Estas antiguas casas que, en su día fueron mansiones de personas famosas, llevan tantos años vacías que su interior está lleno de misterio. Muchas de ellas fueron antiguos refugios de lujo para ricos y famosos y cada una de ellas fue abandonada por una extraordinaria serie de acontecimientos: desde informes de corrupción, prolongadas batallas legales hasta incluso la supuesta aparición de una secta.

Haz clic o desplázate para descubrir las historias que se esconden tras estas casas abandonadas de famosos, incluida la última casa familiar de Bruce Lee, la villa ocupada de Boris Becker y la ruinosa finca del príncipe Andrés, que en su día fue un regalo de la Reina...

Adaptado al español por Sara Piquer Martí, Editora en Español para loveMONEY.

Courtney Love puso a la venta en 2018 su refugio campestre de tres dormitorios y dos baños en Olympia, estado de Washington, Estados Unidos, con la inmobiliaria Virgil Adams por 320.000 dólares (unos 297.600 euros).

Según un informe de la revista Variety, la propiedad de unas 2,8 hectáreas llevaba años desocupada y se encontraba en un estado de deterioro extremo en el momento de la venta.

La cantante, estrella de cine y viuda del líder de Nirvana, Kurt Cobain, adquirió la propiedad en 1995, más o menos un año después del fallecimiento de su marido. La otrora rockera de vida dura pagó 447.000 dólares por el refugio campestre (unos 416.000 euros).

El agente inmobiliario declaró en la descripción de la venta que la casa era una "gran obra de reparación" que requería "una tonelada de trabajo" para devolverla a un estado apto para la habitación humana. Sin pelos en la lengua, el agente inmobiliario afirmó que necesitaba que se hiciera "todo", y presumiblemente requería un comprador con los bolsillos muy llenos.

Era evidente que la cantante llevaba años sin alojarse en la propiedad, por lo que decidió vender la casa, que incluye varias dependencias descuidadas, con una pérdida considerable, pues ya había intentado deshacerse de ella en 2011.

Teniendo en cuenta el estado de la propiedad, no es difícil entender por qué Love optó por un precio de venta tan bajo. El interior de la casa estaba muy deteriorado y, como puedes ver en esta foto y en la anterior, las paredes del establo de ocho establos estaban cubiertas de grafiti, mientras que el suelo estaba lleno de ladrillos. La dependencia pedía a gritos una reforma integral.

Aunque la casa de la antigua estrella del rock estaba en muy mal estado, la casa de invitados era la que se encontraba en peor estado, pues había sufrido daños por un incendio hace algún tiempo.

Afortunadamente, se encontró un comprador y se hizo una oferta en agosto de 2018. Ahora que ya no está en el mercado, la finca ha sufrido una importante reforma y es sin duda una encantadora casa familiar.

Boris Becker, que entonces tenía mucho dinero, compró en 1997 la idílica Finca de Son Coll, en la isla española de Mallorca. El as del tenis alemán compró la propiedad por 598.000 dólares (unos 556.140 euros) y se gastó una fortuna en ella, añadiendo una piscina con una casa de estilo marroquí, una casa de invitados, una cancha de baloncesto y mucho más.

Pero la casa de sus sueños pronto se convirtió en una pesadilla...

A Becker le impusieron una multa de $255.000 (unos 235.775 euros) en 2004 por unas ampliaciones no aprobadas por las autoridades y le ordenaron derribarlas. En 2007, la propiedad se puso a la venta por un precio supuestamente elevado de 18,4 millones de dólares (unos 17,1 millones de euros), pero no se encontró comprador.

El campeón de individuales de Grand Slam tenía dificultades para pagar el mantenimiento. En 2011, Becker fue demandado por su jardinero, al que debía 354.000 dólares (unos 329.220 euros).

Por orden del tribunal español, la propiedad fue confiscada hasta que se pagara la factura pendiente. Volvió a ser confiscada en 2014, cuando Becker no pagó una factura por unas obras.

Becker acabó pagando la factura y recuperó la propiedad, solo para perderla definitivamente tras su quiebra en 2017. La finca pasó a manos de los administradores, pero fue requisada por un grupo de personas, entre ellas el expatriado alemán Georg Berres, quien declaró a los periodistas que se marcharía si las autoridades españolas se lo pedían.

Mientras vivía allí, Berres documentó el estado de la otrora hermosa casa. Había sido claramente abandonada a mitad de las obras, con montones de muebles abandonados en el jardín cubierto de maleza y el interior casi desnudo.

Hoy en día, la casa está totalmente en ruinas. La decadente mansión abandonada se enfrenta a un futuro incierto. Según el periódico británico, The Guardian, Becker fue encarcelado durante dos años y medio en abril de 2022 por ocultar millones de dólares en activos tras su quiebra, incluida su participación en una propiedad de 1,2 millones de dólares en Alemania (unos 1,1 millones de euros). La ex estrella del tenis cumplió solo ocho meses de su condena y fue puesto en libertad en diciembre de 2022 para ser expulsado del Reino Unido.

A pesar de los numerosos problemas del príncipe Andrés, se ha dicho a menudo que era el hijo favorito de la difunta reina. En 1986, tras su boda ese mismo año, regaló a su hijo, ahora caído en desgracia, y a su esposa, Sarah, duquesa de York, una parcela de unas 269 hectáreas de terreno en la finca de Sunninghill Park, en Berkshire.

Terminada en 1990, esta propiedad fue apodada "Southyork" y "Palacio de Dallas" por su asombroso parecido con la casa del rancho de la serie de televisión del mismo nombre de los años ochenta. Otros comentaristas lo compararon con un supermercado fuera de la ciudad.

Se diseñó una mansión de 12 dormitorios con grandes salones, establos y piscina, y las obras empezaron en 1987.

Lejos de ser una casa señorial, iba a ser una mansión moderna con todas las comodidades para alojar con estilo a su creciente familia. La princesa Beatriz, actualmente novena en la línea de sucesión, nació en agosto de 1988 y tenía dos años cuando se mudaron a la extensa casa. Su hermana Eugenia, undécima en la línea de sucesión al trono, llegó en marzo de 1990. Sunningdale fue el único hogar que conoció hasta los 16 años.

Andrew y Fergie se divorciaron en 1996, pero el dúo siguió viviendo bajo el mismo techo con sus dos hijas. Tras el fallecimiento de la Reina Madre en 2002, el Duque se trasladó al Royal Lodge de Windsor, su antigua residencia, y Sunninghill Park se puso a la venta. La Duquesa y sus hijas le siguieron en 2006, dejando la propiedad vacante.

Se dice que el Duque volvió a hipotecar el parque para sufragar los gastos de renovación del Royal Lodge. Un vistazo al interior de la mansión en 2008, solo dos años después de que Fergie y las dos jóvenes princesas se mudaran, nos da una idea de la grandeza en la que vivían. Echemos un vistazo...

En esta sala de recepción formal, una elegante chimenea de mármol tallado está flanqueada por dos enormes ventanas que van del suelo al techo, envueltas en montones de brocado con borlas doradas.

El suelo de madera de chevron se vería como en casa en un salón de baile, que bien podría haber sido esta sala. Como mínimo, debió de ser una sala en la que la pareja recibió a invitados importantes.

Es posible que la biblioteca fuera el despacho o estudio privado del príncipe Andrés, a juzgar por las elecciones de diseño más bien masculinas de paredes verde oliva, alfombras burdeos y una chimenea de madera muy tallada. Los libros que quedan en las estanterías parecen nuevos e incluyen clásicos como Tiempos difíciles, de Charles Dickens, Los Miserables, de Victor Hugo, y el clásico de Bond Solo se vive dos veces, de Ian Fleming.

Con el paso de los años, la casa vacía se fue deteriorando, por lo que fue una sorpresa que se vendiera en 2007 por 18,8 millones de dólares (unos 17,5 millones de euros), 3,8 millones por encima del precio de venta (unos 3,5 millones de euros) y 30 millones de dólares actuales (unos 27,9 millones de euros), en una operación considerada sospechosa por algunos. 

Más tarde se supo que el propietario final era el oligarca multimillonario Timur Kulibayev, yerno del antiguo dirigente kazajo y aliado de Putin, Nursultan Nazarbayev. A pesar de que el ex presidente supuestamente dirigía un Estado totalitario, se sabe que el príncipe Andrés fue a cazar gansos con él.

A pesar de tener propietario, en 2009 Sunninghill Park estaba abandonado. En diciembre de 2013, se concedió el permiso de obras para sustituir la destartalada residencia real por una extensa mansión, pero los trabajos de demolición no empezaron hasta 2015. Lejos de las grandes residencias privadas de la familia real británica, el adefesio quedó reducido a escombros en 2016. En su lugar ha tomado forma una nueva y reluciente mansión.

Destinada a convertirse en el hogar británico de David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, la mansión isabelina de Oxfordshire conocida como Hook End se construyó en 1580 para el obispo de Reading.

A lo largo de los años, la mansión de 11 dormitorios ha pasado por las carteras inmobiliarias de ricos y famosos, desde el propietario de Selfridges, Sir Charles Clore, hasta Alvin Lee, vocalista de la banda Ten Years After, que supuestamente se hizo con la casa en 1972 y construyó un estudio de grabación en el granero.

David Gilmour compró la propiedad en 1980 y varios de los álbumes de su banda se grabaron en el estudio. Lo vendió en 1986 y Hook End pasó a manos del productor discográfico Trevor Horn, que transformó la propiedad en un lujoso local de grabación.

Un impresionante elenco de músicos grabaron allí singles y LPs, como Frankie Goes to Hollywood, Rod Stewart, los Manic Street Preachers, Seal y los Smiths.

Impregnada de historia, por no hablar de los rumores de visitantes espectrales, el cantante de los Smiths Morrissey afirmó haber recibido la visita del fantasma de un monje durante su estancia en la mansión. El fantasma aparecía a altas horas de la madrugada, como si quisiera despertar a la gente para que rezara.

La tragedia golpeó la histórica casa en 2006, cuando la esposa de Trevor Horn, Jill Sinclair, fue herida accidentalmente por su hijo, Aaron, que estaba practicando con su rifle de aire comprimido, sin saber que su madre estaba cerca.

Sinclair nunca se recuperó del todo. Horn decidió vender tras el accidente y la propiedad fue comprada por el productor Mark White en 2009 por 17 millones de dólares (unos 15,8 millones de euros).

White invirtió en el estudio, pero la casa permaneció abandonada durante años. Trevor Bishenden, alias TrevBish Photography, captó los deteriorados interiores de la propiedad en 2017, cuando la mansión parecía completamente abandonada, con humedad ascendente y papel pintado desprendiéndose de las paredes.

Afortunadamente, desde entonces Hook End ha cobrado nueva vida y se ha renovado de arriba abajo. Puede que incluso haya planes para añadir un complejo de piscinas de lujo.

Construida en 1925 y posteriormente rediseñada por el famoso arquitecto de la Regencia de Hollywood, John Elgin Woolf, esta mansión de estilo renacentista español de Beverly Hills, en Los Ángeles, fue adquirida a mediados de la década de 1950 por el oscarizado director Vincente Minnelli, tras divorciarse de Judy Garland.

Durante su infancia, la hija de la ex pareja, Liza, pasó gran parte de su tiempo en la casa.

Minnelli y Garland se casaron en junio de 1945 y, menos de un año después, en marzo de 1946, dieron la bienvenida al mundo a Liza. Por desgracia, el matrimonio de la pareja no tardó en desmoronarse. La estrella de Minnelli estaba en ascenso y llegaría a ganar el Oscar al Mejor Director por su película Gigi en 1958.

Sin embargo, la carrera de Garland iba en dirección contraria. La despidieron tras 15 años en MGM y su salud mental empeoró. La pareja se divorció en 1951.

La casa posterior a la separación, en Crescent Drive, fue lujosamente decorada por Vincente Minnelli, con numerosas lámparas de araña y opulentos tejidos y muebles.

Cuando el afamado director falleció en 1986 a los 83 años, la casa quedó en manos de Liza, ahora una gran estrella de Hollywood por derecho propio, con una condición...

Aunque se concedió la propiedad a Liza, el Sr. Minnelli dio instrucciones para que se permitiera a su cuarta esposa, Lee, vivir en la casa todo el tiempo que deseara.

El acuerdo funcionó bien hasta el año 2000, cuando Liza decidió vender la propiedad. A Lee le ofrecieron un apartamento, pero lo rechazó y se quedó en el lugar, incluso cuando la casa se vendió en 2002.

Las cosas dieron un giro cuando Liza dejó de pagar las facturas de la casa y dejó de pagar al personal, que acabó trabajando gratis. Lee interpuso una demanda contra su hijastra, pero abandonó el caso cuando Liza accedió a pagar el alquiler del nuevo propietario para que Lee pudiera seguir viviendo en la mansión.

Lee murió allí en 2009, pero la casa se dejó aparentemente languidecer y deteriorarse, lo que atrajo allí al explorador urbano Adam The Woo en 2014. En las imágenes captadas en su canal de YouTube, la ruinosa casa no presentaba su mejor aspecto. Los agujeros salpicaban los techos, el papel pintado se estaba despegando y había muebles destartalados y escombros esparcidos por el suelo.

Lamentablemente, a día de hoy la casa parece estar abandonada.

Antes de caer en desgracia, Michael Jackson se asoció con Paul McCartney para grabar Say Say Say en 1983. El ex Beatle se alojó en el rancho Sycamore Valley de California cuando ambos grababan el videoclip del single y, tras visitar a McCartney allí, Jackson se enamoró del lugar y prometió comprarlo algún día.

Unos años más tarde, en 1988, cuando el Rey del Pop cumplió 30 años, adquirió la finca estadounidense por una cantidad estimada en 19,5 millones de dólares (unos 18,2 millones de euros). Jackson rebautizó la propiedad con el nombre de Nunca Jamás, en honor a la isla mágica de Peter Pan, y se dispuso a crear su propio parque de atracciones.

El cantante hizo construir dos ferrocarriles y una estación para complementar la mansión de estilo Tudor de seis dormitorios que venía con la propiedad, e instaló un zoo de mascotas y numerosas atracciones de feria.

Neverland tenía de todo, desde una noria y una atracción de barco pirata hasta un carrusel y coches de choque.

Jackson organizó eventos de relumbrón en el rancho, incluida la boda en 1991 de sus íntimos amigos, Elizabeth Taylor y Larry Fortensky, y a menudo invitaba a niños a quedarse, a veces sin sus padres o tutores legales. Huelga decir que el comportamiento de Jackson levantó sospechas.

Neverland fue saqueado por la policía cuando salieron a la luz las acusaciones y el cantante fue acusado de abusos a menores en 2003. Finalmente, Jackson fue absuelto de todos los cargos, aunque la desgarradora película de 2019 Leaving Neverland de 2019 ha suscitado nuevas acusaciones.

Ahogado por las deudas, el cantante en desgracia luchó por mantener la propiedad, y el rancho Neverland se cerró en 2006.

Después de que Jackson dejara de pagar la hipoteca del rancho, la empresa de inversiones Colony Capital compró una participación mayoritaria en Neverland en 2008 por 22,5 millones de dólares (unos 20,9 millones de euros). Tras el fallecimiento de Jackson en 2009, la propiedad se deterioró. Neverland se ha puesto a la venta varias veces en los últimos años, pero ha resultado difícil venderlo.

El multimillonario Ron Burkle, que conoció a Jackson en un acto benéfico, acabó comprando Neverland por 22 millones de dólares (unos 20,5 millones de euros) en diciembre de 2020, casi 80 millones de dólares (unos 74,4 millones de euros) por debajo del precio de venta. Tras recuperar los animales y hacer mejoras, el rancho de Santa Barbara Country se ha utilizado como lugar de rodaje en la próxima película biográfica sobre la vida de Michael Jackson.

Las fotos aéreas revelan que se han reconstruido meticulosamente las atracciones de feria, los trenes y una réplica del carrusel de Jackson, junto con una carpa de circo roja y blanca y el icónico tren rojo que transportaba a los visitantes por el parque durante el rodaje, pero ¿cuánto quedará después de que termine la película?

Mike Tyson se hizo con esta ostentosa mansión confiscada en Southington, Ohio, en una venta del sheriff en 1989 por el módico precio de 300.000 dólares (unos 279.000 euros).

La mansión de unos 2.323 metros cuadrados fue construida en 1979 por el político local Ted Vannelli, que más tarde fue encarcelado por cargos de corrupción. Estas imágenes, captadas por el fotógrafo Johnny Joo, se publicaron en el sitio web Architectural Afterlife.

El ex campeón de los pesos pesados del boxeo no reparó en gastos en la magnífica mansión de cinco dormitorios, que se engalanó con una enorme piscina, dos enormes cocinas, tres jaulas para los caros tigres de Bengala de Tyson, abundantes cantidades de mármol, lámparas de araña de cristal y alfombras con estampado de cebra.

Nadie sabe si la mansión está maldita o no, pero tres de sus propietarios han acabado entre rejas. En 1992, Tyson pasó tres años en prisión. Tras su liberación en 1995, el problemático boxeador volvió a vivir en la propiedad.

Endeudado hasta las cejas por su derrochador estilo de vida, el ex presidiario vendió la propiedad en 1999 al magnate de los infomerciales Paul Monea por 1,3 millones de dólares (unos 1,2 millones de euros), obteniendo un jugoso beneficio en la transacción.

Al igual que los antiguos dueños de la propiedad, Monea también acabó en el trullo: fue encarcelado en 2007 por blanqueo de dinero.

La mansión fue confiscada de nuevo y cayó en un estado ruinoso hasta que fue vendida en 2010 en otra subasta del sheriff al empresario de gimnasios y propietario de un equipo de carreras de coches, Ron Hemelgarn.

Se retiraron muchos de los enseres y accesorios, pero algunos, como la bañera de Tyson, que al parecer valía 2 millones de dólares (unos 1,9 millones de euros), permanecieron intactos. Hemelgarn nunca vivió en la mansión, pero consiguió restaurar parte de la propiedad.

La finca pasó en 2014 a manos de la Iglesia Santuario de la Palabra Viva y ahora sirve de base y principal lugar de culto de la comunidad religiosa. Al igual que estas casas señoriales abandonadas, estamos seguros de que este cojín alberga muchos secretos...

Considerado ampliamente como el artista marcial más influyente de todos los tiempos, Bruce Lee ya se había labrado una carrera de éxito moderado en Hollywood cuando regresó a Hong Kong en 1971. Pero, cansado de que le ofrecieran los habituales papeles secundarios y personajes encasillados de la televisión, tenía grandes planes para hacer sus propias películas de kung-fu.

Bruce y su esposa Linda Lee Cadwell vivían en una casa adosada de dos plantas en uno de los barrios residenciales más caros, con sus dos hijos Brandon y Shannon. En el poco tiempo que vivieron allí, Lee rodó en rápida sucesión una serie de películas que garantizarían su legado cinematográfico: Puños de furia y Operación Dragón, esta última estrenada en Hong Kong solo seis días después de su muerte.

La casa de Cumberland Road, conocida cariñosamente como "El Nido de la Grulla", estaba en Kowloon Tong, un exclusivo barrio de mansiones en calles con nombres que suenan distintivamente ingleses.

Cuando Bruce Lee murió en 1973 a la edad de 32 años, su casa de Hong Kong (vista aquí en 2009) fue adquirida rápidamente por el filántropo chino Yu Pang-lin en 1974. Al cabo de unos años se convirtió en un "hotel del amor" en el que se podían alquilar habitaciones por horas.

Posteriormente, Pang-lin dijo que pensaba vender la propiedad para recaudar fondos para las víctimas del terremoto de Sichuan de 2008, según The South China Morning Post. Sin embargo, los admiradores de Lee querían que la casa se conservara en honor de Lee, pero la petición de Pang-lin de convertirla en museo fue rechazada por el gobierno.

Pang-lin murió en 2015, dejando la mansión y todo su patrimonio a organizaciones benéficas. En 2019, The South China Morning Post informó de queiba a convertirse en un centro de estudios chinos, pero en ese momento se enfrentaba a demasiados problemas estructurales. Mantenerla era casi imposible.

Así era una de las habitaciones del hotel hacia 2009. En el exterior, los jardines se habían cubierto de maleza y empezaban a invadir el interior del edificio entre restos de su vida como hotel.

En 2017, el explorador urbano conocido como Illsight accedió al edificio abandonado y descubrió, para su sorpresa, que la electricidad y el agua estaban conectadas y funcionaban y que la propiedad estaba prácticamente intacta.

Se dijo que algunos elementos originales iban a conservarse en el proyectado centro de estudios chinos, incluidos cuatro marcos de ventana y el colorido mosaico en 3D realizado por Lee que antaño adornaba la pared. Sin embargo, la casa original fue demolida en septiembre de 2019.

En el vídeo, descubre un montón de habitaciones y cuartos de baño, como cabría esperar de un hotel, además de una cocina en funcionamiento con palillos, un wok, productos de limpieza e incluso aceite de cocina todavía en las estanterías.

Hoy en día, en la parcela se asienta una costosa residencia privada que vale una fortuna en el abrasador mercado inmobiliario de Hong Kong. Lamentablemente, una pieza única de la vida y la historia de Bruce Lee se ha perdido para siempre.

Steve Jobs, cofundador de Apple, compró la Casa Jackling en Woodside, California, en 1984. La propiedad de estilo renacentista español fue diseñada por el eminente arquitecto George Washington Smith y construida en 1925 para el magnate de la minería del cobre Daniel Cowan Jackling, de ahí su nombre.

A Jobs debió de gustarle mucho la casa al principio, pero al parecer llegó a detestarla y se mudó en 1994. A partir del año 2000, la casa permaneció vacía y Jobs pasó los últimos años de su vida solicitando la demolición de la mansión.

Aunque la pintura había empezado a desconcharse y el yeso se estaba desmoronando, el pasado esplendor de la mansión de 35 habitaciones es casi evidente en estas fotos. Con una superficie de unos 1.394 metros cuadrados, la casa contaba con balcones al aire libre, una sala de juegos, baños de mármol y una gran escalera, así como salas de recepción con vistosas lámparas de araña.

Jobs acabó ganando la batalla y la mansión fue demolida en 2011, pero en un cruel giro del destino, el consejero delegado de Apple perdió su lucha contra el cáncer de páncreas y murió ocho meses después. Durante los 11 años que estuvo desocupada, la mansión abandonada del multimillonario careció de cualquier tipo de mantenimiento y cayó en un lamentable estado de deterioro.

Sin nadie que cuidara de la mansión, la decoración empezó a ser tomada por la naturaleza. Antes de la demolición, la propiedad estaba cubierta de enredaderas y atraía la atención de fotógrafos curiosos, entre ellos Jonathan Haeber, que hizo estas fotos.

El moho se había extendido por los techos y había viejos electrodomésticos esparcidos por el lugar. Afortunadamente, las autoridades locales recogieron varios objetos de la casa antes de que fuera destruida, como manillas de puertas, una lámpara de araña y un retrete, y lo más impresionante de todo, un enorme órgano antiguo con tubos enormes.

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