Esta mansión del siglo XIX escondía el culto más poderoso de EE.UU. (y su caída fue brutal)
Bienvenidos a Oneida

A finales del siglo XIX, en esta impresionante mansión del estado de Nueva York, la comuna utópica de Oneida prosperó durante 30 años. Esta increíble comunidad protestante perfeccionista contaba con 300 miembros. Las posesiones materiales eran comunes, se compartían las viviendas y los niños eran criados por todos los miembros de la sociedad.
La mansión Oneida alberga muchas historias y, tras una profunda renovación, ha recuperado su antiguo esplendor.
Haz clic o desplázate para obtener más información sobre esta extraordinaria comunidad y el edificio al que llamaban hogar...
Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveMONEY.
El nacimiento de una comunidad

Nacida a finales del siglo XIX, durante el renacimiento protestante conocido como el Segundo Gran Despertar, la comunidad Oneida, situada en el centro de Nueva York, era una comunidad utópica de perfeccionistas y, posiblemente, la comuna más exitosa de la historia de EE.UU..
Los residentes de Oneida lo compartían todo, desde las viviendas y las posesiones hasta las parejas sexuales, y en su apogeo, la comunidad contaba con 306 miembros, todos ellos apiñados en esta extensa mansión de ladrillo de 8.639 metros cuadrados.
Aquí vemos la mansión Oneida alrededor de la década de 1860.
John Humphrey Noyes

La comuna fue fundada en 1848, en Oneida, Nueva York, por el carismático John Humphrey Noyes, nacido en Vermont. Reunió a una legión de seguidores unidos por la creencia de que Jesús ya había regresado año 70 d. C.
Noyes creía que las personas podían crear el cielo en la Tierra mediante una combinación de vida en comunidad, una estructura familiar poco convencional en la que todos los hombres y mujeres estaban casados entre sí, y la crianza compartida de los niños.
En 1878, los 87 miembros originales de la comunidad habían aumentado a 306, mientras que comunidades similares surgían en Wallingford, Connecticut; Newark, Nueva Jersey; y Putney y Cambridge, Vermont.
Un nuevo Edén

Los miembros de Oneida abrazaron el comunalismo de la Iglesia cristiana primitiva, intentando crear su nuevo "Edén" mediante la formación de una sociedad más racional, justa y moral.
Esto incluía la aplicación de conceptos como el "matrimonio complejo", un sistema de amor libre en el que todos los miembros podían mantener relaciones sexuales con cualquier otro miembro que diera su consentimiento, y la "crítica mutua", que significaba que todos los residentes estaban sujetos a la crítica de la comunidad en su conjunto.
El objetivo de esto último era eliminar los rasgos de carácter "indeseables".
Construcción comunitaria

La mansión fue construida en su mayor parte de forma comunitaria por los miembros de Oneida, que comenzaron las obras en 1862.
El diseño estructural era teóricamente comunal, en un esfuerzo por reforzar la idea de un estilo de vida compartido, la familia y el sistema de creencias. También significaba que la casa sería de propiedad comunal, y que la posesión compartida de la propiedad consolidaría el concepto de matrimonio grupal de Oneida.
Erastus Hamilton

Sin embargo, aunque en teoría era una buena idea, se necesitaba cierta experiencia práctica para llevar a cabo el proyecto, por lo que la comunidad contrató al arquitecto Erastus Hamilton, que aparece en la foto, como constructor principal.
Hamilton tenía experiencia y conocimientos tanto en ingeniería como en tendencias arquitectónicas y fue capaz de ejecutar con éxito la visión que los miembros de la comunidad tenían para la propiedad.
Un proyecto de construcción en curso

La construcción de la mansión fue un proyecto que se prolongó durante los siguientes 30 años, a medida que cambiaban los gustos arquitectónicos y evolucionaban las necesidades de la comunidad.
La estructura original de ladrillo de 1862 se construyó en el estilo italianizante de las villas, muy popular en aquella época, pero a finales de la década de 1860, el aumento del número de niños en la casa hizo necesaria la construcción del ala sur o ala de los niños, que se construyó en estilo Segundo Imperio francés.
Se trataba de un estilo arquitectónico ecléctico, que mezclaba tendencias europeas, sobre todo el barroco, a menudo combinadas con tejados abuhardillados y cúpulas bajas de base cuadrada.
Ampliación de la casa

Se añadieron estructuras complementarias según las necesidades, entre ellas la Tontine que se ve en la foto, construida en 1863 para albergar lavanderías, cocinas y otras industrias ligeras.
En respuesta a la ampliación del número de miembros a finales de la década de 1870, la comunidad encargó la construcción de la "Casa Nueva", construida en el estilo neogótico, muy popular en aquella época.
Espacios comunitarios para la vida en comunidad

En el interior, la mansión se diseñó para reflejar los ideales de espacio compartido y socialización constante (elementos clave de la vida en comunidad). Por lo tanto, todos los espacios se diseñaron para facilitar la convivencia en grandes grupos.
La sala de estar superior, que se ve en la foto, tenía dos pisos y contaba con un balcón, grandes ventanas y una lujosa colección de cómodos muebles.
Una biblioteca impresionante

Otro lugar de reunión popular era la biblioteca de la mansión, que contaba con 3.300 volúmenes, lo que la convertía en una de las más grandes y mejor surtidas de su tipo en EE.UU. en aquella época.
La ecléctica colección contaba con títulos que iban desde el Anuario de Descubrimientos Científicos de 1864 hasta Elocución, de Wiley, y El misterio de Edwin Drood, de Charles Dickens.
Además, ofrecía un entorno poco común en el que hombres y mujeres podían estudiar juntos latín, griego, álgebra, astronomía, literatura y arte. Algo poco habitual en aquella época, pero no en Oneida.
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El Gran Salón

El epicentro de la mansión, que se muestra aquí en un grabado, era el Gran Salón, donde la comunidad se reunía cada noche para disfrutar de entretenimientos que iban desde actuaciones musicales y obras de teatro hasta lecturas de la Biblia y sermones de John Humphrey Noyes.
Con reminiscencias de un music hall victoriano, el espectacular salón de dos pisos contaba con un balcón que lo rodeaba, un escenario central respaldado por tres grandes ventanas y un techo trampantojo con figuras que representaban la Justicia, la Música, la Astronomía y la Historia.
Alimentar a la comunidad

Alimentar a una comunidad de 300 personas era, como es lógico, una tarea enorme, por lo que las cocinas de la mansión estaban bien equipadas con gran cantidad de utensilios, menaje y recipientes de almacenamiento, por no hablar de los numerosos cocineros que se encargaban de satisfacer las necesidades culinarias diarias de la comuna.
La cocina también albergaba grandes mesas para comidas comunitarias o, cuando hacía buen tiempo, los miembros de la comunidad podían comer al aire libre en el patio, como se puede ver aquí.
Trabaja y diviértete

El trabajo duro en apoyo de la comunidad era una parte importante de la vida en Oneida. Los miembros de la comunidad cultivaban la tierra, enlataban frutas y verduras y producían artículos como hilo de seda, bolsas de viaje, escobas, cadenas, asientos rústicos y, lo más rentable, trampas de acero para animales y cubiertos de plata.
Sin embargo, la vida en Oneida no era solo trabajo y nada de diversión. En la foto, los miembros de la comunidad disfrutan de una partida de croquet en el césped, un pasatiempo popular entre los miembros de la comuna cuando terminaban las tareas diarias.
Dormitorios pequeños y sencillos

En sus plantas superiores, la casa contaba con 250 dormitorios que, a diferencia de sus lujosas estancias, eran increíblemente sencillos, con muebles simples y camas individuales, casi como las celdas tradicionales de los monjes.
La teoría detrás de esta distribución era recordar a los residentes que el dormitorio no era un santuario privado, sino un espacio utilitario que formaba parte de una casa familiar más grande.
Casi no existen fotos de estas habitaciones originales; solo se conserva una foto física que se exhibe al público en la actualidad.
Las complejidades del "matrimonio complejo"

Fue precisamente esta falta de privacidad y autonomía familiar lo que provocó la caída definitiva de la comunidad Oneida. El concepto de "matrimonio complejo" era un principio fundamental de la comunidad, y Noyes había decretado: "El nuevo mandamiento es que nos amemos los unos a los otros, no en parejas, como en el mundo, sino en masa".
La teoría era que el matrimonio complejo eliminaría los celos y permitiría una mayor libertad sexual tanto para los hombres como para las mujeres. Pero esto no se desarrolló como Noyes había planeado...
Un experimento que salió mal

A medida que Noyes se volvía más ferviente en sus creencias a principios de la década de 1870, sus seguidores se desencantaban de su filosofía.
Impulsada por Noyes, en 1869, la comunidad Oneida inició un experimento de eugenesia al que denominaron "stirpiculture", un proceso de reproducción selectiva en el que un comité elegía a las parejas en función de sus cualidades espirituales.
Aunque se tuvieron 58 hijos con este método, el experimento se vio socavado por el creciente deseo de amor monógamo y los sentimientos paternos.
El fin de Oneida

El experimento provocó que muchos abandonaran la comunidad por voluntad propia, lo que supuso el principio del fin de Oneida.
Sin embargo, el verdadero golpe de gracia llegó cuando John Humphrey Noyes intentó pasar el liderazgo de la comunidad a su hijo Theodore, que carecía tanto de las habilidades de liderazgo de su padre como del fervor de sus creencias.
Esto, junto con la creciente presión y las protestas de la comunidad local externa, provocó finalmente la disolución de la comuna en 1879.
¿Qué pasó después?

El negocio de platería de la comuna y otras propiedades se reorganizaron en una sociedad anónima que, bajo el nombre de Oneida Ltd., es hoy uno de los nombres más reconocidos en el sector de la platería.
Tras la disolución de la comuna, la mansión permaneció cerrada al público durante 106 años, aunque el recuerdo de la comunidad seguía vivo.
En esta foto de 1948, un grupo de chicas vestidas con el "vestido corto" perfeccionista original celebran el centenario de la llegada de los primeros miembros de la comunidad a Oneida.
Preservando la mansión

Mientras tanto, la mansión fue transferida a una organización privada sin ánimo de lucro: Oneida Community Mansion House (OCMH).
Oneida había atravesado importantes dificultades financieras antes de su desaparición, y muchas reparaciones necesarias se habían aplazado durante los 106 años que el edificio permaneció cerrado.
Sin embargo, en 2019, el Consejo de Administración consultó con arquitectos especializados en conservación histórica y decidió emprender la restauración y conservación del edificio, con un coste estimado de 10 millones de dólares (9,2 millones de euros), comenzando con un proyecto de conservación de la fase 1 de 1,9 millones de dólares (1,7 millones de euros).
Una perspectiva totalmente nueva

La primera fase de la restauración se centró principalmente en el tejado del edificio, donde se solucionaron las goteras y el deterioro mediante la sustitución de todas las tejas y cornisas a lo largo del tejado abuhardillado.
También se reparó y reconstruyó la fachada de ladrillo con ladrillos históricos y mortero de cal para que coincidiera con la original, y se instaló un nuevo sistema de gestión del agua.
Cómo funciona hoy en día

En la actualidad, la casa se encuentra en plena restauración y se está recaudando fondos para la fase 2 de la operación. Sin embargo, también está abierta al público como museo activo y organización educativa sin ánimo de lucro autorizada por el estado de Nueva York, y ofrece eventos para grupos escolares, visitas guiadas, conferencias, talleres de arte y espacios para alquilar.
También hay una colección de apartamentos residenciales y habitaciones para huéspedes, ya que la mansión sigue acogiendo a visitantes que desean experimentar una estancia en la comunidad.
¿Qué le depara el futuro?

El Gran Salón ha sido renovado y hoy en día acoge una gran variedad de actuaciones musicales y conferencias.
La mansión, declarada Monumento Histórico Nacional, aspira con la siguiente fase de la restauración a profundizar y diversificar su función como recurso educativo, al tiempo que amplía el número de habitaciones y añade un restaurante en la antigua cocina y comedor.
Alojarse en Oneida

Hoy en día, muchos de los residentes y visitantes actuales son descendientes de los miembros originales de la comunidad o aficionados a la historia curiosos por ver cómo vivía realmente la comuna más exitosa del mundo.
Por alojarse en una de las ocho habitaciones, los huéspedes pagan alrededor de $270 (248 euros) por noche, lo que incluye una habitación privada, un desayuno sencillo y una visita al museo y a las 13 hectáreas de jardines y terrenos ajardinados.
El futuro de Oneida

Curiosamente, el encanto de la comunidad poco convencional de Oneida sigue perdurando casi 180 años después de su fundación.
Con la fase 2 del proceso de restauración ya en marcha, se espera que la mansión Oneida siga en funcionamiento durante muchos años, ofreciendo una oportunidad única de residir o alojarse en un museo, así como de ser parte viva de la historia.
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