Cerrada por 100 años: La misteriosa mansión victoriana reabre sus puertas
Nos adentramos en la mansión más misteriosa

Construida en la década de 1880 para un millonario cartógrafo, esta histórica mansión californiana permaneció en el misterio durante un siglo antes de salir al mercado en 2019. A lo largo de los años, ha pasado por numerosas manos hasta que finalmente se vendió en 2021 por 3 millones de dólares (aproximadamente 2,7 millones de euros).
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Adaptado al español por Sara Piquer Martí, Editora en Español para loveMONEY.
Los inicios de la finca McNally

Nacido en Irlanda de padres escoceses, Andrew McNally emigró a Estados Unidos en 1857 con la esperanza de hacer fortuna. A diferencia de muchos de sus compatriotas irlandeses, lo logró. Tras establecerse en Chicago, cofundó la editorial de cartografía Rand McNally & Co junto con William Rand, y ambos se convirtieron en millonarios.
A los 40 años, McNally visitó California por primera vez y quedó enamorado de su clima y paisaje. Decidido a establecerse allí, planeó construir una casa y convertirse en un «caballero granjero».
Los inicios de la finca McNally

McNally cumplió su promesa, y la propiedad que construyó fue esta impresionante mansión en Altadena, finalizada en 1888 por el joven arquitecto Frederick Roehrig, famoso hoy en día.
Como muchos victorianos de su época, McNally estaba fascinado por los descubrimientos y avances de los exploradores, botánicos y biólogos pioneros de todo el mundo. Las plantas exóticas que importaba no solo reflejaban su alto estatus, sino que también se destacaban en el elaborado diseño del jardín, visible en esta postal de la época.
Una localización impresionante

La casa de tres plantas, que originalmente abarcaba una superficie de 4,5 hectáreas, se construyó con el impresionante telón de fondo de la cordillera de San Gabriel, cubierta de nieve en invierno, como se muestra en esta foto tomada alrededor de 1900.
El estilo arquitectónico se describe como un «estilo Reina Ana simplificado»: presenta una llamativa torreta redonda, pero con menos detalles ornamentales que un edificio convencional de estilo Reina Ana. En su lugar, McNally optó por tejas y tablillas de madera sin adornos.
La tentación de California

Durante su estancia en California, McNally se convirtió en un defensor de la zona, convenciendo a amigos y seguidores para que se unieran a él en los climas más cálidos del Estado Dorado.
Por desgracia, murió inesperadamente de neumonía en 1904, con solo 68 años, y los jardines y la pajarera cayeron en el abandono.
El destino de la finca McNally

Con el tiempo, se vendió gran parte del terreno, pero afortunadamente la casa se conservó bien. A lo largo de los años, ha tenido varios propietarios, pero su excelente estado actual se debe en gran medida a la familia Dupuy, que la mantuvo durante más de 50 años. Esta familia preservó los elementos originales y se aseguró de que cualquier trabajo de restauración fuera fiel a los diseños originales.
La gran finca McNally hoy

La impresionante mansión se incluyó en el Registro Nacional de Lugares Históricos en 2007 y, gracias a Susan Pickering Photography, ahora podemos ver su interior.
Susan captó el interior oculto de la histórica casa cuando fue puesta en venta por la agente inmobiliaria Teresa Fuller en 2020.
Dentro de la gran casa antigua...

Con unos 2.000 metros cuadrados, la mansión cuenta actualmente con nueve dormitorios y cinco cuartos de baño, y sigue teniendo unas vistas impresionantes de la isla Catalina.
En el interior, cada elemento de esta mansión, desde sus puertas y barandillas hasta sus siete chimeneas, es rico en detalles originales del siglo XIX.
Repleto de características originales

La propiedad destaca por su carpintería tallada, hermosas vidrieras y paneles de madera de abeto Douglas. Se han incorporado con gusto modernas mejoras en fontanería e iluminación, sin que resulten intrusivas.
Además, la casa ofrece una maravillosa sensación de amplitud. La planta baja alberga amplias salas públicas con techos altos y enormes ventanales que inundan el espacio de luz.
Un recibidor impresionante

El vestíbulo es un espacio impresionante con techos de vigas de caja en pino dulce, una madera autóctona de la zona.
En este nivel aún se conservan algunas de las lámparas de gas originales, puertas corredizas y vitrales del siglo XIX, junto con algunas adiciones posteriores. La atención al detalle se aprecia en los diseños intrincados a lo largo de los paneles, la escalera y las barandillas.
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Una chimenea en un punto clave

Una chimenea doble, de dos lados, es una característica única en la planta baja. Separa la sala de estar de un área acogedora que sirve como sala familiar y biblioteca, y es un ingenioso recurso arquitectónico para mantener el flujo de la casa y eliminar la necesidad de paredes divisorias.
Un delicado esténcil floral añade interés al techo en ambas habitaciones.
El salón

El salón delantero habría sido la sala principal de la familia original, y está medio empotrado en la torreta delantera, lo que le confiere un notable interés arquitectónico.
Observa los brillantes detalles victorianos, como la carpintería original y los intrincados adornos del techo. Aunque el yeso del salón había sufrido daños por agua y terremotos a lo largo de los años, los propietarios en su momento repararon el yeso y lo repintaron para que el diseño fuera lo más fiel posible al original.
Una sala muy acogedora

Este salón más pequeño puede ser acogedor, pero está tan lleno de elementos originales como las áreas más grandes y conserva el estilo en el que McNally lo habría vivido. Además de las enormes ventanas de guillotina y el techo delicadamente pintado, el salón cuenta con el reverso de la llamativa chimenea de doble cara y las librerías empotradas.
Oculta en el hogar se encuentra la cesta de carbón original, que revela que esta chimenea era de carbón y no de leña. Este pequeño y fascinante detalle histórico está respaldado por la estructura estrecha de la chimenea.
La sala turca

La sala turca octogonal es la mayor sorpresa dentro de la propiedad. Con toques moriscos opulentos, la sala se caracteriza por paneles de madera de estilo medio oriental y lujosas telas de seda con patrones bordados, además de alfombras llamativas y sofás bajos. Frases en árabe, que se cree podrían ser palabras del Corán, están estampadas en las paredes superiores.
La impresionante sala tiene un diámetro de 7,3 metros y el techo abovedado también alcanza los 7,3 metros de altura.
La sala turca

Existen varias teorías sobre cómo llegó esta habitación a la propiedad. Una versión de la sala se exhibió en la Exposición Mundial de Colombia de 1893, que celebraba la cultura y el diseño globales, y al parecer McNally quedó cautivado por ella.
Algunos sostienen que McNally desmontó la sala y la reensambló en su propia casa, mientras que otros afirman que encargó una réplica exacta del espacio.
El comedor

El comedor es un gran espacio que ha sido cuidadosamente preservado con atención al detalle. La carpintería es exquisita: tallada en abeto Douglas, los marcos de las puertas y los armarios empotrados son todos originales.
Un detalle especialmente fino es el friso impreso a mano que rodea toda la sala. El único elemento nuevo en el comedor es la chimenea, que se reemplazó después de un terremoto.
La habitación principal

Arriba, el dormitorio principal está integrado en el torreón. La estructura de la habitación le confiere mucho carácter, con sus paredes curvas y las preciosas incrustaciones de época frente a la cama, que veremos a continuación…
La habitación principal

Las dimensiones inusuales de la habitación permiten soluciones arquitectónicas fascinantes, como la ubicación de la chimenea encalada en un pequeño rincón.
El banco empotrado junto a la chimenea también es del siglo XIX, y aún podemos apreciar cómo se calentaba la habitación, tanto con la chimenea como con los radiadores de vapor de bronce originales.
Dormitorio doble

La habitación doble, con su alfombra verde azulada, sus lujosas cortinas melocotón y sus camas de madera, refleja el estilo de época de la casa.
Una vez más, la chimenea se destaca como el elemento principal de la habitación, decorada con azulejos de un cálido tono marrón rojizo que contrastan elegantemente con el papel pintado de cachemira.
Un porche envolvente

Además de la imponente torrecilla, el llamativo porche envolvente es la pieza maestra de la fachada de la finca McNally.
El arquitecto Roehrig diseñó este porche para aprovechar al máximo las vistas del valle de San Gabriel, convirtiéndolo en un lugar idílico para relajarse y disfrutar del paisaje. Construido a gran altura del suelo, también se pensó para facilitar la circulación del aire durante los cálidos veranos californianos.
El porche tal como era en 1904

Como podemos ver, el porche era prácticamente el mismo en la época victoriana que en la actualidad.
Esta antigua foto muestra a hombres y mujeres —presumiblemente de la familia McNally— disfrutando del porche y de los jardines llenos de flores durante un suave invierno californiano.
La torreta

La encantadora torreta de la casa es una de sus características más distintivas. Con magníficas vistas e incluso un pequeño balcón envolvente, es el lugar perfecto para escapar del ajetreo de la vida del piso de abajo…
La habitación de la torreta

Al parecer, la habitación se usaba como sala de juegos para caballeros y durante muchos años albergó una mesa de billar.
Hoy en día, está equipada para ofrecer el entorno perfecto para una velada acogedora o simplemente para relajarse. Imaginamos que también sería un excelente espacio para practicar yoga o meditación.
La cocina

La cocina actualizada es la única estancia de la propiedad que no se mantiene en su estado original. Sin embargo, se han hecho esfuerzos por conservar el estilo de la época, incorporando azulejos estampados y carpintería a medida en la campana extractora.
Afortunadamente, la habitación contigua nos transporta de nuevo al pasado…
Despensa original de mayordomo

La cocina conecta con dos maravillosas despensas originales, cuyas vitrinas y altos techos ofrecen una gloriosa visión del pasado.
¡Imagínate tener una enorme chimenea en tu despensa! Esperamos que los propietarios hayan contado con un mayordomo para aprovecharla al máximo…
Los terrenos de McNally Estate a lo largo de los años

En el último siglo, gran parte de los terrenos y jardines originales se han perdido en ventas privadas, y la casa ahora se asienta en solo 0,32 hectáreas.
Sin embargo, todavía se conservan algunas características de la finca original de 4,8 hectáreas...
La antigua pajarera

Hoy en día, el jardín trasero aún alberga esta hermosa pajarera, un vestigio del entusiasmo de McNally por la moda victoriana de coleccionar flora y fauna tropicales.
La pajarera tal y como era en 1904

Esta foto retrospectiva muestra la pajarera en su esplendor original. Como puedes ver, apenas ha cambiado en el último siglo, lo que demuestra el excelente estado de conservación de la finca.
Indicios de un pasado histórico

Paseando por la zona, aún es posible distinguir los límites originales de la finca. Por este camino, carruajes y coches habrían llegado a las puertas de entrada. Imagínate la impresión que se habrían llevado los visitantes al contemplar esta majestuosa obra maestra con su torre.
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