Las increíbles casas secretas del rey de Inglaterra que seguramente no conocías
Las casas secretas del rey Carlos III que (quizás) no conocías

Carlos III ascendió al trono el 8 de septiembre de 2022, tras el fallecimiento de su madre, la reina Isabel II.
Como hijo mayor de la monarca más longeva del Reino Unido y del difunto príncipe Felipe, duque de Edimburgo, Carlos heredó la totalidad de la fortuna personal de la reina, estimada en aproximadamente 497 millones de dólares (456 millones de euros) en 2011, según el diario británico The Sunday Times.
También heredó los derechos sobre castillos y fincas, entre ellos el Palacio de Buckingham y otras propiedades más insólitas. Haz clic en la flecha de la derecha para verlos más de cerca...
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
¿Qué heredó el rey?

Además de heredar la fortuna personal de la reina, el rey recibe una asignación anual del Estado, conocida como Subvención Soberana, que ascendió a 179 millones de dólares (164 millones de euros) para 2025-2026 y que financia las funciones oficiales de la familia real.
Esta se financia con un porcentaje de los beneficios de los ingresos del patrimonio de la Corona.
También heredó la propiedad privada conocida como el Ducado de Lancaster, cuyo valor se estima en 877 millones de dólares (805 millones de euros), que proporciona al rey unos ingresos anuales de alrededor de 36 millones de dólares (33 millones de euros) procedentes de propiedades comerciales y agrícolas, además de activos residenciales situados principalmente en el norte de Inglaterra.
El monarca mejor pagado de la historia

Con unos ingresos anuales que superan los 204 millones de dólares (187 millones de euros), lo que le convierte en el monarca mejor pagado de la historia, el rey Carlos decidió rechazar un aumento salarial de 44 millones de dólares (40,4 millones de euros), procedente de los beneficios de su parque eólico en 2023, y solicitó que los fondos se destinaran al "bien público en general".
La ganancia inesperada del parque eólico fue el resultado de un acuerdo de energía renovable de 1.300 millones de dólares (1.200 millones de euros), gestionado por el Crown Estate, el organismo público que administra los bienes comerciales de la Corona británica, que implicaba la venta de licencias para parques eólicos marinos.
Su rechazo al aumento de ingresos refleja lo que se ha informado como su deseo de una monarquía "reducida".
La cesión de propiedades

El rey Carlos III tiene acceso a todos los palacios de la Corona, incluidos el Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor, además de las joyas de la Corona, como la corona de San Eduardo, que se le colocó en la cabeza durante su coronación en mayo de 2023.
Como duque de Lancaster y titular del histórico ducado de Lancaster, tuvo que ceder su anterior título, el de duque de Cornualles, a su hijo Guillermo, junto con la titularidad de su querida Highgrove House, que ahora el rey y la reina alquilan para seguir utilizándola.
También heredó fincas privadas, entre ellas Balmoral, el castillo escocés donde la familia real pasa sus veranos, y Sandringham, su residencia habitual en Navidad, que se suman a su ya impresionante cartera de propiedades reales.
¿Dónde viven el rey Carlos y la reina Camila?

El rey y la reina viven en Clarence House, que aparece en la foto, desde que se casaron en 2005.
La residencia, diseñada por John Nash, responsable de parte del diseño del Palacio de Buckingham, es también parte del Crown Estate y ha acogido a miembros de la realeza y personalidades de todo el mundo, entre ellos, el presidente de EE.UU., Donald Trump, y su esposa, Melania, en 2019.
Clarence House, Londres

A pocos pasos del Palacio de Buckingham, sede oficial de la monarquía británica, el rey Carlos III asumió la propiedad de esta elegante residencia en 2002, tras la muerte de su abuela, la reina madre, que la habitó durante décadas.
Construida para el duque de Clarence en 1827, el entonces príncipe Carlos emprendió una renovación de 6 millones de dólares (5,5 millones de euros) en 2003. Para eso, contrató a su diseñador de interiores favorito, Robert Kime, y aportó otros 2,1 millones de dólares (1,9 millones de euros) de su propio bolsillo para el mobiliario y la decoración.
Clarence House, Londres

La casa fue el hogar de varios miembros de la familia real británica, entre ellos la difunta reina Isabel II y el príncipe Felipe, que vivieron aquí durante los primeros años de su matrimonio hasta que ella ascendió al trono en 1952.
Es posible que el rey Carlos III conserve algún recuerdo lejano del cuarto de los niños, que aparece en esta imagen de 1949, cuando aún era un bebé.
También fue la residencia del príncipe Guillermo y el príncipe Enrique hasta el año 2012.
Clarence House, Londres

El rey Carlos III y la reina Camila suelen celebrar actos importantes en esta residencia. En el fondo del largo vestíbulo, decorado con obras de arte, el rey observa a su esposa mientras ofrece un discurso desde la escalera de madera tallada, en una imagen tomada en marzo de 2025.
A la derecha se ve el estandarte de la Reina Madre, símbolo heráldico que representa a los miembros de la Orden de la Jarretera, la orden de caballería más antigua y prestigiosa del Reino Unido.
Junto a ella (fuera de plano) hay un armario en el que se expone una vajilla de porcelana de Worcester perteneciente al rey de Hannover, un recordatorio más del linaje europeo y la historia dinástica que rodea a la familia real británica.
El Palacio de Buckingham, Londres

En circunstancias normales, si no estuviera en obras, lo habitual sería que el rey Carlos III residiera en el Palacio de Buckingham, la residencia londinense oficial de la monarquía británica desde hace generaciones.
El palacio forma parte de la Crown Estate que, como mencionamos, es un vasto patrimonio de terrenos y propiedades valorado en 21.000 millones de dólares (19.300 millones de euros). El rey lo heredó tras la muerte de Isabel II y le pertenecerá al monarca durante todo su reinado.
El Palacio de Buckingham, Londres

El Palacio de Buckingham está siendo sometido a una profunda renovación desde 2017, que se prevé finalice en 2027, con un coste estimado de 498 millones de dólares (457 millones de euros). Sin embargo, debido al estado de salud del rey Carlos III, que padece cáncer, se considera poco probable que él y la reina Camila lleguen a instalarse allí.
El rey nació en el Palacio de Buckingham, sede de la monarquía británica, y fue bautizado en la Sala de Música con agua del río Jordán.
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El Palacio de Buckingham, Londres

Carlos III nació en 1948, en la Sala Buhl del Palacio de Buckingham, un lugar reservado históricamente a eventos privados de la realeza. En la imagen aparece en el bautizo de su hermana, la princesa Ana, que tuvo lugar en la Sala de Música del mismo palacio.
Hijo mayor de la reina Isabel II, Carlos pasó su infancia entre el Palacio de Buckingham y el Castillo de Windsor, pero en 1958 marcó un hito al convertirse en el primer heredero al trono en abandonar las residencias reales para estudiar en un colegio tradicional: la Cheam Prep School.
El Palacio de Buckingham, Londres

La familia ocupaba 25 habitaciones en el ala noroeste del palacio, incluidas la suite del monarca y la suite de la consorte, pero la mayoría de estas nunca han sido fotografiadas.
Aunque el Palacio de Buckingham no era la residencia favorita de la reina Isabel II, eligió la Suite Belga, situada en la planta baja, como escenario para una fotografía oficial con motivo de su 25.º aniversario de boda con el príncipe Felipe, en 1972.
Esta misma suite fue utilizada por la pareja real en los primeros días de su matrimonio y allí nacieron el príncipe Andrés y el príncipe Eduardo.
El Palacio de Buckingham, Londres

El rey Carlos pasó gran parte de su infancia y juventud internado, primero en Cheam y luego en Gordonstoun, un exigente internado escocés conocido por su disciplina, por lo que apreciaba mucho las vacaciones que pasaba en casa con su familia.
Pasó los primeros años de su veintena estudiando en el Trinity College, uno de los centros más prestigiosos de la Universidad de Cambridge, donde obtuvo un máster en Historia en 1975.
También sirvió en las fuerzas armadas británicas entre 1971 y 1977 y, durante sus permisos, residía en habitaciones del Palacio de Buckingham y del Castillo de Windsor.
El Palacio de Kensington, Londres

El palacio, una especie de urbanización de lujo para la realeza, data de 1605 y fue adquirido en 1689 por 27.000 dólares (24.800 euros) por el rey Guillermo III y la reina María II. Ambos encargaron su ampliación al célebre arquitecto sir Christopher Wren, conocido por diseñar la Catedral de San Pablo de Londres.
Fue la residencia principal de la reina Ana, protagonista de la película ganadora del Óscar La favorita (2018). Tras su reinado, la propiedad perdió protagonismo dentro de la corte y se dividió en apartamentos reales, muchos de los cuales siguen ocupados por miembros de la familia real.
El Palacio de Kensington, Londres

A los 32 años, tras su boda de cuento de hadas con lady Diana Spencer en 1981, el entonces príncipe de Gales y su nueva esposa se mudaron al Palacio de Kensington, en Londres.
Los apartamentos 8 y 9, construidos por el rey Jorge I para su amante, la duquesa de Kendal, se unieron para crear una amplia residencia para los recién casados.
El Palacio de Kensington, Londres

La propiedad incluye la mansión principal y varias propiedades más pequeñas repartidas por el recinto, como Nottingham Cottage, donde vivieron el príncipe Harry y Meghan Markle antes de casarse.
El palacio propiamente dicho está dividido en distintos apartamentos, que tradicionalmente se asignan como residencia a miembros de la familia real británica que no están en la línea directa de sucesión, como los príncipes Michael de Kent, que ocupan el apartamento diez.
El Palacio de Kensington, Londres

Esta imagen de la joven familia real posando en sus apartamentos del Palacio de Kensington fue tomada en 1983.
Un año después nació el príncipe Harry, pero el matrimonio ya estaba en crisis. Según el documental de Channel 4, Diana: In Her Own Words (Princesa Diana: En primera persona), Carlos ya mantenía una relación con Camilla Parker-Bowles —hoy reina Camila— desde 1982.
La pareja acabó separándose oficialmente en 1992 y Carlos se trasladó al Palacio de St James, también en Londres.
York House, Palacio de St James, Londres

Entonces aún conocido como el príncipe Carlos, se trasladó a una nueva residencia en Londres tras su separación de la princesa Diana.
York House es un ala histórica del Palacio de St James. Fue construida en 1736 para un anterior príncipe de Gales, Frederick Lewis, y fue el hogar del duque de Cumberland, quien más tarde se convertiría en rey de Hannover, a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
York House, Palacio de St James, Londres

Tras la trágica muerte de la princesa Diana en 1997, Carlos permaneció en el Palacio de St James con sus hijos, Guillermo y Enrique.
Su apartamento en el Palacio de Kensington fue vaciado y algunos de sus contenidos se trasladaron a York House.
York House, Palacio de St James, Londres

El rey Carlos residió en York House con los príncipes Guillermo y Enrique hasta 2002. Se dice que la propiedad consta de varias habitaciones de techo bajo en la planta baja, varios salones pequeños en la primera planta y las dependencias del servicio en la planta superior, que tienen techos muy bajos.
Según la leyenda, bajo el Palacio de St James se extiende una red de túneles secretos que conectan con varios clubes de caballeros del barrio, la histórica bodega Berry Bros. & Rudd, una de las más antiguas del Reino Unido y proveedora de vinos de la Casa Real, y al Palacio de Buckingham.
Nos preguntamos si Carlos los encontró alguna vez...
York House, Palacio de St James, Londres

Desde 2002, el ala se utiliza como oficinas para la casa del rey Carlos y el monarca celebra eventos en los apartamentos de estado del Palacio de St James.
Aquí aparece en una cena organizada en York House en 2010 para apoyar al British Asian Trust, la organización benéfica fundada por Carlos para mejorar las condiciones de vida en países del sur de Asia.
Highgrove House, Gloucestershire

A principios de los años ochenta, el rey Carlos III adquirió esta mansión rural en Gloucestershire, que pasó a formar parte del Ducado de Cornualles. La compró en 1980, un año antes de casarse con la princesa Diana, por unos 1,1 millones de euros (1,2 millones de dólares) a Maurice Macmillan, hijo del ex primer ministro británico Harold Macmillan.
Se cuenta que a Diana no le gustaba la propiedad, de nueve dormitorios, por considerarla demasiado pequeña y con poca privacidad. Con el paso del tiempo, Highgrove se convirtió en uno de los refugios más queridos del monarca.
Highgrove House, Gloucestershire

En 1980, un año antes de su matrimonio con lady Diana Spencer, el rey Carlos compró Highgrove House, pero seguía pasando gran parte de su tiempo viajando para cumplir con sus obligaciones reales.
A los 31 años, estaba listo para tener su propio hogar y la casa de Gloucestershire ofrecía una ubicación ideal, a medio camino entre Londres y Cornualles.
Highgrove House, Gloucestershire

Los jóvenes príncipes pasaron muchos fines de semana de su infancia en esta finca del siglo XVIII, donde podían vagar libremente por los campos circundantes.
Hay innumerables fotos de los niños montando sus ponis o divirtiéndose en los prados contiguos a la casa, como esta, tomada en julio de 1986.
Highgrove House, Gloucestershire

El entonces príncipe Carlos se propuso transformar las 14 hectáreas de terreno que rodean Highgrove House en un jardín ecológico de exhibición.
Defensor de la agricultura ecológica y la sostenibilidad mucho antes de que se popularizaran, Su Alteza Real cree que la jardinería "ayuda a sanar las almas dañadas".
Entre sus innovaciones ecológicas en Highgrove destacan un sistema natural de depuración de aguas con lechos de juncos, calderas de biomasa, bombas de calor geotérmicas y aerotérmicas para calefacción y agua caliente, así como un sistema riguroso de compostaje para los residuos de cocina.
Birkhall, Aberdeenshire, Escocia

La finca privada del rey Carlos en Escocia, Birkhall, está situada a las afueras de Balmoral, en la zona montañosa de Aberdeenshire, en el noreste del país.
La propiedad, que data de 1715 y se extiende sobre 21.449 hectáreas, fue adquirida por el príncipe Alberto en 1852 junto con el castillo de Balmoral, la emblemática residencia de verano de la familia real británica.
Finalmente pasó a manos de la reina madre, quien legó la propiedad a su nieto al fallecer en 2002.
Birkhall, Aberdeenshire, Escocia

El rey Carlos III y Camila, entonces reina consorte, pasaron su luna de miel en esta modesta mansión escocesa, que la reina madre describía con cariño como "una casa pequeña muy grande o una casa grande muy pequeña".
En realidad, este acogedor pabellón de caza ha sido escenario de un total de seis lunas de miel reales a lo largo de los años.
Birkhall, Aberdeenshire, Escocia

El joven príncipe de Gales adoraba la propiedad desde sus primeros viajes allí cuando era niño. En la foto aparece con su hermana, la princesa Ana, en 1951.
Este lugar fue un refugio para Carlos durante su adolescencia, al que acudía con frecuencia para escapar de los horrores de Gordonstoun, el famoso y estricto colegio privado escocés. En una ocasión, Carlos llegó a describirlo con ironía como “Colditz con faldas escocesas”, comparándolo con un campo de prisioneros por su ambiente riguroso y severo.
Birkhall, Aberdeenshire, Escocia

Cuando está en Birkhall, se dice que el rey Carlos III dedica su tiempo libre a actividades como la pesca, la caza de ciervos, el dibujo y la pintura de acuarelas.
Tras el fallecimiento de la reina madre, Carlos y Camila supervisaron una cuidadosa remodelación de la propiedad, confiando el trabajo a su diseñador de interiores de confianza, Robert Kime.
Se dice que la casa cuenta con tartán Royal Stewart, el tradicional tejido escocés de cuadros rojos asociado a la familia real, tanto en los suelos como en las paredes. También posee algunos detalles muy peculiares, como once relojes de pie en el comedor.
Dumfries House, Ayrshire, Escocia

El amor del rey Carlos III por Escocia le llevó a salvar una mansión histórica en ruinas: Dumfries House.
Esta impresionante casa de campo de estilo palladiano, construida en la década de 1750 para William Dalrymple, quinto conde de Dumfries, fue obra de los arquitectos escoceses John Adam y Robert Adam, figuras clave en la arquitectura neoclásica británica.
La propiedad acabó en manos de John Crichton-Stuart, séptimo marqués de Bute, quien tuvo dificultades para mantenerla y se vio obligado a ponerla en venta
Dumfries House, Ayrshire, Escocia

La galería de fotos de la primera planta alberga una impresionante colección de arte. El pasillo conduce a los dormitorios principales donde se alojan el rey y la reina cuando están en la residencia.
Curiosamente, la reina Camilla está convencida de que la casa está encantada: "Tenía un ambiente realmente inquietante", reveló en un documental de ITV: The Real Camilla: HRH the Duchess of Cornwall. "Estoy segura de que había un fantasma. No tengo la menor duda".
El castillo de Mey, Caithness, Escocia

El castillo de Mey está situado en un lugar especialmente aislado en la ventosa costa norte de Escocia.
El castillo aparece en la serie de Netflix The Crown, y fue construido entre 1566 y 1572 para el cuarto conde de Caithness. La reina madre lo adquirió en 1952, tras el fallecimiento de su marido, el rey Jorge VI.
El castillo de Mey, Caithness, Escocia

Un refugio lejano donde la reina madre viuda encontraba consuelo tras la muerte del rey Jorge VI, el castillo de Mey se convirtió en su lugar predilecto de retiro. Desde 1955 hasta poco antes de su fallecimiento en 2002, pasaba allí los meses de agosto y octubre.
Antes de instalarse, la familia real recuperó su nombre original, Barrogill Castle, y emprendió una restauración completa del edificio, eliminando muchas de las añadiduras del siglo XIX.
El castillo de Mey, Caithness, Escocia

Aunque el monarca británico no es propietario del castillo, actualmente forma parte de la Fundación del Rey (The King’s Foundation), una organización benéfica creada por el propio Carlos para impulsar la educación, el patrimonio, la sostenibilidad y la regeneración de comunidades, y viaja allí cada año a finales de agosto con su esposa para una estancia de diez días.
Destacado por su lejanía, hay muy poco que hacer en el castillo, más allá de juegos de mesa y paseos revitalizantes por la costa escocesa.
Afortunadamente, según algunas fuentes, el rey tiene previsto crear un folie, una linda estructura decorativa de jardín, y un laberinto en los terrenos para atraer a más visitantes.
El castillo de Mey, Caithness, Escocia

El castillo también ha sido muy popular entre otros miembros de la realeza. El príncipe Harry y Meghan, la duquesa de Sussex, disfrutaron de una escapada romántica allí en 2018.
Nadie sabe si se toparon con el fantasma que habita en el lugar. Se rumorea que el castillo está embrujado por la Dama Verde, el espíritu de lady Fanny Sinclair, quien, según la leyenda, habría mantenido un romance con un mozo de cuadra en la década de 1880. Cuando su padre lo descubrió, expulsó al joven y, según se dice, lady Sinclair, con el corazón roto, se quitó la vida.
Llwynywermod, Carmarthenshire, Gales

En otro esfuerzo por racionalizar la huella monárquica y reducir los costes de sus propiedades, el rey Carlos III renunció al arrendamiento de su casa galesa en 2023.
El rey, entonces príncipe, compró la finca Llwynywermod, de 77,7 hectáreas, en 2007 por 1,6 millones de dólares (1,5 millones de euros) a través del Ducado de Cornualles.
Situada en el condado de Carmarthenshire, junto a las espectaculares montañas de Bannau Brycheiniog (conocidas tradicionalmente como Brecon Beacons), la propiedad gira en torno a una encantadora casa de campo encalada, de arquitectura típica galesa.
Llwynywermod, Carmarthenshire, Gales

Tras la muerte de la reina Isabel II, la propiedad pasó a manos del príncipe Guillermo, príncipe de Gales, cuando heredó el ducado de Cornualles, y el rey Carlos pagó el alquiler de la finca a partir de entonces.
La casa de Llwynywermod tiene una historia larga e interesante. Su primer propietario conocido fue William Williams, en el siglo XIII, un noble galés que, según se dice, era pariente lejano de Ana Bolena, la segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra, tristemente célebre por ser ejecutada bajo orden del propio monarca.
La finca fue más tarde la sede de los baronetes Griffies-Williams, una familia aristocrática local que la ocupó hasta 1877, cuando su linaje se extinguió.
Llwynywermod, Carmarthenshire, Gales

Llwynywermod está compuesto en realidad por tres casitas, un granero protegido por su valor arquitectónico (lo que en el Reino Unido se conoce como edificio de grado II) y la casa principal.
El rey Carlos contrató al arquitecto Craig Hamilton para transformar la propiedad en consonancia con su filosofía de sostenibilidad. El proyecto se llevó a cabo con el máximo cuidado y se conservaron las románticas ruinas de la propiedad, lo que confiere un aire de misterio a la finca.
Se utilizó lana de oveja para el aislamiento, se enlucieron las paredes con yeso de cáñamo y se emplearon otros materiales tradicionales en la rehabilitación. Los interiores fueron decorados por el rey y la reina con artesanía galesa y obras de artistas locales.
Tamarisk, Islas Sorlingas

Este bungaló de cuatro dormitorios, sorprendentemente modesto, está situado en St Mary’s, en las Islas Sorlingas (Isles of Scilly, en inglés), un pequeño archipiélago al suroeste de Cornualles.
Fue la primera propiedad adquirida por Carlos, con solo 20 años. La compró en 1969 a través del Ducado de Cornualles y pasó allí una Navidad real ese mismo año.
Desde entonces ha sido reformada y, en 2016, el rey obtuvo la autorización para transformarlo en la la acogedora casita que vemos hoy.
Tamarisk, Islas Sorlingas

Antes de su separación, el príncipe Carlos y la princesa Diana solían pasar sus vacaciones en las Islas Sorlingas, aunque se alojaban en la vecina Tamarisk, ya que el bungaló era demasiado pequeño para ellos.
Aquí los vemos en 1989, saliendo juntos a dar un paseo en bicicleta.
La propiedad recibió su nombre por los tamariscos que crecen a su alrededor, unos arbustos resistentes al viento y a la sal, característicos de las zonas costeras. Aunque son poco comunes en la Gran Bretaña continental, proliferan en el suave clima subtropical de las Islas Sorlingas.
Tamarisk, Islas Sorlingas

Situada en el histórico Garrison, a las afueras de Hugh Town, el pueblo más grande de la isla, Tamarisk House tiene vistas panorámicas al mar.
Actualmente, la casa puede alquilarse como alojamiento vacacional a través del Duchy of Cornwall Holiday Cottages, una red de propiedades gestionadas por el Ducado de Cornualles que funciona como una especie de "Airbnb real", ofreciendo estancias exclusivas en propiedades históricas de la familia real británica.
Además de la sala de estar decorada con buen gusto, la casa rural cuenta con una moderna cocina y comedor, y una chimenea para las noches más frías.
Propiedad transilvana, Zalanpatak, Rumanía

Transilvania, célebre por su vinculación con el conde Drácula y con el temido gobernante histórico Vlad el Empalador, es uno de los destinos vacacionales favoritos del rey Carlos III.
El entonces príncipe de Gales visitó esta región del centro de Rumanía en 1998, poco después del fallecimiento de Diana, y quedó tan prendado del lugar que acabó comprando dos propiedades allí.
Propiedad transilvana, Zalanpatak, Rumanía

Las dos propiedades están a cargo del conde Kálnoky, amigo íntimo del rey.
Carlos adquirió su primera casa en Transilvania en 2006, en el pueblo sajón de Viscri. En 2010, compró esta casa de campo en Zalanpatak, una aldea de los Cárpatos orientales, por un precio que, según se rumorea, fue de 16,3 millones de dólares (15 millones de euros) y la restauró. En la foto aparece el entonces príncipe con el conde y su personal.
Propiedad transilvana, Zalanpatak, Rumanía

Se sabe que el rey Carlos se aloja en estas casas cuando visita Rumanía, pero el resto del año se alquilan a turistas.
Al igual que otros proyectos de renovación en los que ha participado la realeza, las propiedades han sido restauradas con mucho cuidado, utilizando métodos de construcción auténticos y materiales tradicionales de origen local.
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