Piénsalo dos veces antes de tirar los posos de café: su vida útil puede ir mucho más allá de la taza. Desde nutrir el jardín y ahuyentar plagas hasta disimular arañazos en los muebles o limpiar a fondo utensilios de cocina, este versátil residuo tiene más usos ecológicos de los que imaginas.
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Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveMONEY.
Los posos del café pueden aportar nitrógeno y micronutrientes a tu huerto, pero su auténtico superpoder es mejorar la estructura y el drenaje del suelo.
Para ayudar a que tus cultivos prosperen, espolvorea una pequeña cantidad de posos sobre la tierra y remuévelos suavemente con un rastrillo. Asegúrate de que la capa no supere los 1,25 cm de grosor y cúbrela con hojas secas o corteza de pino. Las zanahorias, los pepinos, los pimientos, las patatas y los rábanos, en particular, agradecerán el aporte.
Eso sí, ten en cuenta que los posos del café son tóxicos para gatos y perros, así que procura que tu huerto esté fuera del alcance de los peluditos.
Si quieres un suministro constante de fertilizante rico en nutrientes para tu jardín, añade los posos del café a tu montón de compost.
Ahora, asegúrate de que no representen más del 20% del contenido total, ya que un exceso podría perjudicar a las plantas. La mezcla ideal incluye una parte de posos de café, una parte de recortes de césped y tres partes de hojas secas. Incluso puedes añadir los filtros de café usados.
Remueve el contenido una vez a la semana y, en un plazo de entre tres y seis meses, tu compost estará listo para usar.
Además de favorecer el crecimiento saludable de las plantas, los posos del café son uno de los alimentos preferidos de las lombrices, por lo que añadirlos al jardín puede aumentar la presencia de estas pequeñas aliadas.
Si tienes un compostador con lombrices, prueba a incorporar una pequeña cantidad de posos al compost maduro, junto con papel triturado o cáscaras de huevo. Las lombrices descompondrán estos residuos orgánicos, generando un abono rico en nutrientes —conocido como humus de lombriz— que podrás utilizar en el jardín.
Si quieres un fertilizante ecológico para el césped, espolvorea los posos del café sobre la superficie y repártelos suavemente con una escoba para que queden bien integrados.
Los posos irán liberando nutrientes de forma gradual y, a diferencia de algunos fertilizantes sintéticos, no suponen riesgo de quemar el césped ni de dañar las plantas. Nuestras viejas conocidas, las lombrices, no tardarán en ponerse manos a la obra para descomponer el café, lo que aumentará la actividad microbiana y favorecerá un césped más sano y aireado.
Si alguna vez has soñado con tener hortensias de un azul intenso, la solución podría estar en el fondo de tu cafetera. El color de las flores —que puede variar entre rosa, azul, blanco o verde— depende del nivel de pH del suelo en el que crecen. Aquí es donde entran en juego los posos del café, que son ligeramente ácidos.
Si tienes una variedad que puede dar flores azules, como las hortensias francesas, solo tienes que espolvorear posos de café usados alrededor de la planta y mezclarlos suavemente con la tierra. Repite el proceso dos o tres veces al año y, con el tiempo, verás cómo cambian de color.
Aunque las pruebas son más bien anecdóticas, algunos jardineros han tenido buenos resultados esparciendo posos de café alrededor de las plantas para ahuyentar babosas, hormigas e incluso zorros. Eso sí, si aplicas los posos directamente sobre la tierra, asegúrate de que estén fuera del alcance de las mascotas.
Sin embargo, un estudio de la Universidad Estatal de Oregón, en EE.UU., demostró que empapar la tierra con café puede ser eficaz para mantener alejadas a las babosas. Solo tienes que tratar la zona con una mezcla de una parte de agua y dos partes de café bien cargado.
También puedes preparar un spray para el follaje, mezclando una parte de café con nueve partes de agua. Aun así, conviene probar primero en una hoja y esperar unos días para comprobar si la planta muestra alguna reacción.
Los posos del café también pueden ayudar a ahuyentar insectos dentro de casa, como mosquitos o moscas de la fruta.
Para hacer un repelente casero, deja que los posos usados se sequen por completo, colocándolos al sol o en el horno a baja temperatura. Una vez secos, ponlos en un recipiente resistente al fuego y enciéndelos con una cerilla, para que se consuman lentamente como si fueran incienso.
Coloca el recipiente cerca de una ventana abierta, una puerta o en el patio, y el olor intenso debería ayudar a mantener alejados a los insectos. Eso sí, no dejes nunca una llama sin vigilancia y mantén el recipiente fuera del alcance de niños y mascotas.
Una forma estupenda de reducir la compra de alimentos es reutilizar los posos del café para cultivar variedades de setas gourmet, como las setas de cardo.
Solo necesitas mezclar 500 gramos de micelio (normalmente serrín o grano colonizado por el hongo) con 2,5 kilos de posos de café usados, dentro de una bolsa o recipiente de cultivo. Como los posos ya están pasteurizados por el proceso de preparación del café, deben utilizarse el mismo día para evitar la aparición de bacterias o moho.
El micelio tardará unas tres semanas en colonizar el sustrato, momento en el que puedes colocarlo en un lugar aireado y en sombra. Las setas deberían empezar a brotar en aproximadamente una semana.
Plantas de interior como el poto, el espatifilo, los helechos, la sansevieria, la cinta o la planta del caucho también pueden beneficiarse de los posos del café.
Para preparar un fertilizante líquido rico en nutrientes, diluye aproximadamente una cucharadita de posos en 4,5 litros de agua. Deja reposar la mezcla durante unos días, removiéndola de vez en cuando, y luego pásala por un colador de malla fina o una gasa. Utiliza esta solución enriquecida para regar tus plantas y favorecer un crecimiento saludable.
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Por su textura ligeramente abrasiva, los posos del café usados son un limpiador ecológico ideal, sobre todo para ollas y sartenes con restos de comida quemada.
Una vez que se hayan enfriado pero aún estén húmedos, haz una pasta con los posos y frótala suavemente sobre la sartén con una esponja. Su textura ayuda a eliminar los residuos incrustados. Este truco funciona especialmente bien en sartenes de hierro fundido o de acero inoxidable, pero no debe usarse en superficies antiadherentes o esmaltadas, ya que podría rayar el recubrimiento.
Al terminar, es mejor tirar los posos a la basura para evitar atascos en el fregadero.
Una pasta hecha con posos del café ligeramente humedecidos también puede hacer maravillas en una cocina sucia. Déjala actuar sobre las superficies interiores y la puerta del horno durante unos 30 minutos, y luego frótala con una esponja húmeda para limpiar.
Los posos del café son muy eficaces para eliminar la grasa incrustada, por lo que son perfectos para esta tarea. Además, tienen propiedades desodorizantes naturales que ayudan a neutralizar los olores persistentes en la cocina.
Limpiar la chimenea es una de las tareas domésticas más engorrosas, ya que suele levantar nubes de ceniza. Sin embargo, los posos del café pueden hacer que el trabajo sea mucho más limpio y sencillo.
Esparce los posos húmedos sobre la ceniza antes de barrer. La ligera humedad ayuda a que las partículas se adhieran, lo que te permitirá recoger la ceniza sin que se disperse por el salón.
Con el uso diario, los muebles de madera pueden rayarse con facilidad, sobre todo si tienen vetas oscuras. Por suerte, los posos del café pueden ayudar a disimular esos arañazos y devolver a la madera oscura su aspecto original.
Mezcla los posos usados con un poco de agua y aplica la pasta sobre la zona dañada con un bastoncillo de algodón. Déjala actuar unos 10 minutos y limpia después la superficie: los posos habrán teñido la madera expuesta de un tono marrón oscuro, ocultando el daño. Puedes repetir el proceso para lograr un color más intenso.
Eso sí, conviene probar primero la mezcla en una zona poco visible para asegurarte de que el tono encaja con el acabado del mueble.
Los posos del café pueden ser sorprendentemente eficaces para eliminar olores persistentes. Un estudio de 2021 publicado en la revista científica Agronomy —especializada en investigación agrícola y ambiental— descubrió que esparcir posos fermentados sobre el suelo de una granja lechera reducía drásticamente los olores fuertes en solo tres semanas.
Para neutralizar los olores de la nevera, sigue el ejemplo de los investigadores y coloca un cuenco pequeño con posos de café secos en la parte trasera de uno de los estantes. El nitrógeno presente en el café ayuda a absorber los compuestos sulfurosos del aire y a minimizar el olor de los alimentos más aromáticos o en mal estado. Conviene cambiar los posos cada pocas semanas.
Otro de los grandes culpables del mal olor en la cocina es el cubo de basura, especialmente en verano, cuando el calor acelera la descomposición de los restos de comida.
Cuando los posos del café usados se hayan secado, espolvorea una capa en el fondo del cubo o en una bolsa nueva para ayudar a absorber los malos olores. Es importante que estén bien secos, ya que añadir humedad al cubo podría empeorar el problema en lugar de solucionarlo.
Aunque a muchas personas les encanta el aroma del café, a las pulgas no les gusta nada. Si tu mascota tiene pulgas, puedes frotarle el pelaje con un puñado de posos después del champú y aclarado. El olor intenso podría ayudar a repelerlas de forma natural.
Aplica los posos solo al aire libre y asegúrate de que tu mascota no los lama ni los ingiera, ya que el café puede resultar tóxico para los animales.
Eso sí, conviene señalar que este método probablemente sea menos eficaz que los tratamientos recetados, así que si el problema persiste, consulta con el veterinario.
Aunque los posos del café no aceleran el deshielo igual que la sal, pueden ser una forma económica de hacer más segura la entrada de casa durante las olas de frío.
Cuando se forme hielo, espolvorea posos de café secos sobre la superficie. Su textura rugosa actúa como agente antideslizante en zonas resbaladizas, creando la tracción necesaria tanto bajo los pies como bajo las ruedas del coche.
Los posos del café usados pueden tener una segunda vida como bonitas velas caseras con aroma natural.
Coloca una mecha de algodón en el centro de un tarro de cristal y derrite con cuidado 340 gramos de cera de soja en un cazo. Sujeta el extremo de la mecha atándolo a un palillo o brocheta colocada en horizontal sobre el recipiente.
Mientras viertes lentamente la cera caliente en el tarro, añade una pizca de posos secos cada vez, aproximadamente una entre cada 30 gramos de cera. Intenta incorporar entre tres y seis cucharadas, procurando concentrarlas cerca del borde para que queden visibles. Retira el palillo una vez que la cera se haya enfriado y recorta la mecha.
Para dar nueva vida a ropa o tejidos descoloridos, puedes usar los posos del café para crear un tinte natural. Remoja los posos usados en agua caliente y vierte la infusión resultante sobre la prenda colocada en un recipiente amplio. Si buscas un tono marrón claro, retira la tela tras unos minutos; para un color más oscuro, déjala en remojo durante 30 minutos o incluso toda la noche.
Para un efecto moteado, frota los posos directamente sobre la tela húmeda y deja que actúen un rato.
Para fijar el tinte, escurre la prenda y sumérgela en agua caliente con un par de cucharadas de vinagre durante unos minutos. Aclara hasta que el agua salga limpia y, una vez seca, plánchala para fijar el color.
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