Dejaron todo para vivir en una increíble casa flotante (y son más felices que nunca)
Conoce a la pareja que vive en el agua

Después de conocerse en la universidad y conectar gracias a su pasión por la aventura, Adam Lind y Lauren Coley Lind pasaron años recorriendo el mundo. Sin embargo, pronto empezaron a echar en falta un poco más de estabilidad.
La preciosa barcaza en la que viven les ofrece libertad y un lugar permanente al que llamar hogar, además de permitirles explorar el mundo desde la comodidad de su sofá.
Haz clic o desplázate y descubre cómo llegaron a vivir en el agua y cómo es el día a día de esta inspiradora pareja nómada...
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Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
Sed de aventura

Adam y Lauren se conocieron cuando tenían 19 años y conectaron rápidamente gracias a su pasión por los viajes. La pareja ahorró y, tras terminar la universidad, pasó seis años viajando a dedo desde el Reino Unido hasta Irán. “Nos enamoramos de la idea de dejarnos llevar por completos desconocidos”, cuenta Adam. “La mayoría de las personas en este mundo son buenas”.
El plan era llegar hasta la India, pero debido a problemas con el visado tuvieron que hacer la última parte del viaje en avión. “No lo vimos como un fracaso. Habíamos aprendido mucho más de lo que jamás habíamos imaginado y el objetivo pasó a ser algo insignificante”.
Un mes para decidirlo todo

Después de su viaje, la pareja regresó al Reino Unido y se fue a vivir con la madre de Lauren cuando comenzó el confinamiento. “No teníamos ni idea de dónde queríamos vivir”, explica Adam. “Dejamos de viajar porque queríamos un lugar fijo, pero seguíamos teniendo esas tendencias nómadas”. Un día, cuando la madre de Lauren regresó de dar un paseo con una amiga que vivía en una vivienda flotante tipo narrowboat, la pareja empezó a plantearse la posibilidad de vivir en el agua.
“Nos enganchamos a la idea”, dice Adam. “Tuvimos la suerte de que un amigo nos prestara su barco durante un mes para probar este estilo de vida. Fue todo un regalo, ya que alquilar un barco a través de una empresa es muy caro. En cuestión de días, nos imaginábamos viviendo así a largo plazo”.
The Raman Rose

Adam y Lauren pasaron semanas leyendo foros, viendo vídeos en YouTube y contactando con grupos de Facebook para aprender todo lo posible sobre la vida en una barcaza. “Encontramos nuestro barco en el Marketplace de Facebook”, cuenta Adam.
“Irónicamente, habíamos decidido el tipo de distribución que queríamos y el barco que compramos tenía justo la distribución opuesta, ¡pero teníamos el presentimiento de que era el adecuado para nosotros!”. La pareja pagó 48.000 dólares (44.000 euros) por el barco, conocido como The Raman Rose, y se mudó con su perro, Shanti, en septiembre de 2020.
Una reforma con sus propias manos

Aunque la barcaza estaba en perfecto estado y era totalmente habitable, Adam y Lauren querían hacer algunas reformas estéticas. “Hemos derribado el cuarto de baño y hemos renovado la cubierta de proa para convertirla en un invernadero”, explica Lauren. “También hemos reformado parte de la cocina y pintado el dormitorio. Nos encanta el bricolaje y el diseño de interiores, así que siempre es una experiencia muy gratificante”.
De hecho, Adam describe a Lauren como una "maga del bricolaje" capaz de hacer cualquier cosa. "Ella se encarga de la mayoría de los trabajos y no solemos contratar a nadie para que nos ayude. La comunidad náutica es muy amable a la hora de dar consejos o echar una mano".
Manos a la obra

Lauren y Adam también se encargaron de muchos de los detalles del diseño interior, como separadores de macramé, colgadores para plantas y tapices. El anterior propietario dejó además a la pareja algunas obras de arte y pantallas de lámparas hechas a mano, que aportan un toque rústico y singular a su casa flotante.
Aquí se puede ver a Lauren haciendo un arco de macramé para la boda de la pareja, que se celebró en abril de 2022.
Reciclaje creativo

La pareja también recicló objetos para crear piezas decorativas que no solo reflejan su estilo, sino que aportan un toque único a su barco. Este espejo, por ejemplo, era originalmente un rectángulo básico con un marco fino.
“Llevábamos tiempo buscando el espejo perfecto para nuestro dormitorio y, después de visitar varias tiendas, decidimos reutilizar el que venía con el barco, añadiéndole madera recogida del mar”, explicó Adam a sus seguidores en Instagram.
Pequeño pero poderoso

El Raman Rose mide 18 metros de eslora y 1,9 metros de manga. A pesar de su tamaño compacto, ofrece todo lo que la pareja necesita para su vida diaria: comedor, salón con estufa de leña, cuarto de baño y dormitorio.
Además, hay soluciones de almacenamiento ocultas por todas partes, con “cajones debajo de la cama, espacio en el sofá y bajo la cubierta de proa”, nos contó Lauren. “Tenemos muchas cosas, así que sin duda hemos optado por un estilo maximalista”.
El problema del sofá

La pareja ha ido haciendo mejoras siempre que ha podido, incluyendo el cambio de su incómodo sofá. “A pesar de que lo habíamos acondicionado todo para que pareciera un hogar, nunca me sentía relajado ni cómodo”, cuenta Adam.
“Habíamos mirado muchos sofás, pero teníamos el problema de que no cabían por las puertas del barco”. Por suerte, alguien les recomendó Nabru, una marca que ofrece sofás totalmente personalizables que puedes montar tú mismo dentro de tu propio espacio.
El rincón de la chimenea

Cuando la chimenea de la pareja se estropeó en noviembre de 2021, aprovecharon la ocasión para redecorar ese rincón del barco con azulejos nuevos, una mano de pintura fresca y, por supuesto, una estufa de leña nueva.
Este pequeño proyecto demuestra que incluso una reforma sencilla puede marcar una gran diferencia en el aspecto y la sensación de un espacio habitable.
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Trabajo y diversión

El salón-comedor es perfecto para acurrucarse con un libro y cuenta con zonas para hacer yoga, comer, leer e incluso tocar instrumentos musicales. La mesa también es ideal para trabajar y hacer manualidades, una actividad que le encanta a Lauren. “Al mudarnos a una casa flotante, sabíamos que tendríamos que renunciar a algunas de nuestras aficiones, pero Lauren tenía claro que quería conservar su querida máquina de coser”, cuenta Adam.
Lauren solía confeccionar ropa y ahora utiliza sus habilidades para crear objetos útiles para el barco, como sustituir la vieja puerta del armario —que era difícil de abrir— por una cortina hecha a mano, mucho más práctica.
La cocina, antes

La cocina era uno de los espacios principales que Adam y Lauren querían renovar. Aunque era práctica y contaba con bastante almacenamiento y superficie para preparar la comida, le faltaba personalidad, así que la pareja quería darle un nuevo aire y modernizarla un poco.
La cocina, después

Esta imagen muestra lo mucho que ha cambiado la cocina desde que la pareja se mudó al barco. “Habíamos visto en otros barcos el sistema de revestimiento machihembrado para crear puertas y nos encantó ese aspecto rústico”, cuenta Adam. “Lo replicamos en dos de nuestros armarios y les pusimos bisagras de puerta de jardín. La cocina ha sido un proceso largo y aún no está terminada, ya que esperamos instalar pronto una nueva placa y un fregadero”.
La cocina, después

En esta imagen de Lauren se aprecian los bonitos y eclécticos azulejos de la pareja, el estante empotrado para las especias y las encimeras, donde suelen hornear y preparar comidas veganas.
También tienen una lavadora a bordo para lavar la ropa, así como un coche y bicicletas que les permiten desplazarse para hacer la compra cuando lo necesitan. “Intentamos planificar todo lo posible con antelación”, cuenta Lauren.
El cuarto de baño, antes

Una de las transformaciones más importantes fue, sin duda, la del cuarto de baño. Esta imagen muestra cómo era el espacio cuando Adam y Lauren compraron la barcaza: sencillo, poco inspirador y sin ningún toque especial. Era totalmente funcional, pero desde luego no destacaba, con sus paredes de madera, azulejos blancos y sanitarios básicos.
Sorprendentemente, la pareja se encargó por completo de la reforma del baño. “Nos encanta cómo ha quedado”, cuenta Adam. “Fue la primera habitación que reformamos y el proyecto más grande”.
Bathroom: after

Estas imágenes muestran cómo es ahora el cuarto de baño, y la transformación es asombrosa, especialmente teniendo en cuenta que la pareja no tenía experiencia previa en reformas. “Ninguno de los dos había alicatado, instalado tuberías ni reformado una habitación antes y no podríamos estar más contentos con el resultado”, afirma Adam.
El espacio es compacto pero elegante, con azulejos estilo metro en color verde salvia, un tocador con lavabo de piedra, un inodoro y una moderna ducha a ras de suelo que también hace las veces de bañera. Bonitas plantas y macramés hechos a mano por Lauren decoran el espacio.
Una vida sostenible

La pareja aprovecha cada centímetro de su estrecha embarcación… ¡incluso el techo! Allí, Lauren cultiva sus propias hierbas, frutas y verduras —como col rizada y fresas— en macetas hechas a mano. De hecho, intentan llevar un estilo de vida lo más sostenible posible, aunque no siempre resulte fácil.
“Ese fue uno de los atractivos de vivir en un barco”, explica Adam. “Sin duda hay que ser más cuidadoso con el consumo de agua y la gestión de residuos, pero al mismo tiempo tenemos que quemar carbón y leña para calentarnos, y el barco funciona con gasóleo, así que sigue teniendo un impacto medioambiental”.
Un hogar lejos de casa

Por supuesto, el Raman Rose no es solo un hogar, sino que también ofrece a Adam y Lauren la posibilidad de viajar cuando les apetece. Suelen permanecer amarrados durante una o dos semanas en cada lugar antes de continuar su ruta.
“Tenemos una licencia de navegación continua, lo que significa que debemos desplazarnos cada dos semanas”, explica Lauren. “Normalmente es fácil encontrar un buen sitio donde amarrar y nunca planificamos adónde vamos. Solemos decidirnos cuando damos con un lugar que nos gusta. Preferimos fondear en plena naturaleza para poder dar largos paseos con Shanti”.
El mismo barco, diferente perspectiva

Para la pareja, lo mejor de vivir en una barcaza es poder descubrir nuevos lugares sin salir de casa. “Puedo sentarme en el mismo sofá de la misma barcaza, pero cada dos semanas tengo una vista completamente distinta desde mi ventana… es mágico”, cuenta Adam.
Uno de sus viajes favoritos fue a Llangollen, en Gales. “Pasamos todo el invierno allí, rodeados de montañas. También fue increíble llegar a un país nuevo con nuestro barco. Allí se cruzan dos de los puentes canal más altos del Reino Unido y el paisaje es una maravilla”.
Compartir el viaje

Cuando se mudaron al barco, la pareja empezó a grabar vídeos para mostrar a sus amigos y familiares lo que estaban haciendo y documentar las reformas. “Sin buscarlo, esto tuvo mucho éxito, y ahora somos creadores de contenido a tiempo completo, compartiendo nuestra vida en Instagram, TikTok y YouTube. Hemos formado una comunidad maravillosa”.
Adam también es coach de bienestar mental y ayuda a otras personas a gestionar sus pensamientos y a encontrar la confianza necesaria para hacer cambios reales en su vida.
Un estilo de vida activo

Sin embargo, vivir en el agua también tiene sus inconvenientes, y la pareja insiste en que la vida en una barcaza no es para todo el mundo. “Es un estilo de vida muy activo”, señala Adam. “Si te lo estás planteando, no bases tu decisión solo en esas noches de verano sentado en el techo con un buen gin-tonic. Aunque esos momentos existen, también hay que encargarse del mantenimiento y gestionar los residuos del baño”.
También hay que tener en cuenta que los barcos requieren un mantenimiento constante. “Hay que revisar el motor con regularidad y estar pendiente de posibles fugas”, explica Adam. “Probablemente, el mayor trabajo de mantenimiento llega cada cuatro o cinco años, cuando hay que sacar el barco del agua para pintarlo. Es uno de los gastos más altos
Asequible y con encanto

Sin embargo, los aspectos positivos superan con creces a los negativos. Además de tener la posibilidad de viajar juntos desde la comodidad de su propio hogar, vivir en una barcaza es, sin duda, una forma de vida mucho más asequible. “Sobre todo con el aumento de los precios del gas y la electricidad”, comenta Adam.
“Generamos gran parte de nuestra energía con paneles solares en el techo, lo cual es increíble. También intentamos ser lo más autosuficientes posible: no tenemos televisión, secador de pelo, etc., así que nuestro consumo energético es bastante bajo”.
Aceptar lo bueno y lo malo

It goes without saying that during their time on the boat, Adam and Lauren have learned a lot – mostly that patience and not taking things too seriously go a long way. "There are hiccups with all DIY projects," Lauren says. "Boats aren't level and nothing is built straight, so even if you measure everything out countless times there will always be adjustments needed. We've learned to laugh through the mistakes."
Of course, some days are harder than others, but for this couple, it's more about how you perceive, and deal with the challenges.
Algunos consejos

Cuando se trata de dar consejos a otras personas interesadas en este estilo de vida, la pareja lo tiene claro: “Infórmate bien y ten en cuenta tanto los aspectos positivos como los negativos”. También recomiendan pasar tiempo en barcos antes de lanzarse a la aventura, si es posible.
"Te recomendamos que recorras los canales y hables con otros navegantes, ¡somos un grupo muy simpático!". ¿Quién mejor que los propios navegantes para dar consejos y compartir sus experiencias?
¿Y ahora qué?

¿Qué les espera ahora a esta pareja aventurera y nómada? “Estamos pensando en ir a Bath en primavera”, cuenta Lauren. “Allí fue donde tomamos prestado el barco de un amigo y guardamos muy buenos recuerdos del campo de esa zona. Hay una comunidad náutica muy activa, así que sería increíble volver con nuestro propio barco”.
Estamos deseando descubrir cuál será su próximo destino y qué nuevas transformaciones harán en su casa flotante de ensueño. ¡No te lo pierdas!
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