Transformaron una iglesia victoriana en un alojamiento de lujo: Así fue la increíble renovación
De iglesia abandonada a hogar divino

Cuando Geoff y Julie Bolam empezaron a buscar una casa para pasar las vacaciones, no imaginaban que acabarían convirtiendo una iglesia victoriana abandonada en un alojamiento de lujo.
Haz clic en la flecha de la derecha para descubrir cómo la pareja transformó la propiedad con la ayuda de un equipo de expertos, mucho esfuerzo y, quizás, un poco de intervención divina...
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
Un plan para la jubilación

Entonces, ¿cómo acabaron Geoff y Julie siendo propietarios de una iglesia abandonada?
En 2018, la pareja vivía en High Wycombe, una localidad del sureste de Inglaterra situada a unos 50 kilómetros de Londres, y trabajaban en la capital.
“Teníamos una casa de campo en el pueblo de Paxford, en los Cotswolds”, cuenta Geoff, refiriéndose a una de las regiones rurales más pintorescas del Reino Unido, famosa por sus colinas suaves y sus casas de piedra tradicionales.
“Pero cuando se acercaba la jubilación, decidimos mudarnos allí de forma permanente”.
Vendieron su vivienda y se trasladaron al pueblo. “Queríamos reinvertir parte del dinero en una pequeña casa de campo que pudiéramos alquilar a turistas para ganar algo de dinero tras la jubilación”, añade Julie.
“Así que empezamos a buscar algo cercano de lo que pudiéramos encargarnos nosotros mismos”.
La iglesia Old Mission

La pareja no tenía intención de embarcarse en una gran reforma, pero cuando se enteraron de que se vendía una antigua iglesia cerca, decidieron echarle un vistazo. "La visitamos ese fin de semana y enseguida vimos su potencial", recuerda Geoff.
La iglesia Old Mission data de 1866 y fue construida con piedra tradicional de los Cotswolds, de un tono miel característico.
Tiene dos bonitos tejados a dos aguas y una pequeña aguja coronada por una campana y un reloj.
La foto que ves fue tomada en 2014, cuatro años antes de que Julie y Geoff la compraran.
Un lugar emblemático

La propiedad fue originalmente una escuela para 100 niños de la zona. "Se construyó en estilo eclesiástico, con la intención de que se utilizara para servicios religiosos los domingos", explica Geoff.
En 1886 se amplió y pasó a ser una escuela mixta reconocida oficialmente. Y si bien cerró sus puertas en 1921, la iglesia siguió en uso.
En esta imagen de 2012, tomada por la fotógrafa Antonia Deutsch, se puede ver a un grupo de escolares celebrando frente al edificio el Jubileo de Diamante de la reina Isabel, un acto conmemorativo por sus 60 años como monarca del Reino Unido.
"En 2018, la congregación estaba disminuyendo y los costes de mantenimiento aumentaban", explica Julie.
"Dado que su uso era cada vez más esporádico, la iglesia se puso a la venta mediante una subasta privada. Sin darnos cuenta, hicimos la puja más alta y, así, sin más, nos convertimos en propietarios de una iglesia", bromea Julie.
La pareja pagó 235.000 dólares (216.000 euros) por la propiedad.
Rebosante de historia

Esta foto fue tomada el día en que la pareja recibió las llaves, y muestra la antigua nave aún amueblada con bancos de madera.
“Una vez completada la venta, nos pusimos en contacto con varios especialistas para que nos asesoraran sobre la restauración”, relata Geoff.
“Teníamos en mente una rehabilitación cuidada para convertirla en una vivienda turística de dos dormitorios”.
Tras colaborar con un primer arquitecto que no conectó con su visión, Geoff y Julie acudieron a James Mackintosh Architects, un estudio especializado en edificios históricos.
“Nos sugirieron dejar la nave como un espacio diáfano, instalar un dormitorio en la antigua aula e incorporar un altillo tipo cápsula para alojar un segundo dormitorio”.
Planos y pino

El proceso de planificación fue todo un reto, ya que las autoridades locales impusieron varias condiciones: "Por ejemplo, la parte delantera y el lateral norte de la iglesia son visibles al entrar en el pueblo, por lo que no se podía alterar su aspecto", señala Julie.
"La chimenea de nuestra estufa de leña no podía sobresalir por el tejado en esa zona y todas las ventanas del tejado tenían que estar situadas en el lateral sur, protegido por los árboles".
Una vez aprobados los planos, pudieron comenzar las obras.
Uno de los primeros trabajos fue la restauración de las vigas originales de pino: "Estaban cubiertas con un tinte oscuro de caoba, así que contratamos a un especialista para que limpiara con cuidado la madera y le devolviera su color natural", añade Geoff.
Arreglar el tejado

A continuación, se instalaron andamios para reparar el tejado.
“Rápidamente descubrimos un problema”, cuenta Geoff.
“Los listones del tejado y los del interior estaban clavados directamente sobre las vigas. Eso significaba que no podíamos sustituirlos sin dañar el tejado".
Así que la pareja no tuvo más remedio que desmontar todo el techo y reconstruirlo.
"Para cumplir con la normativa de construcción, las tejas tenían que solaparse considerablemente, por lo que tuvimos que buscar más del mismo tamaño, forma y color. Llamamos a varios almacenes de materiales recuperados hasta que dimos con un proveedor", explica Julie.
Las tejas no venían perforadas, así que el constructor tuvo que hacer una ranura lateral para poder clavarlas y reforzarlas con un adhesivo industrial especial para tejados.
Lidiar con la humedad

El suelo interior también acabó dando problemas.
“Las tablas originales se habían sustituido por una losa de hormigón, con una capa impermeabilizante debajo”, explica Geoff.
"Esto permitía que la humedad del suelo exterior se filtrara en las paredes, provocando humedad ascendente. Hubo que excavar todo el suelo".
“En un momento dado, no teníamos tejado ni suelo. Lo único que quedaba eran las paredes”, recuerda Julie. "Probablemente, fue la parte más estresante de todo el proceso".
Soluciones inteligentes

Para solucionar el problema de la humedad, retiraron todos los materiales a base de cemento del interior y los sustituyeron por otros más transpirables.
La pareja eligió hormigón de cal para el nuevo suelo. "Es ideal para controlar la humedad del terreno", explica Julie.
"Instalamos una subbase de grava aislante de espuma de vidrio, que aumenta los niveles de aislamiento y funciona bien con la calefacción por suelo radiante".
En algún momento, la parte inferior de las paredes internas se había rellenado con arena y mortero de cemento, lo que impedía que las piedras respiraran.
"Esto provocó que el yeso restante se desmoronara", aclara Geoff. "Pedimos prestadas algunas herramientas y pasamos dos semanas quitando el mortero antiguo. Fue un trabajo agotador y sucio".
Drenaje y desviación del agua

Las iglesias victorianas son famosas por sus corrientes de aire, por lo que la pareja estaba muy interesada en mejorar su hermeticidad y eficiencia térmica.
"Nuestro vecino nos recomendó el Diathonite Evolution de Daisen", dice Julie. " Es un revestimiento ecológico a base de cal y corcho que consigue altos niveles de aislamiento térmico".
En el exterior, rebajaron el nivel del terreno unos 15 centímetros alrededor de la iglesia para evitar filtraciones e instalaron un nuevo sistema de drenaje para desviar el agua.
“Gracias a estos cambios, la casa pudo secarse y empezar a respirar, lo que evitó futuros problemas de humedad”, añade Geoff.
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La construcción del altillo

A continuación, llegó el momento del elemento más emocionante del proyecto: la entreplanta.
"Para garantizar su seguridad estructural, instalamos dos vigas de acero estructural y dos columnas metálicas”, explica Geoff.
“Luego las revestimos con madera para que se integraran mejor en el espacio”.
Para hacer sitio a las vigas, se retiraron algunas piedras del interior de la iglesia.
Gracias a esa solución, en el futuro se podrá desmontar fácilmente el altillo y recolocar las piedras originales sin dificultad.
El altillo perfecto

Según James Mackintosh Architects, el altillo se diseñó para ocupar menos del 60% de la superficie total de la nave.
“Decidimos situar la parte inferior del altillo lo más alto posible con respecto a la parte superior de las ventanas para reducir su impacto visual desde el exterior", dice James.
"Parece que flota sobre el espacio habitable, y esa sensación de ligereza se refuerza con una escalera de vidrio hecha a medida que conecta la cocina con el altillo".
Los acabados interiores

Una vez colocadas las vigas de soporte, se instaló la cocina. Después se colocaron unos preciosos suelos de piedra para conseguir un acabado rústico pero elegante.
"Para cumplir con la normativa contra incendios, también instalamos un Automist Smartscan de Plumis montado en la pared", explica Geoff.
"Este sistema, premiado por su innovación, utiliza sensores de infrarrojos y lanza una fina niebla de agua a alta presión si detecta un incendio".
Las características originales

Las vidrieras originales de la iglesia, hechas con vidrio de colores y estructura de plomo, fueron cuidadosamente retiradas y restauradas por especialistas antes de ser reinstaladas.
"Añadimos una segunda capa de vidrio a medida por dentro para reducir la pérdida de calor y evitar las corrientes de aire", especifica Julie.
"Una de las joyas del edificio es una vidriera muy especial, diseñada en 1870 por el estudio Holland and Holt, de Warwick, en Inglaterra”.
“Se colocó en la ventana orientada al este y conmemora a Mary Elliot, que murió en Francia con solo 19 años. Era la única hija de Gilbert Elliot, un benefactor local que financió la construcción de la escuela".
El retoque exterior

En el exterior, los problemas de humedad, así como los canalones defectuosos, habían dejado manchas visibles en la mampostería.
"El exterior se limpió con máquinas DOFF, que tiran un chorro de agua a alta temperatura y baja presión", detalla Geoff.
“Los resultados fueron excelentes, aunque parte del revestimiento exterior se despegó, así que tuvimos que volver a rellenar todas las juntas”.
Para reforzar y estabilizar la estructura, la pareja utilizó unas varillas metálicas helicoidales de acero inoxidable, de la marca HeliFix.
"Estas barras se colocaron entre las piedras para proporcionar un soporte adicional", añade Julie.
“Después rejuntamos toda la iglesia con mortero de cal pre-mezclado de Lime Green, una marca británica especializada en materiales ecológicos, que es fácil de aplicar y no se agrieta al secarse”.
La reparación del reloj

Aunque la pareja contrató a profesionales para gran parte del proyecto, también se encargaron personalmente de algunas tareas.
“Investigamos mucho, restauramos los marcos de las ventanas y nos ocupamos de toda la decoración interior”, cuenta Julie.
"También restauramos la antigua esfera del reloj. La pintamos y le dimos un acabado con números romanos en pan de oro".
Conservaron también la campana original y, afortunadamente, sus soportes estaban en buen estado no hizo falta sustituirlos.
¿Estás listo para ver el resultado final?
Un acabado divino

Tras 14 meses de trabajo, la reforma de la iglesia quedó terminada. Vista desde fuera, apenas ha cambiado: solo el yeso fresco y la piedra limpia delatan la transformación.
También se ajardinó la parte trasera y, frente a la entrada principal, se creó un pequeño patio decorado con bancos reciclados, recuperados del interior.
“Nuestra familia nos ayudó con la plantación y, además, contratamos a alguien para que tejiera a mano una nueva valla de sauce”, revela Geoff.
Una bienvenida impresionante

Con unos 83 metros cuadrados, el interior es casi irreconocible tras la reforma. La puerta principal se abre a un pequeño vestíbulo que da paso a la antigua nave.
Ahora convertida en una amplia y luminosa sala de estar, el espacio se divide en una zona de salón y una cocina con isla, ideal para comer de manera informal.
El interior acogedor

Junto al salón, que cuenta con una moderna chimenea de leña, hay un pequeño comedor.
“Está ubicado en lo que antes era el presbiterio, y conserva unas vidrieras restauradas con mucho mimo que datan de 1870”, explica Julie.
Este rincón acogedor es ideal para comidas más formales y destaca por el tono amarillo mantequilla de las paredes, que aporta calidez y un toque de color.
Preservar lo original

Por supuesto, Geoff y Julie querían conservar tantos elementos originales como fuera posible, aunque hubo uno que planteó dudas.
“Quisimos sustituir el mecanismo del reloj”, narra Julie.
“Funciona con pesas, así que hay que darle cuerda cada semana. Por eso pensamos en instalar un sistema eléctrico y retirar las pesas, que bajan por la pared del antiguo presbiterio”.
Sin embargo, el técnico de conservación les pidió que lo mantuvieran, ya que lo consideraba una parte esencial de la historia y el diseño del edificio.
Así que, para proteger el mecanismo original, la pareja encargó una vitrina de vidrio a medida que lo conserva visible sin alterarlo.
Una cocina genial

Luminosa y bien organizada, la cocina azul intenso añade un suave contraste al espacio diáfano, creando zonas diferenciadas para cocinar, comer y relajarse.
De estilo galera, incluye una gran isla central que funciona también como barra de desayuno.
Tiene un fregadero integrado en la encimera, mientras que los armarios del frente albergan una placa de inducción y un horno empotrado.
El aula original

En el extremo más alejado de la iglesia se encuentra la antigua aula.
Está situada detrás de unas puertas correderas de madera con arco original, restauradas por Paul Keyte, un ebanista del pueblo especializado en muebles antiguos.
Las puertas pueden dejarse abiertas para que la luz fluya hacia el espacio principal o cerrarse cuando se usa como dormitorio, proporcionando privacidad sin perder elegancia.
El dormitorio lleno de luz

Ahora transformada en un dormitorio lleno de luz y carácter, la antigua aula conserva su espectacular techo abovedado, decorado con vigas restauradas.
Dos grandes ventanas inundan el espacio de luz natural y una chimenea de ladrillo en la esquina aporta calidez y personalidad.
El cabecero se fabricó con paneles del púlpito original y una elegante bañera integrada en la habitación añade un toque inesperado.
Baños con encanto

La iglesia cuenta ahora con dos baños completos: uno integrado en el dormitorio principal y otro, más pequeño, situado en el altillo.
Ambos disponen de ducha, lavabo e inodoro.
Aunque hubo momentos especialmente difíciles, Geoff y Julie recuerdan el proyecto como una experiencia profundamente gratificante.
“Sabíamos que iba a quedar fantástico cuando lo termináramos”, afirma Julie. “Eso fue lo que nos dio fuerzas para continuar. Nos recordábamos todo el tiempo por qué lo estábamos haciendo”.
Un altillo fascinante

La cápsula suspendida es acogedora y elegante, con un atrevido papel pintado, una pintura azul intensa, vigas de madera recién restauradas y un gran frontón acristalado que da a la sala de estar.
Ahora con un excelente aislamiento térmico, la iglesia cuenta con suelos y paredes protegidos contra la pérdida de calor.
“Elevamos ligeramente el techo —unos dos centímetros— para poder instalar una capa de espuma aislante rígida de alta eficiencia, junto con una manta reflectante multicapa que ayuda a conservar el calor”, detalla Geoff.
“Así evitamos que se escape por arriba”.
Consejos desde la experiencia

La reforma supuso una inversión de unos 500.000 dólares (459.000 euros), y Geoff y Julie atribuyen el éxito del proyecto a haber elegido bien a su equipo.
“Nos sentimos muy afortunados de haber vivido una experiencia tan especial y de haber podido contar con artesanos tan talentosos. Estamos muy orgullosos del resultado”, afirma Geoff.
Por supuesto, también les pedimos que compartieran algún consejo para quienes estén pensando en lanzarse a una reforma parecida: "Estad dispuestos a ceder, especialmente si trabajáis con responsables de conservación", sugiere Julie.
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