Mansiones aisladas y búnkeres de lujo: Así se preparan los multimillonarios para cualquier catástrofe
Dentro de las remotas fincas a las que se retiran los superricos en tiempos de crisis

Entre la agitación política, las guerras y los desastres naturales, no es ningún secreto que el mundo es un lugar bastante turbulento en este momento.
Los superricos lo saben y han estado invirtiendo en fincas seguras y propiedades de lujo en algunos de los lugares más remotos del planeta.
Lejos de las brillantes luces de Nueva York o Londres, el 1% más rico se refugiará en la naturaleza salvaje de Nueva Zelanda, las Highlands escocesas o en islas en medio del océano Pacífico.
Pasa a la siguiente diapositiva para descubrir los refugios y ubicaciones a los que planean huir los multimillonarios en caso de catástrofe…
Todas las cifras y patrimonios netos son correctos en el momento de la publicación.
Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, Redactora en Español para loveMONEY.
Refugio de multimillonarios: Nueva Zelanda

Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, declaró a The New Yorker en 2017 que comprar una propiedad en Nueva Zelanda se ha convertido en un código de que quieres un "seguro contra el apocalipsis".
Reveló a la publicación: "Decir que estás comprando una casa en Nueva Zelanda es como un guiño, no hace falta decir más".
Este país australiano se ha ganado la reputación de refugio seguro para los multimillonarios del mundo gracias a su estabilidad política, sus hermosos paisajes y su programa de "visado dorado".
A partir de abril de 2025, las personas adineradas pueden obtener la residencia si pasan un determinado número de días al año en Nueva Zelanda e invierten al menos 2,8 millones de dólares (2,5 millones de euros) o 5,7 millones de dólares (5 millones de euros) en el país, dependiendo de la vía de obtención del visado.
El auge de los búnkeres de lujo

Algunos compradores adinerados que buscan un refugio a prueba de desastres en Nueva Zelanda están invirtiendo en búnkeres de lujo.
La red mundial de refugios subterráneos Vivos afirmó que instaló un búnker con capacidad para 300 personas en la Isla Sur del país en 2020.
Por su parte, la empresa de refugios de supervivencia Rising S Bunkers reveló que había entregado alrededor de 10 búnkeres privados en Nueva Zelanda en los últimos años.
En la imagen se muestra una instalación de uno de los refugios subterráneos de Rising S Bunkers. La empresa está especializada en búnkeres, refugios contra tormentas y cámaras acorazadas, que pueden personalizarse con un nivel de calidad extremadamente alto.
Refugios a prueba de desastres

Con sede en Estados Unidos, Rising S Bunkers diseña y fabrica refugios subterráneos de alta seguridad directamente en su almacén de Texas.
La empresa presume de ser la única del sector que produce internamente sus puertas antiexplosión, garantizando así un control total de calidad. Además, respaldan de por vida todas las estructuras que construyen.
Estos búnkeres fortificados, hechos con gruesas placas de acero y enterrados bajo tierra, ofrecen una protección incomparable frente a desastres naturales, ataques nucleares y otras emergencias.
Diseñados para operar completamente fuera de la red, incorporan energía solar y sistemas sépticos, lo que permite una vida autosuficiente sin depender de suministros externos.
El refugio de 9,6 millones de dólares (8,5 millones de euros)

Dentro de su gama de refugios de alta seguridad, Rising S Bunkers ofrece una joya de diseño exclusivo: The Aristocrat, su modelo más lujoso, con un precio que supera los 9,6 millones de dólares (8,5 millones de euros),
Este búnker de élite no solo garantiza protección ante cualquier catástrofe, sino que también redefine el concepto de vida bajo tierra: incluye bolera, piscina, gimnasio, sauna y sala de juegos.
Pensado para una vida autosuficiente a largo plazo, también incorpora un invernadero interno, que permite cultivar alimentos en total independencia del mundo exterior.
El acceso al refugio está cuidadosamente oculto a la vista. Desde el exterior, el punto de entrada se camufla como una simple casa prefabricada. El acceso real al búnker permanece escondido tras una pared falsa, solo visible cuando se activa un sofisticado mecanismo de cierre secreto.
Funciones de seguridad mejoradas

La gama de búnkeres de lujo de Rising S Bunkers no solo destaca por su confort, sino también por su nivel extremo de protección.
Todos los modelos están equipados con puertas resistentes a balas y avanzados sistemas de filtración de aire para toda la vivienda, diseñados para bloquear la entrada de patógenos y mantener un entorno seguro incluso en las peores circunstancias.
Y para los amantes del motor, el modelo Aristocrat incorpora una prestación exclusiva: un garaje subterráneo de alta seguridad especialmente diseñado para proteger colecciones de superdeportivos.
Sam Morgan

Para los ultrarricos del mundo, un simple búnker ya no es suficiente. El nuevo objetivo es poseer propiedades autosuficientes y aisladas, diseñadas para resistir cualquier crisis global.
Aunque la mayoría de los multimillonarios mantiene un hermetismo absoluto sobre sus medidas de seguridad, no es casualidad que muchos estén invirtiendo en amplias fincas alejadas del mundo, especialmente en regiones remotas de Nueva Zelanda.
Uno de los pioneros en esta tendencia fue Sam Morgan, fundador de Trade Me, el portal de subastas más grande del país.
En 2008, Morgan adquirió una emblemática estación de ovejas cerca de Wānaka, en la Isla Sur, por más de 25 millones de dólares neozelandeses (unos 16,7 millones de euros, ajustados a la inflación de 2025).
La estación Hillend de Sam Morgan en Wānaka, Nueva Zelanda

El magnate realizó la compra solo dos años después de vender Trade Me por más de 700 millones de dólares neozelandeses (unos 495 millones de euros actuales).
La propiedad, conocida como Hillend Station, pertenecía anteriormente al grupo inversor Infinity Investment Group. Aunque en su momento Morgan no reveló detalles sobre sus planes, la finca parece el lugar perfecto para desconectar del mundo: aislada, segura y con espacio más que suficiente para desarrollar un verdadero refugio de lujo.
Hillend Station, de Sam Morgan: parcelas residenciales súper seguras

Morgan, que es neozelandés, dijo en el momento de la compra: "Es un nuevo reto emocionante para mí y estoy deseando seguir invirtiendo en la región, al tiempo que continúo con el buen trabajo de Infinity para preservar la belleza y el carácter únicos de la zona".
En 2020, Morgan puso a la venta ocho parcelas privadas en Hillend Station, a las que denominó Hillend Estates. Situadas a pocos minutos del lago Wānaka (en la foto), las parcelas varían en tamaño.
Por ejemplo, una de las últimas en venderse tenía poco menos de 1 hectárea. Cada parcela cuenta con acceso privado, terreno totalmente vallado y una plataforma con servicios y permiso para construir viviendas.
Dentro de las remotas fincas a las que se retiran los superricos en tiempos de crisis

Morgan compró inicialmente unas 2.665 hectáreas de terreno y, aunque no está claro cuánto conserva tras distintas operaciones de venta, todo apunta a que mantiene una parte considerable de esta zona salvaje en la Isla Sur de Nueva Zelanda.
Para hacerse una idea del aislamiento que ofrece esta región, en la imagen se puede ver una cabaña de lujo en Minaret Station, a solo 15 minutos por carretera de Hillend Station.
El acceso es tan complicado que los huéspedes solo pueden llegar en helicóptero.
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Bill Foley

El multimillonario estadounidense Bill Foley tiene intereses empresariales muy diversos: es presidente de la aseguradora Fidelity National Financial y presidente emérito de Black Knight, empresa de software y análisis de datos. Además, es el propietario del equipo de hockey sobre hielo Vegas Golden Knights.
Con una fortuna estimada en 2.000 millones de dólares (unos 1.860 millones de euros), Foley también ha invertido en propiedades exclusivas en la Isla Norte de Nueva Zelanda, concretamente en la región de Wairarapa. J
unto a su esposa Carol, visitó la zona en 2010 con la intención de invertir en la industria vinícola local. Sin embargo, quedaron tan impresionados con Wharekauhau, una zona remota con vistas espectaculares, que decidieron adquirir un extenso refugio de lujo con viñedo incluido.
La finca Wharekauhau de Bill Foley en Wairarapa, Nueva Zelanda

Escénico y apartado, el Wharekauhau Lodge fue originalmente fundado como una estación de ovejas en la década de 1840.
Aunque el precio de compra no se ha hecho público, se estima que la finca tenía un valor superior a los 13,7 millones de dólares (unos 12,7 millones de euros) en el momento de la venta.
La propiedad está preparada incluso para los peores escenarios. Cuenta con una granja en funcionamiento y huertos, lo que la hace relativamente autosuficiente en caso de emergencia.
Pero además de cubrir lo esencial, ofrece comodidades de alto nivel, como pista de tenis, spa y piscina exterior.
La finca Wharekauhau de Bill Foley: un refugio de lujo

El Wharekauhau Lodge, con sus 15 suites de estilo rural, se ha convertido en todo un éxito entre los viajeros que buscan experiencias exclusivas. Sin embargo, este retiro costero es mucho más que una inversión turística para Bill y Carol Foley.
En 2013, la pareja amplió su propiedad adquiriendo el Château Wellington (Castillo Wellington), una residencia señorial situada justo al lado de la cabaña, por algo menos de 1,1 millones de dólares (aproximadamente 1 millón de euros).
Esta elegante mansión, que cuenta con piscina y una arquitectura palaciega, es la residencia base de los Foley en Nueva Zelanda cuando visitan el país.
La finca Wharekauhau de Bill Foley: invitados reales destacados

Hoy conocida como Foley Villa, la propiedad también se alquila a huéspedes adinerados cuando los Foley no están en residencia.
De hecho, en 2014, la familia real británica se alojó en esta mansión de 420 metros cuadrados, cuando el príncipe William, Kate Middleton y el pequeño príncipe George visitaron Nueva Zelanda en un viaje oficial.
El château cuenta con su propia puerta de seguridad y helipuerto, lo que lo convierte en un retiro privado ideal incluso para la realeza.
Y si sueñas con tener tu propio rincón de costa remota y espectacular, algunas parcelas dentro de la finca Wharekauhau se ponen a la venta ocasionalmente.
James Cameron

El director canadiense James Cameron es conocido por ir siempre un paso más allá. Alcanzó profundidades récord durante el rodaje submarino de Titanic y revolucionó los efectos especiales con su saga cinematográfica Avatar.
Inspirado por su experiencia en Nueva Zelanda mientras filmaba escenas reales de Avatar, el cineasta dio un nuevo salto en 2012: adquirió una propiedad rural en el país con la intención de expandirse hacia proyectos sostenibles, especialmente vinculados al negocio de productos vegetales.
El imperio agrícola de James Cameron en Wairarapa, Nueva Zelanda

Uniéndose a la creciente lista de multimillonarios que eligen Nueva Zelanda como refugio, James Cameron compró más de 1.000 hectáreas de terreno en la región de Wairarapa, en la Isla Norte, por 11,5 millones de dólares (unos 10,7 millones de euros) y poco después hizo de la zona su residencia permanente.
El director fundó Cameron Family Farms y adquirió una nogalera, junto con una extensa parcela de terreno y una impresionante propiedad con vistas al lago Pounui, rodeada de kilómetros de campo ondulado.
Además, Cameron posee una vivienda en el elegante barrio de Roseneath, en Wellington, y se cree que reparte su tiempo entre ambas residencias.
El imperio agrícola de James Cameron: vida rural en un lugar remoto

La residencia principal de James Cameron en Wairarapa está rodeada por un denso bosque, y según informa el New Zealand Herald, el director y su familia se mudaron allí de forma indefinida con la intención de vivir de la tierra.
“Queremos criar a nuestros hijos con los valores con los que crecimos nosotros, cerca de la naturaleza y con una fuerte ética de trabajo”, declaró Cameron en relación con la decisión.
El cineasta nunca ha ocultado su cariño por su nuevo país de residencia. En febrero de 2025, reveló que esperaba obtener la ciudadanía neozelandesa en los próximos meses.
El imperio agrícola de James Cameron: una empresa agrícola sostenible

James Cameron se ha ganado una sólida reputación local por su compromiso con la vida sostenible y la agricultura responsable.
En 2016, adquirió el antiguo edificio de correos y telégrafos del pueblo de Featherston, con el objetivo de transformarlo en centro de distribución para los productos de su granja.
Firme defensor de los estilos de vida basados en plantas, el director también convirtió dos explotaciones lecheras en huertos ecológicos, consolidando así su visión de una vida segura, autosuficiente y alejada del ruido del mundo, en el entorno natural de Nueva Zelanda.
Refugio de multimillonarios: Hawái

Apreciada por su lejanía, su belleza natural y sus bajos impuestos sobre la propiedad, Hawái ha visto cómo compradores de alto poder adquisitivo acudían en masa a sus costas durante las últimas décadas.
De hecho, se dice que el 11 % de la tierra privada de la isla es propiedad de 37 multimillonarios, y algunos han construido complejos a prueba de desastres en el estado insular estadounidense.
Sin embargo, esta afluencia de multimillonarios no ha estado exenta de controversia. El terreno en las islas ya es escaso y el aumento de las ventas multimillonarias está haciendo subir los precios de la vivienda, lo que hace que las propiedades sean inasequibles para los hawaianos de a pie y restringe el acceso a terrenos de importancia cultural.
Larry Ellison

Con un patrimonio neto de 207.700 millones de dólares (184.000 millones de euros), el multimillonario estadounidense Larry Ellison puede permitirse incluso las propiedades inmobiliarias más caras del mundo.
No contento con una simple megamansión, el cofundador de la empresa de software Oracle compró la mayor parte de la remota isla de Lanai, en Hawái, en 2012.
Cuando la pandemia de coronavirus llegó a EE.UU., abandonó California y se instaló definitivamente en Lanai en 2020.
La isla Lanai de Larry Ellison en Hawái, EE.UU.

Ellison pagó 300 millones de dólares (266 millones de euros) por el 98% de la isla, incluidos dos complejos hoteleros Four Seasons y 36.423 hectáreas de terreno, además de una localidad de 3.200 habitantes.
El 2% restante de la isla es propiedad del gobierno estatal y de propietarios privados.
Lanai bautizó Ellison, la sexta isla más grande de Hawái, como "el Edén sostenible del Pacífico" poco después de su compra.
Además de su compromiso con la vivienda asequible, el multimillonario esbozó su visión de transformar la isla en un lugar 100 % ecológico y autosuficiente, el refugio ideal para pasar desapercibido en caso de crisis mundial.
La isla Lanai de Larry Ellison: el lujo en estado puro

La primera inversión de Ellison fue la renovación, por valor de 7,5 millones de dólares (6,7 millones de euros), del antiguo Manele Bay Hotel, que reabrió sus puertas en 2016 como Four Seasons Resort Lanai.
Situado al borde de la bahía de Hulopoe, el extenso complejo ofrece un sinfín de servicios de lujo a sus huéspedes.
Por supuesto, hay un campo de golf, donde el magnate de Microsoft Bill Gates se casó con su exmujer Melinda en 1994, un spa holístico y siete restaurantes para satisfacer a los más adinerados.
La isla Lanai de Larry Ellison: un paso hacia la autosuficiencia

En la foto se ve uno de los salones comunes del Four Seasons Resort Lanai, con elegantes techos artesonados, suelos de madera pulida y palmeras imponentes.
La compra de Ellison también incluyó un hotel ahora conocido como Sensei Lanai, otro Four Seasons Resort.
El hotel es una extensión de la empresa de bienestar del multimillonario, Sensei, que también está detrás de la construcción de dos invernaderos hidropónicos de 1.858 metros cuadrados en la isla.
Alimentado por paneles solares, el proyecto es un paso más hacia el sueño de Ellison de una isla autosuficiente.
Desliza para conocer lo que Zuckerberg considera un "sótano".
Mark Zuckerberg

El titán empresarial estadounidense Zuckerberg tiene una fortuna asombrosa de 224.300 millones de dólares (199.000 millones de euros). El fundador de Facebook, ahora conocido como Meta, y su esposa Priscilla Chan han prometido donar el 99 % de su participación en la plataforma tecnológica a lo largo de sus vidas, pero eso no les ha impedido gastar parte de su fortuna en construir un refugio superseguro en un rincón remoto del mundo.
La noticia de la secreta aventura de Zuckerberg en la isla hawaiana de Kauai salió a la luz a finales de 2023, cuando la publicación estadounidense WIRED publicó un reportaje sobre el proyecto.
El rancho Ko'olau de Mark Zuckerberg en Hawái, EE.UU.

Según se informa, Zuckerberg comenzó a comprar parcelas de tierra en la isla en 2014, antes de iniciar la construcción de un misterioso complejo de 567 hectáreas.
Llamado Ko'olau Ranch, el lugar de la construcción es visible aquí, con vistas al mar y a una pequeña playa de arena.
El proyecto se vio inicialmente empañado por la polémica después de que Zuckerberg emprendiera acciones legales en 2017 para adquirir parcelas de tierra ancestral que rodeaban su propiedad. Más tarde, pidió disculpas a la comunidad nativa hawaiana y retiró la demanda.
El rancho Ko'olau de Mark Zuckerberg: un extenso complejo para vivir y trabajar

Según fuentes de WIRED, el complejo se articula en torno a dos mansiones en las que se distribuyen las zonas de estar, las oficinas, las salas de conferencias y una cocina industrial, lo que sugiere que el complejo será tanto una base de operaciones como una residencia familiar.
La propiedad cuenta con un total de 30 dormitorios y 30 baños, además de un refugio subterráneo construido bajo el terreno.
Zuckerberg reconoció por primera vez la existencia del búnker en una entrevista en diciembre de 2024 con Bloomberg, donde trató de restar importancia a su tamaño: "No, creo que es solo un pequeño refugio", le explicó a la periodista Emily Chang. "Es como un sótano".
El rancho Ko'olau de Mark Zuckerberg: un amplio refugio para sobrevivir

Aunque Zuckerberg se refiera a la construcción subterránea como un pequeño refugio, los planos obtenidos por la cadena de noticias local Hawaii News Now muestran que es todo lo contrario.
Los documentos describen un espacio habitable subterráneo de 418 metros cuadrados, aproximadamente del tamaño de una cancha de baloncesto de la NBA.
Parece que hay alrededor de siete dormitorios, una gran sala de estar, una cocina y una sala de máquinas.
Un túnel de acceso conecta el búnker con el nivel del suelo y, según WIRED, el complejo está protegido por una puerta resistente a las explosiones.
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