Un coleccionista pagó 32 millones por un huevo: La increíble historia detrás de los huevos más caros del mundo
La fascinante historia de los huevos de Fabergé

¿Conoces los huevos de Pascua de Fabergé? Estas piezas con incrustaciones de piedras preciosas son legendarios objetos de colección.
Estos huevos son considerados como el máximo exponente del lujo, incluso más de 100 años después del cierre de la Casa Fabergé por los revolucionarios bolcheviques.
Sigue leyendo para descubrir la increíble historia que se esconde detrás de estos famosos tesoros enjoyados.
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveMONEY.
De Faberge a Fabergé

La historia comienza en 1842, cuando el joyero alemán del Báltico Gustav Faberg abrió su tienda homónima en San Petersburgo. Con el fin de atraer a la aristocracia rusa francófila, añadió un acento a la "e" final de su apellido para que sonara más sofisticado y "francés".
Peter Carl Fabergé

El hijo de Gustav, Peter Carl Fabergé, nació en 1846 y se educó en las mejores escuelas de Rusia. Fabergé padre se trasladó a Dresde, Alemania, en 1860, dejando la Casa Fabergé en las competentes manos del maestro artesano Hikias Pendin. Mientras, Peter Carl completaba su educación en San Petersburgo.
Una educación estelar

A los 18 años, Peter Carl se embarcó en un gran viaje por Europa. Adquirió habilidades inestimables de maestros orfebres de Alemania, Inglaterra y Francia, y estudió grandes obras de arte en las galerías y museos más famosos de Europa.
Vuelta a San Petersburgo

A su regreso a San Petersburgo en 1872, Peter Carl, de 26 años, ya había acumulado una espectacular variedad de técnicas e ideas para la fabricación de joyas. Bajo la tutela del entonces jefe de Fabergé, Hiskias Pendin, trabajó en la empresa durante los siguientes 10 años, perfeccionando sus habilidades hasta la perfección.
Años después, llegó el gran momento de Peter Carl.
Maestro orfebre

Pedin murió en 1882 y Peter Carl se hizo cargo de la empresa familiar. Ese mismo año, fue nombrado maestro orfebre y su talentoso hermano menor, Agathon, se unió a la empresa para trabajar como su asistente.
Queridos por la realeza

La Casa Fabergé había recibido el encargo de restaurar objetos del Museo Hermitage de San Petersburgo y fue invitada a exponer en el mismo lugar.
En 1885, la increíble réplica de un antiguo brazalete de oro del Tesoro de los Escitas realizada por la empresa llamó la atención del zar Alejandro III (en la foto), que quedó impresionado por su artesanía.
Inspiración danesa

Ese mismo año, el zar Alejandro III encargó a la Casa Fabergé la elaboración de un precioso huevo de Pascua para su amada esposa, la emperatriz María Feodorovna (en la foto).
De niña, en la corte real danesa, María quedó fascinada por un huevo que pertenecía a su tía y que constaba de cinco partes: una cáscara de huevo de marfil, una cáscara de huevo de oro, una gallina, una corona y un anillo.
Este huevo fue la inspiración de las famosas creaciones de Fabergé.
Primer huevo Fabergé

Peter Carl y su equipo se pusieron manos a la obra y crearon el primer huevo imperial de Pascua, conocido como el primer huevo imperial de gallina.
El primer huevo Fabergé está hecho de oro esmaltado en blanco. Al abrirse, revela varias sorpresas: una yema y una gallina de oro, junto con una réplica en diamantes de la corona y la cadena imperiales, que lamentablemente se han perdido.
Un éxito rotundo

La emperatriz quedó encantada con su regalo de Pascua. El zar Alejandro III nombró a Fabergé orfebre oficial de la Corte Imperial Rusa y le encargó un huevo para la siguiente Pascua.
A partir de ese momento, Fabergé tuvo total libertad creativa. El zar solo estipuló que cada huevo fuera único y contuviera una sorpresa. Así nació una tradición.
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Recuento total de huevos

Fabergé fabricó 69 huevos. Hizo 50 huevos imperiales de Pascua entre 1885 y 1917, de los cuales se conservan 43. También creó hasta 19 huevos enjoyados para clientes privados adinerados, entre los que se encontraban la familia Rothschild, la duquesa de Marlborough y el príncipe Félix Yusupov.
Hoy en día, los huevos que se conservan son propiedad de museos, fundaciones benéficas y coleccionistas privados.
Tercer huevo imperial

El tercer huevo imperial de 1887, que se creía perdido desde hacía mucho tiempo, apareció en 2012 en un chatarrero de Estados Unidos. Se compró por $14.000 (12.844 €), unos $19.500 (17.890 €) en la actualidad.
El huevo de oro estriado, colocado sobre un trípode con incrustaciones de joyas y que contiene un reloj sorpresa de Vacheron Constantin, fue vendido a un coleccionista privado a través de la joyería londinense Wartski en 2014.
El coleccionista compró el huevo por 20 millones de libras, el equivalente a más de 32,8 millones de euros en la actualidad.
Huevo del enrejado de diamantes y el elefante perdido

Este huevo Fabergé, relativamente sencillo, fue elaborado en 1892. El huevo está tallado en jadeíta verde pálido y envuelto en un entramado de diamantes talla rosa con monturas de oro.
La sorpresa en su interior, un elefante de marfil con incrustaciones de piedras preciosas, estuvo desaparecida durante muchos años. Por suerte, en 2015, el precioso elefante fue descubierto abandonado en un armario del Palacio de Buckingham de Londres.
Huevo del Cáucaso

Con el paso de los años, los huevos se hicieron cada vez más ornamentados y opulentos.
El Huevo del Cáucaso fue fabricado por el maestro artesano de Fabergé Michael Perkhin en 1893 y regalado por Alejandro III a su esposa en la Pascua de ese año. Está tachonado de diamantes y perlas y contiene una serie de pinturas en miniatura sorpresa.
Huevo del capullo de rosa

El primer huevo Fabergé encargado por el zar Nicolás II, el huevo del capullo de rosa, fue regalado a la emperatriz Alexandra Feodorovna en 1895, un año después de la muerte del zar Alejandro III.
El suntuoso huevo está acabado en esmalte rojo y oro fino. se abre para revelar un capullo de rosa esmaltado en amarillo. Este capullo contenía dos sorpresas, una corona enjoyada y un colgante de rubíes, ambos desaparecidos sin dejar rastro.
A partir de 1895, Fabergé produjo dos huevos imperiales de Pascua al año, uno para la emperatriz y otro para la viuda del zar.
¿Quieres conocer uno de los huevos más emblemáticos? ¡Sigue leyendo!
Huevo de la coronación imperial

El huevo del capullo de rosa fue el último huevo de Pascua imperial de Fabergé en presentar una combinación de colores predominantemente rojos. Según se dice, el zar Nicolás II y su esposa desarrollaron una aversión por este tono, ya que su hijo, el zarevich Alexis, era hemofílico.
En 1897, Fabergé creó uno de sus huevos más emblemáticos, el huevo de la coronación imperial. Creado para conmemorar a la nueva zarina, la emperatriz Alexandra Feodorovna, el huevo de oro contiene una réplica del carruaje imperial.
Huevo de los lirios del valle

La Casa Fabergé se caracterizaba por adoptar las tendencias del momento. Los lirios del valle es uno de los dos huevos Fabergé de estilo Art Nouveau, que estaba muy de moda en aquella época.
El huevo, cubierto de perlas, fue regalado por el zar Nicolás II a su esposa el 5 de abril de 1898. Tres retratos en miniatura componen la sorpresa del huevo.
Huevo del pelícano de oro

Esta belleza fue un regalo del zar Nicolás II a su madre, la emperatriz viuda María Feodorovna, en la Pascua de 1898. El huevo del pelícano de oro está hecho de oro rojo grabado y montado con un pelícano esmaltado.
La sorpresa es una selección de ocho miniaturas en acuarela que representan obras benéficas patrocinadas por la emperatriz viuda.
Huevo del palacio de Gatchina

La emperatriz viuda recibió otra suntuosa creación en la Pascua de 1901, cuando su hijo le regaló esta obra maestra de Fabergé.
Salpicado de perlas y acabado en esmalte fino, el huevo alberga una réplica en oro de la residencia de campo de la emperatriz, el Palacio de Gatchina, con bandera, cañones y una estatua del zar Pablo I.
Huevo del Kremlin

El más grande de los huevos de Pascua imperiales de Fabergé, el huevo del Kremlin, es un espectáculo para la vista.
Creado para la Pascua de 1906 y regalado por el zar Nicolás II a su esposa, este huevo de tamaño gigante reproduce la Catedral de la Dormición de Moscú, lugar de coronación de los emperadores rusos, en oro, ónix y esmalte.
La sorpresa es una caja de música contenida en la base que reproduce dos himnos de Pascua.
Y ahora, uno de nuestros favoritos…
Huevo del Zarevich

El huevo del Zarevich fue creado en 1912 para la emperatriz Alexandra Feodorovna en honor a su hijo, Alexei Nikolaevich, zarevich de Rusia.
Peter Carl Fabergé, que conocía la hemofilia del zarevich y sus frecuentes roces con la muerte, creó el huevo como homenaje a su supervivencia. El huevo de lapislázuli y oro contiene una sorpresa en miniatura: el zarevich y una diminuta águila imperial rusa de dos cabezas.
Huevo de invierno

El huevo Fabergé más caro jamás fabricado, el huevo de invierno, fue un regalo para la emperatriz viuda en la Pascua de 1913.
Este huevo, de una decadencia obscena, está hecho de platino, cuarzo y ortoclasa, y está tachonado con 1660 diamantes. La sorpresa, una cesta de flores de platino y oro, contiene otros 1378 diamantes.
Batió récords cuando se vendió en una subasta por $9,6 millones (8,8 millones de euros) en 2002. Se cree que hoy en día su valor se acerca a los $70 millones (64,2 millones de euros).
Trágico final

Creados en vísperas de la Revolución Rusa de 1917, los últimos huevos imperiales de Pascua de Fabergé, el huevo de abedul de Carelia y el huevo de la constelación (en la imagen), nunca se terminaron ni se presentaron al zar.
Poco después, la familia real rusa fue asesinada y la Casa Fabergé fue nacionalizada antes de cerrar. Peter Karl huyó de Rusia a Alemania, donde murió en 1920. Su familia cree que murió de pena.
Renacimiento de la marca

Por suerte, la historia de Fabergé no termina ahí. La marca fue comprada y vendida varias veces a lo largo de los años y finalmente relanzada como joyería de alta gama en 2009, con el beneplácito de la familia Fabergé.
Entre otros tesoros, la empresa fabrica ahora colgantes con forma de huevo, que se venden por sumas astronómicas.
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Actualizado por Alice Cattley.
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