¿Te has preguntado alguna vez cómo vivían nuestros antepasados en un pasado lejano y cómo era su “hogar, dulce hogar” hace miles de años?

Haz clic o desplázate por esta galería para viajar atrás en el tiempo y echar un vistazo al interior de las propiedades que tanto la gente corriente como las clases altas privilegiadas tenían en el Antiguo Egipto, la Gran Bretaña de la Edad de Hierro, los imperios maya y azteca, y mucho más...

Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveMONEY.

La civilización maya, que cubrió grandes extensiones de América Central en su apogeo, fue muy avanzada y destaca por su compleja escritura, matemáticas y sistemas astronómicos, arte simbólico y arquitectura monumental.

Los primeros asentamientos datan de alrededor de 1800 a.C. y la civilización prosperó hasta su declive durante la última parte del primer milenio d.C.

Las casas de la gente corriente del Imperio Maya se construían con madera y paja, que, a menudo, se forraban con barro cocido y arcilla para añadir aislamiento. También se utilizaba cal para blanquear el exterior.

Las estructuras solían tener forma ovalada en lugar de redonda y los tejados eran de paja para protegerlos de los elementos externos.

Las casas de las clases bajas solo tenían una habitación que, a veces, estaba dividida por un biombo. Para dormir y descansar, se utilizaban camas de varilla o hamacas, que los mayas tejieron por primera vez hacia el año 2000 a.C.

Aparte de las camas y las hamacas, las moradas contenían poco más, aparte de algo de cerámica y quizá un arcón de almacenaje.

Las casas de la élite eran más lujosas, con múltiples habitaciones y muebles refinados. Los palacios del Imperio Maya eran especialmente extravagantes, como muestra esta maqueta del Palacio de Palenque, en lo que hoy es Chiapas, México.

El palacio albergó a los gobernantes de Palenque (una ciudad-estado maya del sur de México) desde el año 250 a.C. hasta el 900 d.C. Dicen que habría estado pintado principalmente de rojo, así como de blanco, azul y verde en algunos puntos.

Cuando el arqueólogo británico Alfred Maudslay visitó Palenque en 1890-91, parte del interio aún estaba intacto. Su dibujo de una habitación del interior de una de las casas nos da una idea clara del aspecto que habría tenido la residencia real, con paredes pintadas y una elaborada decoración de piedra y estuco.

A pesar de los daños causados por la elevada humedad de la selva durante siglos, aún se conservan algunas pinturas, por lo que sabemos que el edificio estaba adornado con imágenes de flores, insectos, pájaros y animales.

Mesopotamia, una de las cunas de la civilización, estaba situada en el Creciente Fértil de Oriente Próximo, alrededor de los ríos Tigris y Éufrates (aproximadamente, alrededor de Irak, Kuwait, Turquía y Siria en la geografía actual).

Las culturas que surgieron en la región durante el VI milenio a.C. desarrollaron la escritura, inventaron la rueda y construyeron las primeras ciudades con palacios en expansión, enormes torres de templos piramidales llamadas zigurats y estructuras asombrosas como los místicos Jardines Colgantes de Babilonia.

Los mesopotámicos ordinarios vivían en casas construidas con juncos trenzados, algunas de las cuales estaban enlucidas con arcilla. Testimonio de su ingenio, estas viviendas más grandes, llamadas raba y mudhif, siguen construyéndose hoy en día por el pueblo ma’dan (también conocido como los “árabes de las marismas”) del sur de Irak, aunque muchas fueron destruidas en la década de los noventa por el régimen de Sadam Husein.

Las rabas y los mudhifs tenían una entrada en cada extremo y contenían una pantalla para dividir la zona principal de la vivienda de un espacio que se utilizaba para alojar a los invitados o al ganado.

El mobiliario iba desde sencillas mesas y sillas hasta esteras para dormir hechas de juncos tejidos. Las casas se iluminaban con lámparas de aceite de sésamo, mientras que las hogueras revestidas de arcilla se utilizaban para calentar el interior durante los meses de invierno.

Como era de esperar, el rey y la clase cortesana vivían en palacios monumentales. Esta imagen muestra el palacio del rey asirio Sargón II en Dur-Sharrukin durante el siglo VIII a.C.

Las clases altas mesopotámicas residían en casas más grandiosas construidas con ladrillos de barro encalados y secados al sol. A diferencia de las más modestas rabas y mudhifs, estas viviendas solían tener ventanas.

Las casas mesopotámicas de la élite, que fueron las primeras en tener dormitorios separados, estaban equipadas con lujos como retretes con cañerías, braseros decorativos para la calefacción y muebles elaborados, incluidas camas recubiertas de metales preciosos.

Las habitaciones estaban adornadas con frescos e imponentes esculturas en relieve. En la foto, se muestra una impresión artística de una sala del palacio del rey Senaquerib en Nínive hacia el 700 a.C.

Desde el año 5000 a.C. hasta aproximadamente el 30 a.C., los antiguos egipcios florecieron en torno a la región del río Nilo, al noreste de África, donde desarrollaron sistemas matemáticos y médicos y crearon sofisticadas obras de arte y literatura.

Pero la civilización es más conocida por sus maravillosas hazañas de ingeniería, que incluyen complejos sistemas de irrigación, obeliscos, templos y las mundialmente famosas pirámides.

Las casas del Antiguo Egipto se construían con ladrillos de barro y papiro. Las crecidas anuales del Nilo hacían, del barro, una materia prima abundante, con la que se formaban ladrillos que se secaban sólidamente al sol. La madera escaseaba, por lo que solo solía utilizarse para las puertas, los soportes del techo y los muebles.

La gente de los estratos sociales inferiores vivía en sencillas viviendas de una sola habitación con tejados planos que se utilizaban para dormir en las noches más cálidas. Las casas solían dar a patios de paredes abiertas, donde se guardaban los animales y se cocinaba la comida.

Las ventanas y las puertas estaban cubiertas de papiro. El mobiliario era muy básico y consistía principalmente en esteras de junco y alguna silla o cama de madera.

En cambio, las casas de la élite eran suntuosas. Estas viviendas de alto nivel estaban construidas con ladrillos de barro encalados o piedra caliza y contenían numerosas habitaciones.

Los más lujosos eran los palacios, que deslumbraban con exteriores con columnas, refrescantes piscinas y amplios jardines.

Al igual que las casas de la élite de Mesopotamia, estas estructuras tenían todas las comodidades de la época, como aseos separados, grandes cocinas y habitaciones para invitados.

Las paredes y los techos estaban pintados con coloridos frescos que representaban jeroglíficos e imágenes de los dioses, y las habitaciones estaban amuebladas con sillas, mesas, espejos, cerámica y mucho más.

La cultura minoica fue la primera civilización avanzada de Europa y su pueblo prosperó en Creta y las islas egeas circundantes desde el año 2000 a.C. hasta el 1500 a.C. aproximadamente. Los minoicos, un pueblo marinero, desarrollaron una gran red de comercio marítimo, fabricaron herramientas avanzadas, produjeron bellas obras de arte y construyeron impresionantes palacios de varios pisos.

Este fresco, Damas de Azul, que se calcula que data de entre 1600 y 1450 a.C., fue descubierto en el palacio de Cnosos y muestra a tres mujeres con lujosos vestidos adornados con muchas joyas.

Incluso los minoicos más pobres vivían en casas dúplex rectangulares bastante grandes. Algunas incluso tenían patios cerrados. Estaban hechas de piedra, en lugar de los ladrillos de barro que preferían los egipcios y los mesopotámicos, lo que las hacía más robustas.

Esta foto muestra un modelo de arcilla de una casa del periodo minoico medio descubierto en Archanes, Creta.

La vivienda minoica típica contenía varias habitaciones, incluidos aseos separados que estaban conectados a canales de agua para los residuos. Las habitaciones contenían muebles delicados hechos principalmente de madera, piezas de cerámica y otros utensilios.

Las paredes estaban decoradas con vibrantes murales, muchos de los cuales han sobrevivido hasta el siglo XXI.

Los minoicos eran famosos por sus elaborados palacios. El más famoso de ellos es el complejo palaciego de Cnosos, escenario del mito del Minotauro.

Con una superficie equivalente a dos campos de fútbol, la enorme residencia real fue construida y posteriormente reconstruida durante el II milenio a.C.

Este palacio laberíntico de varios pisos contaba con una plétora de espaciosas salas con columnas y patios, elegantes escaleras, avanzados sistemas de drenaje y zonas de teatro para representaciones públicas.

Como puedes ver en esta recreación de una habitación de Cnosos, los interiores, bien decorados, eran suntuosos y muy decorativos.

La Edad de Hierro en Gran Bretaña duró desde el siglo IX a.C. hasta la invasión romana del 43 d.C. Durante esta época, se introdujeron muchas innovaciones, como la tecnología del hierro y el torno de alfarero, y la población aumentó hasta alrededor de un millón de habitantes.

Los británicos de la época tenían una cultura celta y producían intrincadas herramientas y exquisitas piezas de joyería.

Esta imagen muestra una casa redonda reconstruida en Bostadh, Escocia. Los celtas de la Edad de Hierro vivían en casas redondas sin ventanas como esta y estaban construidas con bahareque, un compuesto de madera mezclada con arcilla, paja y estiércol animal.

Las paredes se lavaban con cal y los tejados eran de paja.

Esta imagen del interior de la casa redonda reconstruida en Bostadh ofrece una idea de cómo vivían los británicos corrientes de la Edad de Hierro. En el centro de la casa, de una sola habitación, se situaba el fuego que se utilizaba para cocinar y calentarse.

Una pequeña abertura en el techo proporcionaba ventilación. El mobiliario era rudimentario y consistía principalmente en objetos de cerámica y pieles de animales.

Las casas de la élite no eran muy diferentes de las de la gente corriente en la Gran Bretaña de la Edad de Hierro, lo que sugiere una configuración social más igualitaria en comparación con civilizaciones como la de los antiguos egipcios, minoicos y mayas.

Las clases altas también vivían en casas redondas, aunque solían estar situadas en castros y es probable que fueran más grandes que las viviendas del pueblo llano.

Esta foto muestra el interior de una casa redonda del poblado de la Edad de Hierro de Castell Henllys, en Gales, que habría alojado a una familia prominente y adinerada.

Aunque su arquitectura es similar a la de la vivienda de Bostadh, el mobiliario (que incluye bancos y mesas de madera, un caldero de metal y telas tejidas) es mucho más lujoso.

La Antigua Roma, del siglo XXXI a.C. al siglo V d.C., se expandió hasta abarcar gran parte de Europa y el norte de África.

Esta civilización, gran superpotencia militar con una población de hasta 100 millones de habitantes en su apogeo, fue también una potencia cultural famosa por su arte, literatura y arquitectura, cuyos ejemplos más célebres son el Coliseo y el Panteón romanos.

Esta imagen muestra la ínsula Casa Via de Diana en Ostia, Italia. Muchos de los ciudadanos de a pie de la Antigua Roma vivían como sardinas en edificios de apartamentos de cinco o más plantas llamados insulae, y son posiblemente las primeras viviendas de gran altura del mundo.

Estas viviendas tenían tendencia a estar terriblemente deterioradas y eran propensas a derrumbamientos e incendios.

Los pisos inferiores de las insulae eran muy codiciados porque tenían habitaciones más grandes y agua corriente. Esta imagen muestra el interior de la ínsula Termopolio de Ostia, donde los miembros más pobres de la sociedad tenían que conformarse con las diminutas habitaciones y las estrechas condiciones de los pisos superiores.

El mobiliario se limitaba a una cama, un armario, un arcón y una lámpara y, si tenían suerte, los menos pudientes podían poseer una estatua de un dios.

Aquí se muestra una gran villa romana reconstruida en el pueblo alemán de Borg. Aparte de los emperadores y gobernadores, que residían en opulentos palacios, la élite romana (también conocida como senatores y equites) vivía en casas adosadas llamadas domi con numerosas habitaciones, un atrio interior y un jardín, que se llamaba hortus.

Los más ricos también poseían una villa urbana y/o una villa rustica en el campo a las que podían escaparse.

Las villas de los senatores y equites contenían amplias habitaciones y un atrio, y muchas disponían también de grandes jardines. Los interiores estaban decorados con frescos y contenían santuarios a los dioses.

El mobiliario incluía cómodos divanes reclinables llamados lecti, sillas curule, mesas, lámparas y arcones de madera para guardar objetos.

La cultura azteca prosperó desde mediados del siglo XIV hasta la conquista española de 1519 a 1521.

El Imperio azteca, que abarcó gran parte del actual centro y sur de México durante su apogeo, es muy apreciado por sus logros agrícolas y comerciales en arte y arquitectura. Las estructuras monumentales incluían pirámides y templos, así como palacios, con una cultura avanzada que aún hoy nos fascina.

Al igual que las casas de sus predecesores, los mayas, las viviendas aztecas ordinarias se construían con diversos materiales, desde madera o paja revestida de arcilla hasta ladrillos de adobe encalados. Además, tenían tejados de paja.

Junto a la vivienda, se construía un temazcalli en forma de iglú, que es un tipo de cabaña de sudación que se utilizaba para todo, desde la limpieza ritual y la curación hasta el parto.

Aunque dispusieran de recursos, los campesinos no podían tener muebles lujosos en sus humildes moradas. La sociedad azteca estaba muy regulada en este sentido e incluso las casas de la élite estaban escasamente amuebladas.

El contenido de una casa típica incluía esteras de junco para descansar y dormir, una pequeña mesa, cerámica y un pequeño altar para el culto.

Los nobles, que eran conocidos como los pipiltin, residían en casas mucho más grandes centradas en torno a un patio, como puede verse en el primer plano de esta imagen. En el centro, se muestra el Palacio de Moctezuma II en Tenochtitlan, la capital azteca (el centro de Ciudad de México en la geografía actual).

De nuevo, el estilo de la vivienda era similar al de los mayas. Las moradas más ostentosas estaban reservadas a las altas esferas de la sociedad.

La crème de la crème de la sociedad azteca vivía en el lujo y sus casas tenían todo tipo de elementos fantásticos, como jardines botánicos y zoológicos.

Aunque estaban decoradas con llamativos murales, los interiores de las casas de la élite azteca eran muy minimalistas. Se dice que la falta de muebles, incluso en el palacio de Monteczuma II, desconcertó a los conquistadores españoles.

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