31 formas increíbles de prolongar la vida útil de los productos frescos
No al desperdicio de alimentos

Resulta realmente frustrante que, después de hacer una gran compra, los ingredientes que has comprado empiecen a estropearse antes de que hayas tenido tiempo de cocinarlos.
Por suerte, hay algunos trucos sencillos que puedes utilizar para prolongar la vida útil de frutas, verduras, productos lácteos y más. Lo más importante es que evitarás el desperdicio innecesario de alimentos.
Sigue leyendo para descubrir 31 métodos para que tus alimentos y bebidas preferidos duren más. No olvides llegar al primero, el más relevante de todos.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveFOOD.
31. Guarda la pasta fresca en el congelador

Si has comprado o preparado pasta fresca y no vas a poder comerla antes de que caduque, no hace falta que la tires. Siempre que esté bien envuelta, se congela bien y puede durar hasta dos meses.
Congélala en una bandeja y, a continuación, transfiérela a bolsas o cajas adecuadas para el congelador. Solo tendrás que descongelarla con tiempo cuando necesites preparar una cena rápida.
30. Congela las verduras en salsa

Desde verduras de hoja marchitas hasta tomates blandos y calabacines a punto de estropearse, es difícil saber qué hacer con las verduras que están a punto de estropearse. En lugar de tirarlas al compost, mézclalas en una salsa llena de verduras.
Prepara una sabrosa salsa para pasta desde cero cocinando las verduras con tomates en lata. Luego, puedes congelarla y descongelarla la próxima vez que necesites una salsa para pasta fácil.
29. Congela la leche fresca

Congelar la leche fresca es un truco ideal para evitar que se eche a perder. La leche desnatada o semidesnatada puede durar hasta un mes en el congelador. Sin embargo, la grasa requiere una temperatura extremadamente baja para congelarse (inferior a la media de los congeladores), por lo que este truco no funciona tan bien con la leche entera.
28. Envuelve el brócoli en papel de aluminio

Para mantener el brócoli fresco durante más tiempo, corta los extremos y envuelve la cabeza sin apretar en papel de aluminio. Al guardarlo así, se escapará el exceso de gas etileno, pero se conservará la humedad suficiente para mantener el brócoli fresco.
Este truco también funciona de maravilla con otras verduras, como los pimientos verdes y el apio.
¿Y qué ocurre si no quieres que se te estropee el pesto?
27. Añade pesto a una bandeja de cubitos de hielo

El pesto es un acompañamiento ideal para la pasta y también queda muy bien rociado sobre verduras asadas o como salsa para pollo o pescado. Sin embargo, puede empezar a estropearse muy rápidamente una vez abierto el frasco.
Para mantener fresco el pesto sobrante, viértelo en una bandeja para cubitos de hielo y congélalo. De esta manera, siempre tendrás a mano cuando lo necesites.
26. Corta las hojas de los tubérculos

Ideales para guisos, caldos y asados, las hortalizas de raíz son un básico en la cocina. Existen trucos para que duren más tiempo.
La mayoría de las hortalizas de raíz tienen hojas, que deben retirarse y guardarse por separado, ya que pueden absorber la humedad de las raíces y dejarlas secas. Guarda las hojas en el frigorífico y las raíces en un lugar fresco y oscuro, como la despensa.
25. Congela las hierbas frescas en aceite

Una forma práctica de conservar las hierbas frescas y las guindillas es picarlas, ponerlas en cubiteras y cubrirlas con aceite de oliva o mantequilla derretida. Esto ayudará a conservar el sabor de los ingredientes aromáticos y evitará que se quemen en el congelador (daño causado por el aire que entra en contacto con los alimentos).
Las hierbas y los chiles congelados se pueden añadir a salsas, sopas y guisos cuando los necesites.
24. Guarda los espárragos como si fueran un ramo de flores

Al cabo de un tiempo, los espárragos pueden empezar a parecer un poco mustios. Para mantenerlos frescos durante más tiempo, corta los tallos y colócalos en un poco de agua (como si fueran un ramo de flores). Cúbrelos con una bolsa de plástico sin apretar y mételos en la nevera. Así se mantendrán crujientes y frescos durante más tiempo.
23. Congela las verduras para hacer batidos

Los batidos no solo quedan bien con frutas congeladas. Las verduras de hoja verde, como la col rizada y las espinacas, también se pueden congelar y batir para preparar una gran variedad de bebidas refrescantes.
Prueba a meter en bolsas combinaciones de frutas y verduras y congélalas, listas para pasar directamente a la batidora.
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22. Seca las hierbas en el microondas

Si te cuesta utilizar las hierbas frescas antes de que se estropeen, puedes secarlas y guardarlas para más adelante. Para ello, coloca las hierbas entre dos hojas de papel de cocina y mételas en el microondas durante 1 minuto, seguido de intervalos de 20 segundos hasta que estén completamente secas. Guárdalas en un tarro hermético.
21. No laves los productos frescos antes de meterlos en la nevera

Tanto si has comprado las verduras en el mercado como si las has cultivado en tu huerto, es probable que estén cubiertas de tierra. Ahora bien, lavar las frutas y verduras antes de refrigerarlas producirá un exceso de humedad que hará que se estropeen más rápido. Si necesitas lavar los alimentos, hazlo justo antes de cocinarlos o servirlos.
20. Congela la fruta

Si tienes fruta fresca que no vas a comer, guárdala en bolsas en porciones pequeñas y congélala. La fruta congelada es muy útil para muchas recetas. Puedes usarla directamente del congelador para hacer batidos o añadirla a las gachas mientras se cocinan, o usarla para hacer tartas y gelatinas.
Se puede congelar casi toda la fruta, desde plátanos y mangos hasta grosellas y manzanas.
19. Transfiere el café a un recipiente opaco

Tanto si utilizas café en grano como molido, la luz es su peor enemigo. La exposición a la luz altera el color y el sabor del café, haciendo que se estropee más rápido. Por eso, aunque pueda resultar tentador exhibir los granos de café en un tarro de cristal, es mejor guardarlos en un recipiente opaco y hermético en un armario fresco y oscuro.
18. Haz polos de yogur

El yogur no dura eternamente, pero si se acerca su fecha de caducidad, puedes evitar que acabe en la basura. Basta con convertirlo en polos de hielo mezclándolo con bayas frescas y miel, vertiendo la mezcla en moldes y añadiendo palitos de polo. Mételos en el congelador y voilà: un tentempié refrescante y saludable.
Y de un tentempié ideal en verano a otro para todo el año.
17. Exprime zumo de lima sobre el guacamole

A todo el mundo le encanta el guacamole, pero a nadie le gusta que las sobras se pongan marrones en el frigorífico. La buena noticia es que puedes evitarlo añadiendo un chorrito de zumo de lima. La acidez ayudará a combatir la enzima que provoca el color marrón.
Cuando saques el guacamole del frigorífico, escurre el exceso de zumo y remuévelo bien antes de servirlo.
16. Cuelga los plátanos

No pongas los plátanos en el frutero con el resto de frutas; usa un colgador para plátanos.
De esta forma, evitarás que la fruta se magulle y se estropee demasiado rápido. Siempre que el colgador esté situado en un lugar que permita que el aire circule libremente alrededor de los plátanos, también ayudará a ralentizar el proceso de maduración.
Mantén el racimo alejado de otras frutas. Los plátanos desprenden gas etileno, que hace que otros productos se estropeen.
15. Guarda la mozzarella fresca en agua

Las bolas de mozzarella fresca se secan rápidamente o se vuelven agrias una vez cortadas. Sin embargo, es posible prolongar su vida útil. Simplemente guarda el líquido del envase en el que vienen, ponlo en un recipiente de plástico junto con el queso sobrante y guárdalo todo en el frigorífico.
Si te aseguras de que todo el queso quede cubierto, debería durar unos tres días.
14. Deja los tomates en la encimera

Muchas frutas y verduras se conservan mejor en el frigorífico, pero, aunque te cueste creer, este no es el caso de los tomates.
Cuando se almacenan a temperaturas demasiado frías, las delicadas membranas del tomate pueden dañarse, lo que hace que este ingrediente tan apreciado en las ensaladas se vuelva acuoso y pierda sabor. En su lugar, guárdalos en la encimera para que se mantengan jugosos (y duren mucho más).
13. Compra un absorbedor de gas etileno

Si tu frigorífico y tus armarios están siempre llenos de frutas y verduras, vale la pena invertir en un absorbedor de etileno. Estas prácticas bolsitas se colocan junto a los productos y absorben todo el gas problemático, lo que prolonga la vida útil de tus productos frescos y evita que tu frigorífico adquiera olores desagradables.
Para evitar problemas, también deberías mantener el siguiente alimento bien lejos de la nevera…
12. No guardes el ajo en el frigorífico

El peor lugar para guardar el ajo es en un recipiente hermético en el frigorífico, ya que esto puede hacer que el bulbo brote y se enmohezca. En su lugar, guarda el ajo en un lugar seco y oscuro, y mantén el bulbo entero el mayor tiempo posible. Una vez que hayas separado y pelado los dientes, no durarán más de una semana.
11. No dejes que una manzana podrida eche a perder toda la cesta

A medida que maduran, las manzanas (al igual que otras frutas) producen etileno. Cuando se guardan frutas juntas, el etileno de cada una de ellas hace que las demás también maduren. Por lo tanto, si ves una manzana que parece un poco madura, retírala de inmediato.
10. Coloca las setas en una bolsa de papel

Para evitar que las setas se pongan viscosas y se enmohezcan demasiado rápido, guárdalas en una bolsa de papel en lugar de en una de plástico. Estos hongos ricos en nutrientes detestan la humedad, por lo que es mejor evitar que entren en contacto con ella.
Por suerte, guardarlas de esta manera evitará que se forme condensación. La bolsa de papel también absorberá el exceso de humedad.
9. Enjuaga las bayas con vinagre

Las bayas son deliciosas frescas, pero no duran mucho. Para conservarlas, lávalas en una mezcla de una parte de vinagre y tres partes de agua, escúrrelas, enjuágalas bien y mételas en el frigorífico. No te preocupes, esto no les dará un sabor avinagrado, solo matará los gérmenes y ayudará a evitar que se enmohezcan durante más tiempo.
8. Nunca guardes la leche en la puerta del frigorífico

Aunque la puerta del frigorífico puede parecer el lugar más obvio para guardar la leche fresca, los expertos advierten de que, en realidad, puede hacer que los lácteos se estropeen más rápido.
La temperatura del frigorífico puede fluctuar, y esto es más frecuente en la zona de la puerta, donde suele hacer más calor debido a su uso frecuente. El estante inferior es el más frío y el ideal para la carne y el pescado crudos, mientras que el estante central es más adecuado para los productos lácteos, como la leche y el queso.
Y el queso, ¿dónde va?
7. Conserva el queso en papel encerado

La mayoría de los quesos, especialmente los quesos finos, necesitan respirar, por lo que, a la hora de conservarlos, se debe evitar el film transparente y las cajas de plástico.
En su lugar, envuelve el queso en papel encerado o pergamino y guárdalo en la parte inferior del frigorífico. Manténlo alejado de productos con olores fuertes, ya que, al igual que la mantequilla, el queso puede absorber los aromas.
6. Guarda la harina en un recipiente hermético

No caigas en la tentación de dejar la harina en la bolsa abierta en la que viene, ya que esto acortará considerablemente su vida útil. Es mejor verterla en un recipiente hermético de vidrio o plástico, donde conservará su humedad natural. Eso sí, asegúrate de que el recipiente esté bien esterilizado y seco antes de llenarlo con harina.
5. Mantén las hierbas frescas en agua

Al igual que los espárragos, las hierbas frescas, como la albahaca y el perejil, se conservan mejor si se tratan como un ramo de flores. Para evitar que se estropeen, corta los tallos y colócalas en un jarrón con agua fresca. Asegúrate de que reciben suficiente luz y manténlas alejadas de temperaturas extremas.
4. Pon papel de cocina encima de la ensalada

Las hojas de lechuga están deliciosas el primer día, pero una vez abierto el paquete, se estropean rápidamente. Sin embargo, hay una forma de mantenerlas frescas durante más tiempo. Basta con colocar una hoja de papel de cocina sobre las hojas: absorberá el exceso de humedad y evitará que se marchiten tan rápido.
3. No guardes el pan en el frigorífico

No caigas en la tentación de guardar el pan en el frigorífico. Al contrario de lo que se suele pensar, se estropea más rápido en el frigorífico que a temperatura ambiente. Las bajas temperaturas hacen que el almidón del pan se recristalice antes que en un ambiente más cálido, lo que hace que se ponga duro.
Una panera es el lugar perfecto para guardar el pan, ya que limita su exposición al aire y a la humedad, que favorecen la aparición de moho y hacen que el pan se seque.
2. Guarda el azúcar en un recipiente hermético

¿Estás harto de que se hagan grumos en el azúcar? Esto suele ocurrir con el azúcar moreno cuando se expone demasiado al aire, lo que hace que se seque, y con el azúcar blanco cuando entra en contacto con demasiada humedad. En cualquier caso, asegúrate de guardar el azúcar en un recipiente hermético para mantenerlo en perfectas condiciones.
1. Guarda las cebollas y las patatas por separado

Las patatas y las cebollas se suelen guardar juntas, pero ¿sabías que esto puede hacer que se estropeen más rápido? Tanto las patatas como las cebollas producen un gas llamado etileno, que hace que se estropeen entre sí. Para evitarlo, en lugar de colocarlas una al lado de la otra, guárdalas en dos bolsas de papel marrón diferentes en un armario fresco y oscuro.
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Última actualización por Lottie Woodrow.
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