Una casa por menos de 13.000 euros: La construyó con sus propias manos
Superar las expectativas
Desesperada por jubilarse y reducir sus gastos al máximo, Michelle Boyle se propuso construir una casa diminuta con un presupuesto minúsculo. Así que, por solo unos miles de euros, redujo el tamaño de su casa y aumentó su libertad económica. Y lo mejor de todo es que acabó cambiando su vida de la forma más maravillosa. ¿Te animas a conocer esta increíble historia de cambio?
Haz clic o desplázate para ver el interior de su pequeña casa y escuchar su extraordinaria historia…
Adaptado al español por Ana Sabin Paz, redactora en español para loveMONEY.
Encontrar la ubicación ideal
La casita de Michelle está rodeada de árboles, en un bosque que pertenece a un amigo suyo en Sherwood, Oregón (Estados Unidos). El entorno más idílico, con un camino de entrada bordeado de arbustos, no está lejos de la ciudad de Portland y es el refugio ideal para alejarse de todo.
El movimiento Pequeñas Casas
Activista del movimiento Pequeñas Casas, el interés de Michelle por esta causa comenzó cuando solo tenía 12 años. Tras vivir muy justa de dinero y quedarse sin plan de jubilación, a los 48 años consiguió construir la casa de sus sueños por solo unos pocos miles de euros.
Nota: El movimiento Pequeñas Casas es una forma popular de referirse al movimiento arquitectónico y social que aboga por vivir en pequeñas casas y de manera simple.
Superar la adversidad
La vida de Michelle no siempre fue fácil. “A falta de un término mejor, mi vida había sido una serie de acontecimientos desafortunados”, explica Michelle. “Me he casado dos veces y he construido casas con mis dos maridos. Pero también me he divorciado dos veces y he perdido esas casas, así que he sido madre soltera durante 14 años”.
Michelle decidió empezar a mirar hacia delante para intentar averiguar cómo financiar su jubilación. Sin ahorros ni fondo de jubilación, sabía que tenía que no podría permitirse una casa muy grande.
No hay lugar como el hogar
Utilizando dinero y patrocinadores para construir su casa, Michelle bautizó su diminuta morada como “Mi pequeño nido vacío”. Lo que en un principio iba a ser un lugar para ir a desconectar de vez en cuando, pronto se convirtió en un sitio al que podía llamar hogar.
Utilizar el espacio
Michelle encontró la inspiración en Pinterest. En la red social, dio con un montón de imágenes de casas diminutas, furgonetas camperizadas y casitas sobre ruedas. A pesar del pequeño tamaño de estas mini viviendas, todas ellas estaban bellamente construidas y resultaban lo bastante acogedoras como para poder llamarlas hogar.
Sin embargo, el tipo de proyecto que llamó la atención de Michelle fue una casa con techos algo más altos que incorporaba una distribución de dos plantas, con una sencilla forma de caja. Michelle dibujó un plano de su casita en un papel, ideando la mejor manera de aprovechar un espacio tan reducido, que luego convirtió en un pequeño modelo en 3D (como el de la foto).
Una tarea financiera
“Reducir los gastos de manutención fue un gran motor para decidirme a construir en pequeño”, explicó, “así que la motivación emocional fue que tenía que hacer algo y tenía que hacerlo ya. Sabía que no podía esperar, tenía que empezar a trabajar en esto enseguida”.
Sin embargo, sin ahorros en los que apoyarse, incluso construir una casa del tamaño de un vestidor iba a ser una tarea difícil.
Mantener bajos los costes
Michelle consiguió llegar a acuerdos con patrocinadores, como proveedores de madera, que le permitirían utilizar sus productos gratis a condición de que promocionara la empresa: “Escribí blogs y proporcioné fotos de sus productos en una casa diminuta. Les estoy dando a las empresas la oportunidad de anunciarse pasivamente en este mercado en crecimiento”, declaró en 2019.
Una gran ayuda
El coste total de los materiales necesarios para la casa, más la mano de obra añadida, ascendió a $35.000 (unos 32.600 €). Pero, gracias al empuje y la astucia de Michelle, el 60% fue financiado por empresas que la ayudaron.
Progreso lento y constante
Durante 15 meses, Michelle se dedicó a construir su casita paso a paso, con la ayuda de algunos amigos. Utilizando productos suministrados por sus patrocinadores, construyó ella misma todos los elementos de la casa, incluido el entresuelo, las ventanas y los paneles de las paredes.
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Ayuda profesional
Michelle se encargó de la mayoría de los trabajos necesarios, pero para las partes “peligrosas” sí que contó con la ayuda de expertos y expertas: “Contraté los trabajos de entramado y electricidad; los elementos que implican gases naturales y electricidad para los que no tengo suficiente experiencia”.
Sin embargo, ella misma se encargó del diseño, la pintura, el alicatado y la fontanería, mientras seguía trabajando 40 horas semanales en su empleo de oficina.
El producto acabado
Solo 15 meses después, la casa de los sueños de Michelle estaba por fin lista. El final del proyecto fue agridulce para la constructora de casas diminutas: disfrutó superando los retos que le planteó la construcción.
Reservó un pequeño espacio sobre la puerta del cuarto de baño para una cápsula del tiempo, donde pudiera guardar fotos del proceso y bocetos como recuerdo de la construcción.
Vida económica
Con unas medidas de solo 2,6 metros de ancho y 7,3 metros de largo (6 pies de ancho y 24 pies de largo), la casa le costaba a Michelle algo menos de $100 al mes en el momento de terminarla (unos 93 euros).
Esa suma cubría el coste de todos los servicios, incluidos wifi, electricidad y agua, así como un pago por aparcar en su terreno. Esto supuso para Michelle un enorme ahorro de $1.500 (unos 1.400 €), ya que el coste de su antigua casa de alquiler ascendía a $1.600 (unos 1.500 €) al mes.
Espacios vitales cómodos
Aunque es diminuta, la casa tiene todo lo necesario para que Michelle lleve una vida cómoda. En la planta baja tiene un cuarto de baño, un salón-comedor y una cocina. El salón tiene dos sillas cómodas, un aparador y un armario para guardar cosas, y también tiene la escalera que lleva al piso de arriba.
Mucho encanto
El salón se convierte incluso en un cómodo comedor, y en su primera Navidad en casa Michelle pudo preparar y disfrutar de una cena festiva completa para dos.
Perfectamente compacta
La casa viene con todo lo necesario y está perfectamente diseñada para aprovechar al máximo el espacio. La cocina está equipada con un refrigerador alto, espacio para armarios y cajones, placa de cocción, fregadero y suficiente espacio en la encimera para preparar comidas. ¡Todo lo que cabe esperar de una casa de tamaño normal!
Dormitorios acogedores
Arriba, la casa dispone de dos habitaciones, incluido este dormitorio, que no puede ser más acogedor. Frente a los dormitorios, hay una sala de estar para descansar, leer y relajarse. Incluso puede utilizarse como habitación de invitados.
La vida moderna
La casita está totalmente equipada para la vida moderna y utiliza propano para la calefacción, además de tener puntos de conexión para el acceso al agua. Para simplificar la construcción y eliminar la necesidad de una fontanería complicada y costosa, Michelle instaló un inodoro de compostaje.
Apoyar a los niños
“Estoy disfrutando bastante de la flexibilidad de mi nueva vida a bordo”, explica Michelle. “También puedo ayudar a mis hijos a pagar el alquiler y las facturas de la universidad. No quiero que se gradúen con enormes préstamos universitarios, así que aunque no tenga que hacerlo, sigo ayudándoles económicamente”.
Fácil de limpiar
“Vivir aquí me libera mucho tiempo. Apenas me lleva tiempo limpiar, así que ahora tengo mucha más libertad”, explica. Ahora, Michelle pasa gran parte de su tiempo organizando talleres sobre el movimiento de las casas diminutas, grabando podcast, escribiendo artículos y, cuando no está hablando de casas diminutas, viajando.
El atractivo de una casa pequeña
Vaya donde vaya, a Michelle siempre le gusta volver a su pequeña morada. “Me atraen los espacios íntimos. Por eso a tanta gente le gustan las casas pequeñas. Se remonta a la época de las cavernas, cuando la gente se sentía cómoda y cálida en espacios pequeños”, dice.
El "nido vacío"...
“Es irónico, porque cuando la construí por primera vez, la llamé mi nido vacío porque era un lugar para escaparme una o dos noches y estar sola. Esperaba con impaciencia el día en que mis dos hijos crecieran y siguieran adelante con su vida adulta”.
...que nunca estará vacío
Pero ahora, dice que el nombre ya no es tan adecuado. En una carta a su diminuta casa publicada en su blog decía: “Me has ayudado a ver que, estén donde estén mis hijos, y aunque yo sea tu única ocupante oficial, nunca jamás estarás realmente vacía".
Una puerta a más construcciones de casas pequeñas
Tras sentirse sin salida al terminar su pequeña casa, Michelle quiso iniciar un nuevo proyecto. Decidió diseñar y construir cuatro casas diminutas para alquilarlas en Airbnb, en parte para satisfacer su pasión, pero también para crear una fuente de ingresos sostenible que la financiara en sus últimos años.
Mi pequeño refugio
El primer proyecto en la lista de Michelle fue “Mi pequeño refugio”. Esta adorable casita amarilla es realmente diminuta, con solo 13,4 metros cuadrados (144 pies cuadrados), y fue construida con un presupuesto de $20.000.
Por dentro, es un estallido de colores y cuenta con una cocina estilo pasillo y un baño revestido en cedro. Todo está en una sola planta, lo que hace que sea completamente accesible. Además, los huéspedes pueden relajarse en la terraza elevada del exterior.
Un tipo de proyecto diferente
Tras terminar “Mi pequeño refugio” en 2018, le pidieron a Michelle que diseñara y construyera la primera y única casa diminuta para un proyecto dirigido por la Home Builder Association of Metro Portland (la Asociación de Constructores de Portland), llamado NW Natural Street of Dreams (sueños de calle natural).
Una oportunidad única en la vida para Michelle, que también tuvo que diseñar y montar su diseño final. Decidió construir una casa de 19 m² (204 pies cuadrados) con una gran cocina que ocupaba más de un tercio de la planta y era el corazón de la casa.
Mi pequeña casa para pájaros
El segundo proyecto de Airbnb fue este pequeño cobertizo que tardó solo tres meses en convertirse en un alquiler que produjera ingresos. En el interior, una sencilla escalera conduce a la zona de dormitorio en este espacio diminuto pero funcional. La pequeña cocina es lo bastante grande para preparar pequeñas comidas, mientras que los huéspedes tienen que dirigirse a la ducha exterior.
Mi pequeño escondite
“Mi pequeño escondite” es una de las últimas incorporaciones a la aldea de casas diminutas. Con 38 metros cuadrados (119 pies cuadrados), tiene un dormitorio de matrimonio en el altillo y una cocina bien equipada con una cafetería multiusos y espacio de trabajo. La casita tiene 12 ventanas para que entre la luz en todos los rincones, pero dice que tardó 15 meses en construirse y fue uno de los retos más difíciles de Michelle.
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