Mudarse de casa puede ser un proceso caro, complicado y estresante. Ahora imagina lo que supone trasladar físicamente una vivienda completa de un terreno a otro.
Desde una iglesia sueca que se hundía y cuyo traslado de 4 kilómetros costó 5,3 millones de dólares (4,9 millones de euros) hasta una rústica casa de piedra que viajó casi 17.700 kilómetros desde Inglaterra hasta Australia, estas increíbles viviendas fueron embaladas y transportadas hasta un nuevo destino.
Haz clic o desliza hacia la derecha para descubrir cómo y por qué estas propiedades históricas encontraron un nuevo hogar.
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses. Las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
Aunque esta pintoresca cabaña parece salida del corazón de los Cotswolds —una región rural del suroeste de Inglaterra famosa por sus colinas onduladas y pueblos de piedra, también conocida como la campiña inglesa—, en realidad está muy lejos de su lugar de origen: hoy forma parte del museo de historia viva Greenfield Village, en Míchigan, EE.UU.
Construida en 1619, la cabaña fue trasladada a través del Atlántico en 1929 por Henry Ford, uno de los hombres más ricos de EE.UU., que había quedado prendado de los Cotswolds durante varias visitas a principios de los años 20.
Henry Ford quedó tan fascinado con las características cabañas de piedra color miel de los Cotswolds que decidió que debía tener una propia. Encontró una a su gusto y pagó para que la desmontaran y la enviaran hasta su residencia y centro de producción en Míchigan.
Allí la reconstruyeron minuciosamente, ladrillo a ladrillo: en total, 475 toneladas de piedra, vidrio y madera. ¡Se cuenta que incluso trasladó consigo un par de ovejas de la región de los Cotswolds!
La casa cápsula del tiempo pasó a formar parte de un proyecto más amplio de Ford, Greenfield Village, en el que Ford recopiló, transportó y reconstruyó una serie de casas históricas de todo EE.UU.
La idea era convertir la comunidad en un museo de historia viva y envolvente, donde los visitantes pudieran venir y experimentar la vida cotidiana de un pueblo estadounidense del siglo XIX.
Por supuesto, la cabaña de los Cotswolds no encaja con el resto del museo, ni por el país ni por la época, aunque al menos fue restaurada con sumo cuidado para conservar sus detalles arquitectónicos del siglo XVII. La vivienda conserva suelos de losas tradicionales, chimeneas de piedra, ventanas geminadas y techos con vigas. En su fachada incluso se aprecia un escudo con palomas, un adorno característico de las casas rurales de aquel tiempo.
Jim Johnson, director de Greenfield Village, declaró a la BBC —la radiotelevisión pública británica— que este proyecto fue “sin duda el más caro” de todos los realizados en el museo. Hoy, la casa de campo sigue abierta al público como parte de la colección y recibe miles de visitantes cada año.
Seaview Terrace se encuentra en la exclusiva ciudad de Newport, en Rhode Island (EE.UU.), sobre un impresionante terreno de 3,25 hectáreas con vistas a la pintoresca bahía de Sheep Point Cove.
También conocida como Carey Mansion, esta mansión frente al mar de 4.060 metros cuadrados es la quinta más grande de la zona, después de Belcourt Castle y The Breakers, dos de las mansiones más célebres de la Edad Dorada estadounidense (finales del siglo XIX y principios del XX) en Newport. Lo más sorprendente, sin embargo, es que en 1923 fue trasladada más de 640 kilómetros.
La colosal mansión fue construida en 1907 en el exclusivo barrio residencial de Dupont Circle, en Washington D. C., para el acaudalado destilador Edson Bradley. Más tarde, Bradley contrató al arquitecto Howard Greenley para renovar y ampliar la vivienda.
Se dice que la propiedad llegó a crecer hasta unos 16.000 metros cuadrados y a ocupar más de media manzana. Sin embargo, Bradley no quedó satisfecho con la ubicación y, en 1923, decidió desmontar la casa y trasladarla a Newport.
Se dice que el traslado duró dos años y que el proyecto alcanzó gran notoriedad, llegando incluso a aparecer en Ripley's Believe It or Not! (¡Aunque usted no lo crea!, una popular franquicia de entretenimiento dedicada a los eventos y objetos más insólitos del mundo).
Lo que hace que esta mudanza resulte aún más sorprendente son las partes de la casa que se desmontaron y reconstruyeron: desde la capilla privada de la propiedad y la galería de arte, hasta un teatro con 500 butacas y un salón de baile decorado con detalles ornamentales.
Todo el mobiliario y los elementos interiores de la casa, en su mayoría importados de Francia, también se trasladaron, incluidos los techos y las escaleras de piedra tallada con gran ornamentación. Pero el activo más preciado del edificio es quizá una vidriera de principios del Renacimiento, diseñada originalmente para la catedral del Duomo de Milán (Italia).
Tras trasladar la propiedad, Edson Bradley compró una mansión de estilo isabelino conocida como Sea View y, juntas, ambas casas pasaron a conformar Seaview Terrace. Hoy la propiedad sigue siendo la residencia privada más grande de Newport: ocupa dos calles en uno de los códigos postales más exclusivos de la zona y cuenta con 29 dormitorios, 18 baños, una galería de los susurros —una estancia con una acústica peculiar que permite oír los susurros a distancia— y un vestíbulo de dos plantas con decoración de inspiración medieval.
Incluso hoy, Seaview Terrace sigue siendo una de las mayores casas que se han desmontado y reconstruido en otro lugar.
Por increíble que parezca, esta casa de campo de estilo federal se ha trasladado no una, sino dos veces. Fue diseñada en 1802 por el arquitecto John McComb Jr. para Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de EE.UU.
La vivienda recibió el nombre de The Grange, en honor a la casa ancestral de la familia Hamilton en Escocia, Reino Unido. En un principio se levantó en un terreno rural a las afueras de Manhattan, aunque hoy ese terreno forma parte del barrio de Hamilton Heights, en Harlem, EE.UU.
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Esta imagen histórica muestra la majestuosa mansión en su ubicación original, en el número 237 de la calle 141 Oeste, en Nueva York. Fue la única propiedad que Alexander Hamilton tuvo en su vida, aunque solo residió allí durante dos años, hasta que murió en un duelo contra Aaron Burr —entonces vicepresidente de EE.UU.— en julio de 1804.
En 1889, la finca pasó a manos del Servicio de Parques Nacionales de EE.UU., que decidió trasladar la casa a Convent Avenue, en Harlem, porque los nuevos rascacielos habían comenzado a eclipsar este importante monumento histórico.
En junio de 2008, el Servicio de Parques Nacionales de EE.UU. decidió trasladar la casa una vez más. La estructura se reubicó dos manzanas más allá, en un terreno arbolado de la ladera de St. Nicholas Park, en West Harlem, que en su día había formado parte de la propiedadde Hamilton.
Por primera vez en 119 años, era posible contemplar los cuatro lados de la vivienda. Tras el traslado, se restauraron la entrada original, los porches exteriores y diversos elementos arquitectónicos perdidos antes de reabrir la casa al público.
Según el Servicio de Parques Nacionales, el proceso duró 38 días, desde que la casa fue separada de sus cimientos hasta que alcanzó su nueva ubicación. La tarea no fue sencilla: el edificio estaba encajado entre una iglesia y un bloque de apartamentos, lo que complicó aún más la operación.
Sorprendentemente, existen imágenes de la propiedad en pleno traslado. La empresa Wolfe House & Building Movers, de Pensilvania fue la encargada de la tarea y tuvo que elevar la casa 11 metros para colocarla sobre una logia y desplazarla por las calles.
Para conseguirlo, los operarios utilizaron gatos hidráulicos para levantar la vivienda y reducir la tensión sobre el edificio histórico. Se emplearon unas 7.000 piezas de apuntalamiento y casi 3 kilómetros de cadena para mantener la estructura estable durante el traslado.
Situada en la ciudad ártica de Kiruna, esta impresionante iglesia luterana sueca fue elegida anteriormente como el edificio más bonito de Suecia. En esta imagen de 2011, casi 100 años después de su inauguración, ¡no se podía decir que este monumento tan querido estuviera empezando a hundirse!
La iglesia es, en realidad, uno de los 23 edificios culturales que están siendo trasladados en un esfuerzo por evitar que la ciudad sea engullida por la mayor mina de hierro subterránea del mundo. Los operadores de la mina, LKAB, han descrito el proyecto como “un acontecimiento único en la historia mundial”.
Aunque está previsto que la iglesia —diseñada por el arquitecto Gustaf Wickman— reabra sus puertas en su nueva ubicación en 2026, no se espera que el traslado completo de la ciudad finalice hasta 2035, según informó The Guardian, un periódico británico de referencia.
Tras ocho años de planificación, el edificio inició su viaje de dos días en agosto de 2025. Bajo el lugar de culto —construido en 1912— se excavó el terreno para instalar un sistema de vigas que permitiera su desplazamiento. A continuación, dos filas de remolques se encargaron de trasladar la estructura de 672 toneladas.
Como era de esperar, mover un edificio que no solo es grande y pesado, sino también sagrado para la comunidad sami, no podía hacerse con prisas. Conocido por su arquitectura inspirada en un lávvu —la tienda tradicional del pueblo sami, similar al tipi—, el templo se trasladó hasta su nueva ubicación, a 4 kilómetros de distancia, a una velocidad de apenas 500 metros por hora.
Más de 10.000 personas acudieron a presenciar el traslado del edificio rojo de madera, entre ellas el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia.
Según la cadena pública sueca SVT, “el gran traslado de la iglesia” costó más de 500 millones de coronas, lo que equivale a 4,9 millones de euros.
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