La granja Marion Carll de Long Island, en Estados Unidos, se ha convertido en una cápsula del tiempo: lleva más de 40 años vacía por falta de financiación y por una batalla legal por los derechos de propiedad.

El fotógrafo Bryan Sansivero obtuvo acceso exclusivo por parte del distrito para poder capturar en imágenes el interior de ese pasado congelado en la propiedad victoriana antes de que se retiraran sus numerosas antigüedades y curiosidades.

Haz clic o desliza para echar un vistazo al interior de la casa que el tiempo olvidó. ¿Te transportas con nosotros a una época pasada?...

Adaptado al español por Sara Piquer Martí , Editora en Español para loveMONEY.

Bryan Sansivero capturó esta granja de 3,6 hectáreas, situada en la aldea de Commack, en el condado de Suffolk (Nueva York). Su origen se remonta a 1701, aunque la casa se construyó en vísperas de la Guerra de Secesión, en 1860.

La propiedad toma su nombre de Marion Carll, nacida en 1885 y residente desde hace mucho tiempo.

Marion Carll fue una célebre maestra que impartió clases en el distrito local, fundó la primera Asociación de Padres, Madres y Profesores de la zona y en 1957 dio su nombre a una escuela de enseñanza secundaria.

A su muerte, en 1968, legó la casa al Consejo Escolar y al Distrito de Commack con la condición de que solo se utilizara con fines educativos e históricos.

La Junta de Servicios Educativos Cooperativos (BOCES) ofrecía clases ocasionales, pero por falta de financiación dejaron de darse estas clases en las abandonó en la década de 1990. Desde entonces, la casa y la granja circundante han quedado desocupadas.

En 2012, los descendientes de la Sra. Carll iniciaron una batalla legal contra el consejo escolar y el distrito, a los que acusaban de no cumplir las condiciones establecidas en el testamento de su antepasada.

Un juez del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York dictaminó que la junta escolar y el distrito tienen derecho a conservar la propiedad del inmueble. Y, entendemos muy bien por qué se pelearon por esta casa: aunque se está cayendo a cachos, conserva todo el encanto de la época.

La Sra. Carll quiso conservar los detalles de la casa del siglo XIX, así que no hizo nada (o casi nada) durante su vida para modernizar la vivienda, que está repleta de antigüedades y curiosidades de la época.

¡Un viaje en el tiempo! El salón contiene algunas piezas maravillosamente evocadoras, como este piano ornamentado de la empresa neoyorquina Calenberg & Vaupel. La empresa empezó a fabricar instrumentos musicales en 1864, cuatro años después de que se construyera la granja.

En la granja abundan las botellas vacías que contenían todo tipo de brebajes bastante curiosos. En la foto puedes ver el frasco de la poción decapante Pyranzine y el recipiente etiquetado como "Laudanum", una tintura de opio superpotente y extremadamente adictiva que se utilizaba para tratar el dolor.

Aunque está cubierta de muchísimo polvo, da la sensación de que la Sra. Carll está a punto de salir de cualquier habitación.  En la foto podemos ver su vieja máquina de coser: está lista para usarse en lo que antaño hubiera sido un lugar muy luminoso junto a una gran ventana (si las persianas estuvieran abiertas).  

La Sra. Carll guardó sus objetos de valor en una caja fuerte fabricada por la famosa Hall's Safe Company. Esta empresa, fundada a mediados del siglo XIX en Cincinnati, fabrica algunas de las mejores cajas fuertes y cerraduras del mundo. La empresa aún sigue en activo hoy en día.

Hermosas chimeneas de mármol adornan las habitaciones de la granja y, aunque el papel pintado se está despegando, los elementos originales de la propiedad, incluidos los marcos de las puertas y los zócalos, están en muy buen estado.

La propiedad está impregnada de toques muy aesthetic. Estos artículos retro para el hogar van desde cojines y mantas delicadamente bordadas hasta exquisitas piezas de porcelana, como este orinal esmaltado lleno de flores de tela.

Aquí se ven fotografías de la familia Carll esparcidas sobre una mesa de la granja. Como se puede ver por la ropa elegante que llevan, los miembros de la familia parecían pertenecer a una clase bastante acomodada.

Mientras que algunas zonas de la casa parecen estar en un estado razonable, otras están bastante deterioradas, necesitando urgentemente una restauración. Esta pared en tan mal estado, por ejemplo, seguramente haya vivido tiempos mejores.

La educación era la vocación y la pasión de Marion Carll, por lo que no es de extrañar que la muy querida profesora poseyera un escritorio. Nos la imaginamos sentada frente a este escritorio durante horas para redactar cartas y corregir el trabajo de sus alumnos y alumnas.  

El comedor está tan bien equipado y es tan elegante como las demás estancias de la casa. Una mesa de madera maciza ocupa un lugar destacado en el centro, mientras que un imponente armario a un lado exhibe la vajilla y cristalería de lujo de la familia.

En la casa se puede encontrar algún que otro toque relativamente moderno, como este abanico Art Déco tan original, que contrasta con los objetos victorianos y de principios del siglo XX que abundan en la propiedad.

El fotógrafo Bryan Sansivero capta otro curioso frasco en esta instantánea: Humphrey's "30", un remedio homeopático para prevenir la incontinencia y la enuresis. Curiosamente, el clásico brebaje sigue disponible hoy en día e incluso puede comprarse en Amazon.

Esta cómoda, situada en lo que parece ser la cocina de la granja, contiene la vajilla de uso diario de la familia. El diseño chino Blue Willow fue muy popular en Estados Unidos a finales del siglo XIX y durante gran parte del siglo XX.

Las paredes de esta sala están decoradas con varios grabados históricos, entre ellos una copia de la emblemática Declaración de Independencia de John Trumbull, pintada en 1818 y que figura en el billete de dos dólares.

Esta foto muestra lo que parece el cuarto de baño o lavabo de época de la granja. Pueden observarse las paredes blancas de tablas de madera tan típicas de la cercana Nueva Inglaterra, así como el elegante espejo dorado y la bomba de agua de estilo antiguo.

El dormitorio principal contiene una caja de hilos de coser y un maniquí de modista cubierto con una exquisita pieza de encaje que presumiblemente fue confeccionada a mano por la propia Sra. Carll.

Esta imagen más amplia del dormitorio principal muestra exactamente lo que los años de desocupación y abandono pueden hacer a una propiedad que antes se mantenía meticulosamente. La pintura se desprende de las paredes, mientras que el suelo y los muebles se acaban convirtiendo en escombros.

Otra pieza Art Déco, este despertador Ingraham Meteor de cuerda fue fabricado en 1936. Se encuentra junto a una polvorienta botella vacía de amoníaco doméstico C. C. Parsons, un producto de limpieza esencial de la época.

El fotógrafo Bryan Sansivero ha capturado más parafernalia de costura en esta habitación. Con esas paredes agrietadas, este espacio tiene un aire dramático e inquietante.

El maniquí está vestido con un corpiño encorsetado y una crinolina de jaula que se utilizaba para sostener las elaboradas faldas y polisones de los vestidos del siglo XIX en Estados Unidos.

Esta evocadora imagen muestra una cómoda que se utilizaba como lavabo. En la superficie de la mesa hay productos de tocador antiguos, junto con una jarra, un cuenco y toallas antiguas para las abluciones diarias.

Un par de zapatillas negras de ballet, que podrían haber sido bordadas a mano por Marion Carll u otro miembro de la familia, descansan sobre una de las camas cubiertas de lino de la propiedad, colocadas junto a dos rosas de tela.

Al observar el larguísimo pasillo de la planta superior de la granja, uno no puede evitar darse cuenta de lo deterioradas que están algunas partes de la propiedad.

Esta ala de la casa se utilizó para alojar a personas esclavizadas antes de la abolición de la esclavitud en EE. UU. en 1865.  A partir de ese año sirvió como vivienda del servicio.

En contraste con el pasillo tan largo, este dormitorio está en bastante buen estado y no parece que necesite mucho más que ser empapelado para devolverle su antiguo esplendor. Vestidos de seda, sombreros de paja y zapatillas de ballet llenan el armario, junto con una bonita sombrilla.

La buhardilla parece haber servido de almacén o quizás de dormitorio para el personal doméstico. La humedad mancha el techo y varias crinolinas, viejas y oxidadas, cuelgan de ganchos de madera en la pared.

Afortunadamente, el fotógrafo Bryan Sansivero captó la belleza de esta casa, convertida en cápsula del tiempo, antes de que todos sus tesoros desaparecieran. Sus imágenes han supuesto una ventana al pasado y a la vida de una de las residente de Long Island más apreciadas.

En junio de 2019, la Universidad de Long Island firmó un contrato de arrendamiento de diez años por 3,6 hectáreas de cultivo. Al parecer, el terreno se utilizará para el pastoreo de animales con los que los estudiantes de veterinaria de la universidad podrán practicar sus habilidades clínicas. Al final del contrato, la universidad habrá pagado 145.000 dólares (133.400 euros) por el uso de la granja. El Consejo de Educación ha afirmado que los ingresos del arrendamiento se destinarán a la reparación de esta antigua granja tan maravillosa.

Solo nos queda esperar que este hermoso edificio se salve y que el legado de Marion siga vivo durante muchos más años.

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