Desde palacios opulentos hasta mansiones abandonadas, las casas más grandes del mundo son ejemplos de una arquitectura extraordinaria y una inmensa riqueza.

Algunas de estas residencias colosales siguen habitadas, mientras que otras se conservan como monumentos históricos. Todas ellas ofrecen una ventana a la vida de la realeza, los multimillonarios y las personalidades más destacadas a lo largo de los siglos.

Sigue leyendo para adentrarte en algunas de las fincas residenciales más grandes del mundo y descubrir sus increíbles historias...

Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveMONEY.

En 2004, el multimillonario canadiense Peter Grant compró un terreno de 17,40 hectáreas a orillas del lago Temiskaming, en Ontario. Tenía un objetivo en mente: construir la casa de sus sueños combinada con una oficina corporativa.

El terreno le costó 110.000 dólares canadienses (70.000 €), lo que equivale a 173.000 dólares canadienses (83.000 €) en la actualidad.

En 2005, comenzaron las obras del proyecto, que se preveía que fuera la mansión más grande de Canadá. Sin embargo, cuando la casa de los sueños de Grant estaba a punto de completarse, la situación financiera del magnate comenzó a tambalearse.

Por mala suerte, la construcción se detuvo en 2008.

El edificio estaba en camino de presumir de impresionantes interiores, mobiliario de lujo, impresionantes vistas al lago y dos piscinas cubiertas, una de las cuales se muestra en la foto.

En 2009, la recesión económica mundial provocó el colapso del negocio de Grant y todos los activos de la empresa, incluida la mansión, se pusieron a la venta.

La propiedad se puso a la venta en 2010 por 25 millones de dólares canadienses (16 millones de euros), lo que supone unos 35,3 millones de dólares canadienses (23 millones de euros), si se ajusta a la inflación actual.

Ahora, un empresario de Texas se ha encargado de la renovación de esta gigantesca casa.

A menudo erróneamente considerado como la finca residencial más grande del mundo, el Palacio Lakshmi Vilas, en Vadodara (India), se encuentra en un extenso terreno. De hecho, se dice que es cuatro veces más grande que el Palacio de Buckingham, pero la casa en sí no se puede comparar con la residencia real británica en términos de distribución.

Con una superficie estimada de 9.300 metros cuadrados, el palacio fue construido en 1890 por el marajá Sayajirao Gaekwad III. Sigue siendo el hogar de la familia real de Vadodara, la dinastía Gaekwad, hasta el día de hoy. Sin embargo, la realeza solo ocupa la planta superior, permitiendo al público acceder a las plantas inferiores del palacio en visitas guiadas.

Al entrar, los magníficos interiores están decorados con estilos artísticos y materiales preciosos de todo el mundo, como mármol de Rajastán, suelos de mosaico de Venecia y vidrieras de Bélgica.

Con 170 habitaciones, el complejo palaciego se extiende a lo largo de 202 hectáreas y cuenta con una impresionante colección de obras de arte, antigüedades y lámparas de araña decorativas.

En la imagen, se puede ver el ornamentado Salón Darbar, donde se celebran desde espectáculos de danza tradicional hasta reuniones políticas.

Y de la India, viajamos hasta Australia…

Aunque existe cierta incertidumbre sobre la identidad de la residencia privada más grande de Australia, se especula que podría ser Fairwater.

La propiedad se convirtió en la finca residencial más cara de Australia cuando se vendió por 100 millones de dólares australianos en 2008. Eso equivale a 151 millones de dólares australianos (86 millones de euros) en la actualidad.

Con su distintiva fachada de ladrillo amarillo, techo de pizarra y gabletes de estilo Tudor, esta casa de 1881 es la propiedad privada más grande del puerto de Sídney. Está clasificada como una de las residencias históricas más bellas de Australia.

Esta elegante casa había sido la residencia de la familia Fairfax desde 1901 y fue el hogar durante mucho tiempo de la empresaria australiana Lady Mary Fairfax.

La propiedad incluye dos casas adicionales, una piscina, jardines cuidados y un césped que desciende hasta la costa. Bajo la propiedad de la familia, fue escenario de innumerables fiestas glamurosas, actos políticos y eventos para recaudar fondos.

Esta lujosa finca rural en Asheville, Carolina del Norte, sin duda la casa privada más grande y majestuosa de Estados Unidos, fue encargada por George Washington Vanderbilt II.

Tras heredar millones de su padre William Henry, fallecido en 1885, George disponía de amplios recursos para construir esta mansión de 250 habitaciones, que ocupaba más de 16.300 metros cuadrados de superficie.

Según las noticias de la época, se calculó que Biltmore costaría unos $6 millones (5,5 millones de euros), lo que hoy equivaldría a unos $209 millones (192 millones de euros).

El arquitecto Richard Morris Hunt, uno de los favoritos de la familia Vanderbilt, se encargó del proyecto y diseñó la finca para impresionar y entretener a las altas esferas de la sociedad.

La construcción de la casa comenzó en 1889. Tras su finalización seis años más tarde, George, que era un ávido coleccionista de arte y antigüedades, llenó la enorme mansión con extravagantes muebles y pinturas que databan de los siglos XV al XIX.

La mansión más grande de Gran Bretaña es el Palacio de Buckingham, pero la segunda más grande es mucho menos conocida. Wentworth Woodhouse es una casa de campo catalogada como de grado I situada en South Yorkshire.

Con más de 300 habitaciones, la casa data de 1725 y fue construida para el primer marqués de Rockingham. Sin embargo, las obras se prolongaron durante cuatro generaciones, ya que la casa pasó de padres a hijos.

Así, abarca muchos estilos arquitectónicos, aunque su diseño está inspirado principalmente en el barroco inglés.

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Dado el tiempo que tardó en construirse la casa, el estilo barroco inglés pronto pasó de moda. Esto llevó a la creación de la ampliación de la fachada este, una adición de 182 metros en la parte delantera de la propiedad con estilos decorativos más modernos.

La extensa propiedad tiene una superficie de 23.000 metros cuadrados y se encuentra en 35 hectáreas de terreno privado, que incluyen jardines, lagos y un parque de ciervos.

Esta extensa finca, con sus pintorescos edificios de madera, se encuentra a orillas del lago de Zúrich, a la sombra de los Alpes suizos nevados.

La propiedad fue durante mucho tiempo el hogar de la cantante Tina Turner. Es el lugar al que la fallecida estrella se mudó con su marido, el ejecutivo musical alemán Erwin Bach, tras la pandemia de 2021, y donde pasó sus últimos años.

La querida finca frente al lago de la pareja les costó $76 millones (69,7 millones de euros) y consta de 10 encantadores edificios.

El impresionante complejo tiene una superficie de 24.000 metros cuadrados e incluye un estanque privado, un arroyo, una piscina y un embarcadero. A pesar del tamaño de la propiedad y de su lujoso alojamiento, en un principio solo se compró como refugio de fin de semana para la pareja de alto nivel.

El complejo tiene siglos de antigüedad y se caracteriza por sus tejados curvos y de gran inclinación, sus sencillas fachadas blancas y sus encantadoras contraventanas, típicas de la arquitectura suiza.

El Palacio de Mannheim, una de las residencias históricas más grandes de Europa, cuenta con un amplio patio, una fachada de más de 399 metros de largo y 60.000 metros cuadrados de espacio interior.

El palacio fue concebido para ser el segundo complejo palaciego barroco más grande de Europa después de Versalles. Además, fue diseñado para enfatizar el importante papel del Palatinado Electoral, un antiguo estado del Sacro Imperio Romano Germánico que más tarde se fusionó con el Reino de Baviera.

En 1720, el palacio se convirtió no solo en la sede oficial del poder, sino también en un bastión de luminarias científicas y artísticas, entre las que se encontraba Wolfgang Amadeus Mozart.

Los interiores de las cinco alas del edificio fueron considerados en su día maravillas de la arquitectura europea, decorados con maestría y suntuosidad con espectaculares frescos, lámparas de araña de cristal y tapices ornamentados.

Sin embargo, el palacio sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, gran parte del mismo ha tenido que ser reconstruido.

Ahora, viajamos hasta Francia para visitar la mansión más famosa del mundo.

El palacio más famoso del mundo, Versalles, en Francia, tiene una reputación histórica por su opulencia, lujo y tamaño. De hecho, el castillo era tan extravagantemente lujoso que desempeñó un papel importante en la inspiración de la insurrección que se convirtió en la Revolución Francesa en 1789.

La construcción del palacio comenzó en 1631 bajo el reinado del rey Luis XIII, aunque tardaría muchas décadas en completarse. La historia de la residencia está más estrechamente ligada a la memoria cultural del reinado del rey Luis XIV, quien dio forma al edificio según su visión.

Enamorado de Versalles desde niño, Luis XIV lo transformó de un humilde pabellón de caza en un palacio de ocio. Era un refugio de la vida cortesana de París y un lugar de celebración de actos oficiales y entretenimiento a gran escala.

Amor por la naturaleza, Luis XIV puso especial empeño en los espectaculares jardines de la finca, que se extienden a lo largo de casi 809 hectáreas. A lo largo de su reinado, Luis XIV dedicó 50 años a perfeccionar el diseño de la propiedad.

Antes de convertirse en el Palacio de Buckingham, este emblemático edificio se conocía como Buckingham House, una residencia mucho más pequeña. Fue adquirida por el rey Jorge III para que su esposa Charlotte la utilizara como hogar familiar más privado, cerca de la residencia real oficial, el Palacio de St. James.

Sin embargo, en 1820, el rey contrató al famoso arquitecto John Nash para que convirtiera la casa en una residencia más grande. En 1826, decidió convertirla en un palacio de estilo neoclásico francés.

Con 775 habitaciones, entre las que se incluyen 19 salas de estado, 52 dormitorios reales y de invitados, 188 dormitorios para el personal, 92 oficinas y 78 baños, el palacio ha servido como una combinación única de edificio de trabajo y hogar familiar desde que la reina Victoria lo convirtió en su residencia oficial en Londres en 1837.

En la actualidad, funciona como sede administrativa de la monarquía británica. El rey Carlos III y la reina Camila no viven allí habitualmente, ya que el palacio está siendo sometido a un proyecto de remodelación de 10 años de duración.

El coste estimado es de 369 millones de libras (430 millones de euros). En la actualidad, se sigue utilizando para actos oficiales y apariciones públicas en el famoso balcón.

Antigua residencia de papas y reyes de Italia, el Palacio del Quirinal se alza sobre la ciudad de Roma, en la más alta de las siete colinas. El palacio es el sexto más grande del mundo, 20 veces más grande que la Casa Blanca. Fue diseñado por los arquitectos Domenico Fontana, Carlo Maderno y Gian Lorenzo Bernini.

El palacio está rodeado por unas 4 hectáreas de jardines cuidadosamente mantenidos que datan del siglo XVI.

¡Entremos!

En su interior, el palacio está repleto de espectaculares obras de arte, tapices y antigüedades coleccionadas a lo largo de los siglos, incluida una prestigiosa colección de porcelana de unas 38.000 piezas.

Aunque en su día fue escenario de actos oficiales y lugar de descanso de la realeza, hoy en día el palacio alberga una galería de arte y un museo. Cuenta con una amplia colección de pinturas, esculturas e instalaciones de célebres artistas italianos del siglo XX.

El espectacular Palacio Real de Caserta, en Italia, es famoso por su tamaño, su grandiosidad y sus espectaculares jardines, que se extienden a lo largo de 123 hectáreas detrás del edificio.

La construcción del palacio comenzó en 1752 por orden del rey Carlos de Borbón, y la primera piedra se colocó el día del cumpleaños del rey.

Sin embargo, el palacio tardó más de 50 años en completarse. Finalmente, se convirtió en el edificio más grande construido en el siglo XVIII en todo el mundo.

Los planos originales del palacio, obra del arquitecto Luigi Vanvitelli, presentaban una distribución característica de cuatro patios y tres atrios construidos alrededor de un eje central unificador.

Su interior cuenta con 1.200 habitaciones de uso privado y administrativo, una espectacular escalera de mármol y una capilla. En el siglo XIX, se contrató a algunos de los mejores artistas de Europa para decorar el palacio, añadiendo frescos, bajorrelieves de estuco, mármol y dorados para acentuar aún más la grandiosidad del diseño.

El Palacio Real de Madrid, el más grande de Europa occidental y uno de los más grandes del mundo, fue construido entre 1738 y 1764. Cuenta con 3.418 habitaciones y ha sido testigo de siglos de historia española.

El palacio mide alrededor de 139.350 metros cuadrados y sigue siendo la residencia oficial de la familia real española. Sin embargo, está abierto al público y alberga prestigiosas exposiciones de arte y colecciones de todo el mundo.

Las salas de estado del palacio están tan lujosamente decoradas hoy en día como cuando fueron diseñadas en el siglo XVIII. Entre ellas, se encuentran la sala del trono, revestida de terciopelo rojo y pan de oro, y el espectacular Salón de Columnas, que se muestra en la imagen.

Este magnífico espacio se encontraba en el centro del diseño original del arquitecto Giovanni Battista Sacchetti para el edificio y se utilizaba para grandes actos, bailes e incluso ceremonias religiosas.

Con 297.280 metros cuadrados, el Palacio Imperial de Viena es uno de los complejos de edificios interconectados más grandes del mundo, con una superficie aproximada de 42 campos de fútbol.

También conocido como Palacio de Hofburg, fue la residencia de la dinastía imperial de los Habsburgo y está convenientemente situado en el centro de Viena. El palacio fue construido originalmente en el siglo XIII como un castillo medieval fortificado, pero sufrió varias ampliaciones a lo largo de los siglos siguientes que aumentaron su grandiosidad.

El extenso palacio estaba decorado con toda la opulencia y la grandeza asociadas al Sacro Imperio Romano Germánico y al régimen de los Habsburgo, cuyos emperadores y reyes fueron los que lo diseñaron.

A medida que los Habsburgo ganaban poder y territorio, el palacio se ampliaba proporcionalmente a su alrededor con lujosas salas de estado, decadentes apartamentos privados y una fabulosa colección de arte y antigüedades. La familia imperial residió aquí hasta 1918, cuando se derrumbó el Imperio austrohúngaro.

En la actualidad, el Palacio de Hofburg es la residencia oficial y el lugar de trabajo del presidente de Austria.

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