proveedora de Ralph Lauren y Tommy Hilfiger, Changji Esquel Textile Co., así como la empresa de pruebas genéticas BGI Genomics.

Una de las mayores empresas chinas incluidas en la lista de entidades sancionadas por EE.UU. es la China National Offshore Oil Corporation, también conocida como CNOOC Group.

La compañía está en el punto de mira del gobierno estadounidense por su presunta implicación en la construcción de islas artificiales en el mar de la China Meridional como forma de reforzar la reclamación territorial de Pekín sobre esta zona en disputa.

En 2021, el Departamento de Comercio de EE.UU. prohibió las exportaciones a la empresa petrolera estatal. En octubre de ese mismo año, fue expulsada de la Bolsa de Nueva York.

Convertida ahora en una paria, la compañía en apuros se quedó con activos estadounidenses valorados en 2.000 millones de dólares (1.800 millones de euros) para su venta y, desde entonces, ha sido calificada como “patrocinadora internacional de la guerra” por seguir comerciando con Rusia tras la invasión de Ucrania.

Huawei y ZTE no son los únicos gigantes chinos de las telecomunicaciones vetados en EE.UU. por motivos de seguridad nacional.

En octubre de 2021, la FCC decidió prohibir a la empresa estatal Telecom China operar en el país, y la medida entró en vigor al mes siguiente. La compañía presentó un recurso, pero la prohibición se mantuvo en diciembre.

Un tribunal federal estadounidense coincidió con la FCC en que Telecom China “está sujeta a la explotación, la influencia y el control del gobierno chino” y, por tanto, podría ser utilizada para actividades de ciberespionaje patrocinadas por el Estado.

Otras empresas de telecomunicaciones a las que se les ha prohibido operar en EE.UU. son China Mobile, a la que se revocó la licencia en 2019, y China Unicom, vetada en marzo de 2022.

Varias empresas chinas han indignado al Gobierno estadounidense por su presunta implicación en el apoyo al ejército ruso durante la invasión de Ucrania.

Entre ellas se encuentra Sinno Electronics, con sede en Hong Kong. Según la plataforma alemana de seguimiento empresarial Abrams World Trade Wiki, la compañía ha exportado casi el 100% de sus productos de telecomunicaciones y sistemas de defensa a redes militares rusas desde 2013 y continúa haciéndolo.

Huelga decir que la empresa ha sido incluida en la lista de entidades prohibidas de EE.UU. y está sujeta a estrictas sanciones estadounidenses.

Hasta ahora, el apoyo prestado por China ha sido de carácter no letal. El exsecretario de Estado estadounidense, Antony Blinken (en la imagen), expresó su preocupación ante la posibilidad de que Pekín proporcione a las fuerzas de Putin apoyo letal, como armas y munición. Aunque al parecer hay empresas privadas detrás de envíos de pólvora, chalecos antibalas y drones, el gobierno chino ha negado haber suministrado ayuda de carácter letal.

En febrero de 2023, Blinken se reunió con el diplomático chino Wang Yi para tratar diversos asuntos, entre ellos el respaldo de Pekín a Rusia y las sanciones estadounidenses.

Mientras que muchas empresas chinas no se han mostrado especialmente dispuestas a suministrar material militar a Rusia, otras han comercializado abiertamente sus productos y servicios al régimen de Putin.

La empresa de tecnología marina Highlander es una de ellas. En febrero de 2022, la compañía con sede en Pekín se jactó de que sus productos podían vigilar buques de guerra, submarinos y buzos que defendían las ciudades costeras de Ucrania.

La empresa también ha sido señalada por el Departamento de Comercio de EE.UU. como una amenaza para la seguridad nacional, dado que, según se informa, ha adquirido componentes fabricados en territorio estadounidense para su uso en aplicaciones militares chinas, que podrían emplearse contra Washington y sus aliados.

Como era de esperar, Highlander figura en la mencionada Lista de Entidades desde junio de 2022.

Siguiendo con las empresas chinas que, según diversas fuentes, han colaborado con el régimen de Putin en la invasión de Ucrania, el Instituto de Investigación Espacial y Tecnológica de Changsha Tianyi (también conocido como Spacety China) ha sido objeto de duras sanciones por parte de EE.UU. por su presunto apoyo al Grupo Wagner, la infame organización paramilitar cuyos mercenarios combaten junto a las fuerzas rusas.

Se dice que esta empresa aeroespacial, con oficinas en Pekín y Luxemburgo, ha suministrado a la compañía rusa Terra Tech imágenes de satélite obtenidas mediante radar de apertura sintética (SAR) de distintas zonas de Ucrania. Dicho material habría sido utilizado por el Grupo Wagner para planificar y ejecutar operaciones de combate en el país.

Las autoridades estadounidenses están tomando medidas firmes para evitar que el gobierno chino acceda a tecnología avanzada de semiconductores que, según el exsubsecretario de Comercio para la Industria y la Seguridad de EE.UU., Alan Estevez, podría emplearse “para aprovechar la inteligencia artificial, la informática avanzada y otras tecnologías potentes disponibles en el mercado para la modernización militar y la violación de los derechos humanos”.

Como resultado, se han impuesto estrictas prohibiciones de exportación a algunos de los mayores fabricantes de chips de China, entre ellos Yangtze Memory Technologies.

La empresa, que había estado en conversaciones para suministrar chips a Apple para el iPhone 14, es una de las 36 compañías chinas del sector de los semiconductores que fueron añadidas a la Lista de Entidades en diciembre de 2022.

De esas 36, 21 han sido identificadas como desarrolladoras de proyectos de inteligencia artificial para el ejército chino, siete están vinculadas a programas relacionados con armamento y una ha sido implicada en violaciones de derechos humanos en la en la muy cuestionada región de de Xinjiang.

Las relaciones entre EE.UU. y China se deterioraron significativamente tras el avistamiento, en enero de 2023, de un globo de gran altitud sobre el espacio aéreo estadounidense (aunque muchos medios de comunicación señalan que la tensión se ha suavizado ligeramente desde entonces).

Mientras Pekín sostiene que el objeto —derribado el 4 de febrero de ese año por la Fuerza Aérea de EE.UU.— era un inofensivo globo meteorológico que se desvió de su trayectoria, el gobierno estadounidense insiste en que se empleaba para tareas de recogida de información.

Como consecuencia, seis entidades vinculadas a los programas aeroespaciales de China han sido incluidas en la lista negra, entre ellas Beijing Nanjiang Aerospace Technology Co

Según informa The Wire China, un medio digital especializado en la economía y las relaciones internacionales del país asiático, la empresa fue fundada en 2015 por Wu Zhe, profesor de aeronáutica en la Universidad de Beihang.

Zhe, junto con su socio comercial Wang Dong, está vinculado a al menos la mitad de las seis entidades sancionadas y parece ser el cerebro detrás del presunto programa chino de espionaje con globos de gran altitud.

Una gran cantidad de empresas chinas de renombre se están viendo excluidas del acceso a tecnología de chips estadounidense tras la prohibición del gobierno de Biden de vender semiconductores avanzados a entidades de la República Popular, en vigor desde octubre de 2022.

A modo de ejemplo, Alibaba —la respuesta china a Amazon— tiene restringido el acceso a la tecnología necesaria para ampliar su negocio en la nube y desarrollar algoritmos de inteligencia artificial esenciales para su actividad en el comercio electrónico y otras operaciones.

La empresa con sede en Hangzhou depende de chips diseñados por las estadounidenses Nvidia e Intel. Para colmo, Alibaba sigue bajo la amenaza de ser excluida de la Bolsa de Nueva York, aunque continúa cotizando en la NYSE —al menos por ahora—, pese a los rumores sobre su inminente salida que circulan desde 2022.

Y los problemas de Alibaba no acaban ahí. En 2023, su plataforma de comercio electrónico AliExpress fue incluida en la lista de mercados notorios de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR por sus siglas en inglés) por participar en el comercio de productos falsificados.

El deterioro de las relaciones entre EE.UU. y China, junto con las políticas comerciales proteccionistas de la administración Biden, dificultan la expansión de las empresas chinas en territorio estadounidense. Entre ellas se encuentra el mayor fabricante mundial de vehículos eléctricos (VE), BYD, con sede en Xi’an.

Aunque la empresa no está sujeta a sanciones por parte de EE.UU., se ha visto obligada a frenar el crecimiento de su negocio en el país norteamericano.

La razón es sencilla: EE.UU. prefiere hacer negocios con fabricantes nacionales de vehículos eléctricos.

Las desgravaciones fiscales previstas en la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 solo se aplican a los vehículos eléctricos cuyos componentes críticos procedan, en su mayor parte, de EE.UU. o de un país con el que mantenga un acuerdo de libre comercio. Esto deja a los fabricantes chinos en clara desventaja competitiva y, en la práctica, fuera del mercado.

Cada vez son más las voces que reclaman una prohibición general de TikTok, ante la preocupación tanto de congresistas republicanos como demócratas, así como del FBI, por su posible uso por parte del gobierno chino para espiar a ciudadanos estadounidenses y poner en riesgo la seguridad nacional.

Una prohibición anterior impulsada por la administración Trump fue revocada en 2021, pero en los últimos tiempos han ganado fuerza las propuestas para ilegalizar por completo la plataforma. TikTok, el producto estrella de la empresa china ByteDance, fue vetado en diciembre de 2022 en los dispositivos del gobierno federal norteamericano, aunque su aplicación efectiva comenzó en 2023.

Al menos 32 estados del país han aplicado restricciones similares. Además, varias universidades y centros escolares han prohibido su uso y las autoridades federales están investigando a ByteDance por acceder de forma indebida a datos personales de ciudadanos del país.

TikTok sigue en riesgo de ser prohibida por completo en EE.UU., lo que afectaría a los aproximadamente 150 millones de personas que utilizan activamente la aplicación en el país. El 13 de marzo de 2024, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Protección de los Ciudadanos frente a Aplicaciones Controladas por Potencias Extranjeras, que contempla la prohibición de TikTok en las tiendas de apps estadounidenses si no se separa de su empresa matriz, ByteDance.

Aunque el proyecto aún debe superar distintos desafíos —entre ellos, la posibilidad de que una empresa estadounidense adquiera esta controvertida aplicación—, el Gobierno federal ha lanzado un ultimátum claro a ByteDance: vender TikTok o afrontar su retirada del mercado nacional.

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