No hay nada tan evocador como la música. Basta con unos pocos compases para transportarte de inmediato a un momento, a un lugar… o incluso a uno de tus viajes. También puede despertar tus ganas de descubrir el mundo, llevándote a rincones exóticos de todo el planeta con solo unas notas.
Haz clic o desplázate por esta galería para emprender un viaje musical por todo el mundo y visitar lugares que han sido capturados a la perfección en canciones…
Adaptado al español por Ana Niño, Redactora en español para loveEXPLORING.
Nueva York ostenta el título de ciudad más versionada en la historia de la música, con la asombrosa cifra de 161 canciones que la alaban (o critican). Cada tema refleja una faceta del espíritu neoyorquino: desde la mirada melancólica de New York State of Mind, de Billy Joel, hasta ese paseo por el lado más salvaje con Lou Reed y su mítica Walk on the Wild Side.
También puedes seguir el ritmo frenético de los Beastie Boys y su No Sleep Till Brooklyn o celebrar la ciudad a pleno pulmón con la inolvidable New York, New York de Frank Sinatra, mientras piensas en sus restaurantes, musicales de Broadway y museos de fama mundial.
Vienna, de Ultravox —la banda británica de new wave y synthpop que alcanzó gran popularidad en los años 80—, es tan gélida como una mañana de invierno en la capital austriaca, y tan oscura y atmosférica como El tercer hombre, la célebre película de Orson Welles ambientada en la ciudad, que —según el cantante de Ultravox, Midge Ure— inspiró la canción.
Para quienes han paseado por sus majestuosos parques, se han perdido en sus cafés históricos o han admirado su espectacular arquitectura barroca, el famoso estribillo "It means nothing to me" (no significa nada para mí) puede resultar algo chocante.
Ure aclaró más tarde que la letra no habla de Viena, sino de un amor de verano fallido que vivió durante unas vacaciones en la ciudad.
Alegre y contagiosa, Marrakesh Express, del trío folk-rock estadounidense Crosby, Stills & Nash, inspiró a toda una generación de viajeros a subirse al destartalado tren que unía Casablanca con Marrakech y a dejarse llevar por los colores, aromas y el bullicio de la plaza Jemaa el-Fna (en la imagen).
Hoy en día, la ciudad recibe a sus visitantes en el tren de alta velocidad Al Atlas, sin patos, cerdos ni gallinas —como los que se mencionan en la canción—, pero el encanto de Marrakech permanece intacto: telas de colores ondeando al viento, encantadores de serpientes y ese caos magnético que lo impregna todo.
No solo las ciudades han inspirado a los músicos: algunos lugares ejercen una fascinación mucho mayor. Para la banda estadounidense Toto, fueron las vastas sabanas africanas, el ritmo hipnótico de la naturaleza y los aullidos nocturnos de los perros salvajes los que encendieron su imaginación. Así nació Africa, uno de los himnos más reconocibles del pop de los años ochenta.
Hoy, África sigue siendo el destino de safari por excelencia, desde los emblemáticos parques nacionales de Sudáfrica, Kenia o Tanzania hasta propuestas menos conocidas —aunque igual de impresionantes— en Zambia o la República Democrática del Congo.
Alegre, bulliciosa y llena de adrenalina, pocas canciones capturan mejor el irresistible encanto de la ciudad del pecado que Viva Las Vegas, el himno que Elvis Presley inmortalizó en los años sesenta. Sus luces deslumbrantes prometen emociones fuertes… y pueden llegar a encenderte el alma.
Y es que hay mucho más que casinos: desde un paseo a pie por el centro hasta una visita al Museo del Neón o una noche de espectáculo en The Sphere, un recinto musical de última generación. Aquí, realmente desearás que el día tuviera más de 24 horas.
En los años 50 y 60, Roma era el epítome del romanticismo para muchos artistas, especialmente para los integrantes del Rat Pack, un grupo informal de cantantes y actores estadounidenses conocido por su carisma, elegancia y estilo desenfadado, entre los que destacaban Frank Sinatra y Dean Martin.
Sinatra marcó el comienzo de esta etapa musical con Three Coins in the Fountain en 1954. Más tarde, en 1962, Dean Martin —conocido por su voz aterciopelada y su imagen de galán italoamericano— lanzó Dino: Italian Love Songs, un álbum repleto de baladas como On an Evening in Roma y Arrivederci Roma, que aún hoy hacen suspirar a los enamorados que deambulan por las calles adoquinadas de la Ciudad Eterna.
Cuando Bob Seger — el icono del rock estadounidense de carretera de los años 70— cantó Katmandu, hablaba más de un estado mental que de un destino geográfico. Agotado por la vida de gira, imaginaba la capital de Nepal como un lugar lejano, auténtico y espiritual: un refugio para desconectar del mundo y reencontrarse con uno mismo.
Y en muchos sentidos, Katmandú sigue teniendo esa aura. Pasear entre sus antiguas pagodas y estupas —las emblemáticas construcciones budistas en forma de cúpula— es casi como retroceder en el tiempo.
La canción que la mayoría asocia con las playas espectaculares y el estilo de vida relajado de Australia ni siquiera menciona el nombre del país. En su lugar, la banda Men at Work —el grupo australiano de pop rock de los años 80— recurre a un apodo popular: Down Under, una expresión coloquial con la que se conoce el país por su ubicación en el hemisferio sur.
Aunque la letra critica la codicia y el desarrollo descontrolado, su pegadiza melodía de flauta y las referencias al Vegemite —un producto salado para untar típico del desayuno australiano— han hecho que se perciba como una especie de himno patriótico.
Tanto es así que Down Under fue elegida para cerrar los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000, en una celebración que combinó humor, música y orgullo nacional.
Mientras que la gente lleva décadas cantando sobre Nueva York, la capital de Corea del Sur, Seúl, no entró en la conciencia musical mundial hasta 2012, cuando un hombre vestido de esmoquin bailó como si estuviera montando a caballo y presentó al mundo el concepto del Gangnam Style. Gangnam es el barrio más moderno de Seúl, lleno de restaurantes de alta gama, galerías y tiendas, y sede del templo budista Bongeunsa, construido año 794 d. C.
Fuera del centro comercial COEX, encontrarás una estatua de dos manos gigantes, una sobre otra, en honor al característico movimiento de baile Gangnam Style del cantante y rapero PSY.
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Pasea por las estrechas calles de La Habana Vieja y por el Malecón, frente al mar, y déjate envolver por una banda sonora de salsa, rumba y jazz cubano que emana de los transistores colgados de las ventanas o de las radios de los clásicos coches estadounidenses que aún recorren la ciudad. El Buena Vista Social Club —un proyecto musical que reunió a veteranos músicos cubanos bajo la producción del guitarrista estadounidense Ry Cooder— capturó como pocos ese ambiente nostálgico y auténtico en su álbum homónimo de 1997.
Y si quieres descubrir el lado más sensual y contemporáneo de La Habana, escucha Havana, de Camila Cabello, la cantante cubano-estadounidense que canta sobre dejar allí su corazón.
Aunque Argentina sigue dividida en torno a la figura del expresidente Juan Domingo Perón y su impacto duradero en el país, nadie puede negar el legado musical asociado a su esposa, Eva Perón. Su historia inspiró el musical Evita, de Andrew Lloyd Webber, y la emotiva Don’t Cry for Me Argentina, una canción que desde entonces ha quedado indisolublemente ligada a la identidad del país.
La letra se basa en el famoso discurso que Evita pronunció en 1951 desde el balcón de la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, ante una multitud congregada en la Plaza de Mayo. La próxima vez que estés en Buenos Aires, acércate a esa plaza histórica y, si entonas la canción a pleno pulmón, no estarás solo.
De no ser por Nutbush City Limits, de Ike & Tina Turner, esta pequeña localidad del condado de Haywood sería solo otro punto perdido en el cinturón algodonero del sur de EE.UU. Pero Nutbush es la ciudad natal de Tina Turner —la legendaria cantante estadounidense apodada “la reina del rock”—, y hoy recibe a fans de todo el mundo que se hacen fotos en sus modestos límites (en la imagen, cubiertos de algodón).
La escuela rural de una sola aula que se menciona en la canción se encontraba en realidad en la vecina localidad de Brownsville y fue transformada en museo en 2014. Allí se conservan recuerdos enviados por la propia estrella.
Gracias a los Beatles, Liverpool, en el noroeste de Inglaterra, se ha convertido en una de las ciudades más emblemáticas de la historia de la música. Hoy puedes recorrer varios lugares que aparecen en sus canciones, como Penny Lane y Strawberry Fields Forever, visitar el mítico Cavern Club —donde la banda dio sus primeros conciertos— o adentrarte en el Beatles Story Museum, en Albert Dock.
Aquí también puedes rendir homenaje a otra canción clásica sobre la ciudad: Ferry Cross the Mersey, de Gerry and the Pacemakers, otro grupo de pop británico de los años 60 muy vinculado a Liverpool. El servicio de ferry entre Pier Head y Wirral sigue funcionando... y, sí, durante la travesía suena la canción por los altavoces.
Kokomo, cantada por los Beach Boys —la banda californiana que definió el sonido surfero de los años 60—, es una isla utópica situada frente a los Cayos de Florida, pero en realidad podría estar en cualquier lugar de esta hermosa zona de Florida, donde una bebida tropical se derrite en tu mano al ritmo de una banda de tambores metálicos.
Puedes empezar tu ruta en Cayo Largo y dejarte llevar desde allí. O embarcarte en una travesía por los destinos caribeños que menciona la canción: desde Bermudas hasta las Bahamas, pasando por una lista de islas que parecen sacadas de un sueño de postal.
En el siglo XX, el barrio de Brixton, al sur de Londres, era un destino muy popular entre los inmigrantes caribeños. Sigue siendo una de las comunidades más vibrantes y multiculturales de la ciudad, con bulliciosos mercados de comida, una gran variedad de restaurantes y animados bares y cafeterías.
En los años 80, la pobreza y la discriminación racial provocaron disturbios en esta zona, a los que hace referencia Eddy Grant —el cantante británico de raíces guyanesas y pionero del pop reggae—en su éxito Electric Avenue. Era una metáfora muy acertada: Electric Avenue fue la primera calle comercial de Londres iluminada con luz eléctrica, pero había caído en el abandono. Hoy en día es una zona peatonal y está marcada por un alegre letrero de neón.
Con su precioso entorno natural y su animada vida nocturna al ritmo de la samba, Río de Janeiro hace honor a su apodo de Cidade Maravilhosa ("ciudad maravillosa"). También ha seducido a compositores, que han expresado los múltiples estados de ánimo de la ciudad en innumerables canciones.
Astrud Gilberto —la voz brasileña más reconocible de la bossa nova— capturó el lado lánguido, sensual y soleado de Río de Janeiro en 1964 con el clásico The Girl from Ipanema. Más tarde, en 1976, el cantante australiano Peter Allen reflejó el carácter más festivo de la ciudad en la irresistible I Go to Rio.
A primera vista, Philadelphia Freedom, de Elton John, parece un himno dedicado a la ciudad considerada la cuna de la democracia estadounidense. No en vano, Filadelfia fue sede del Primer y Segundo Congreso Continental y escenario de la proclamación de la independencia de EE.UU., además de albergar la emblemática Campana de la Libertad.
Sin embargo, la canción fue en realidad un homenaje a la tenista Billie Jean King —pionera del deporte femenino y activista por la igualdad—, que formaba parte del equipo profesional Philadelphia Freedoms.
Hoy suena con frecuencia en bares, pubs y restaurantes de la ciudad. Así que, si pasas por allí, no dudes en tararearla mientras te comes un cheesesteak de Filadelfia, el bocadillo caliente de carne y queso más famoso de Pensilvania... y quizás del mundo.
Este importante yacimiento arqueológico, situado al norte de la Gran Muralla china, poco tiene que ver con el mundo deslumbrante que canta Olivia Newton-John —estrella australiana del pop y el cine musical— en Xanadu, su éxito de 1980.
Aquí no encontrarás “un millón de luces bailando” ni “neones brillando”, como dice la letra. En su lugar, descubrirás los restos de la legendaria ciudad de Xanadú, capital del imperio de Kubla Khan, desde donde gobernó China y consolidó el encuentro entre las culturas nómadas mongola y han china.
En su canción Mozambique, Bob Dylan —icono del folk-rock y premio Nobel de Literatura— resumió a la perfección los encantos de este país del sureste africano. El cielo es realmente de un azul aguamarina, como sugiere la canción homónima, y sus islas, playas, reservas naturales y pueblos con historia hacen de él un lugar perfecto para “quedarse una semana o dos”, como canta Dylan.
El tema apareció en su álbum Desire, publicado en 1976, tan solo un año después de que Mozambique declarara su independencia de Portugal.
Escrita para celebrar que la capital catalana fuera elegida sede de los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona, de Freddie Mercury —vocalista de Queen y figura legendaria del rock— y la soprano barcelonesa Montserrat Caballé, es una canción grandiosa y maravillosamente desmesurada.
En el momento de su lanzamiento, El País la calificó de “icónica” y “obra maestra musical”. Y cuando contemplas la ciudad desde el colorido Parque Güell, obra de Gaudí, todo cobra sentido. “¡Barcelona!”, canta Freddie, “qué horizonte tan bonito, como una joya al sol”.
Cuando Walk Like an Egyptian, de The Bangles —la banda femenina de pop-rock de Los Ángeles— se convirtió en un éxito mundial en 1986, las pistas de baile se llenaron de gente imitando su estribillo con los brazos en ángulo: uno hacia arriba, otro hacia abajo.
Por supuesto, los egipcios no caminaban así. El gesto se inspiró en los jeroglíficos del Antiguo Egipto, donde los artistas representaban figuras humanas de perfil con las extremidades dispuestas en posiciones características para proyectar un cuerpo tridimensional sobre una superficie plana.
Sea como sea, la canción ha servido de puerta de entrada para que muchos viajeros se interesen por las maravillas del Antiguo Egipto: desde las imponentes pirámides de Guiza hasta los templos de Karnak y mucho más…
La capital alemana siempre ha sido una fuente de inspiración para músicos de todo el mundo. David Bowie —figura clave del glam y la experimentación sonora— grabó allí tres álbumes, entre ellos el icónico Heroes. Su amigo Iggy Pop escribió The Passenger tras contemplar Berlín desde la ventanilla de un tren S-Bahn, el sistema de cercanías de la ciudad.
Más tarde, U2 se instaló en los legendarios Hansa Studios, junto al Muro de Berlín, para grabar el álbum Achtung Baby. Su tema Zoo Station toma su nombre de una estación de tren local, símbolo de la transformación urbana berlinesa.
Hoy Berlín sigue siendo la capital europea de la fiesta: cada fin de semana, miles de visitantes acuden a maratones de música electrónica en antiguos almacenes industriales o clubes flotantes sobre el río Spree.
Amarillo es el punto donde las llanuras del sur de Texas se funden con el desierto, y un excelente lugar de partida para explorar el Panhandle de Texas, la región más al norte del estado. También fue una parada mítica en la legendaria Ruta 66, que conectaba el este y el oeste de EE.UU.
George Strait —una estrella del country estadounidense— soñaba con llegar a Amarillo by Morning, mientras que Tony Christie, el cantante inglés, triunfó a nivel mundial con Is This the Way to Amarillo.
Dato curioso: el famoso estribillo “Sha la la la la la la la” fue concebido originalmente como un relleno —y aunque Neil Sedaka llegó a probar letristas alternativos, ningunas eran tan pegadizas—, por lo que decidieron mantenerlo tal cual.
Con sus playas infinitas, su luz dorada y un estilo de vida envidiado en todo el mundo, California lleva décadas inspirando a músicos de todos los géneros. Es más, algunas bandas —nos referimos a los ya mencionados Beach Boys— construyeron su carrera cantando al sol, el surf, las chicas y los coches.
The Mamas & the Papas soñaban con un invierno más cálido en California Dreamin’. Los rockeros de Red Hot Chili Peppers le cantaban a la cultura pop, el exceso y la nostalgia en Californication. Y el rapero Tupac Shakur mostró un amor profundo e inquebrantable por su tierra natal en California Love. Estas canciones han hecho que personas de todo el mundo sueñen con pisar las costas californianas. Rara vez se sienten decepcionadas.
Jordan Bassett, periodista de la revista musical británica NME, describió Galway Girl, de Ed Sheeran, como una mezcla irresistible de ritmos irlandeses, energía pop y espíritu de fiesta: el tipo de canción que te hace imaginar un brindis, una sonrisa y un baile improvisado en cualquier pub de la costa.
Si eso no resume una noche perfecta en Irlanda, no sabemos qué lo hace. Situada en la confluencia del río Corrib y el océano Atlántico, esta colorida ciudad es también una parada ideal en la Ruta Costera del Atlántico, uno de los recorridos panorámicos más emblemáticos del país.
Basta con escuchar cualquier canción de Bob Marley —la figura mítica del reggae y símbolo cultural de Jamaica— para trasladarse de inmediato a las soleadas costas de la isla y dejarse llevar por su ritmo relajado y contagioso. Su estilo fusiona reggae, ska y rock steady: una mezcla que destila el alma de Jamaica.
Pero si hay una canción que resume su espíritu positivo, es Three Little Birds, con su estribillo inolvidable: “'Cause every little thing gonna be alright” (Porque todo va a salir bien). Es la banda sonora perfecta para ver la puesta de sol en la playa de Negril, con una bebida bien fría en la mano y sin preocuparse por nada. Literalmente.
Puede que Nueva York sea la ciudad sobre la que se han escrito más canciones, pero según el Memphis Rock 'n' Soul Museum, esta ciudad es la que más veces aparece mencionada. Se calcula que hay más de 800 canciones que mencionan “Memphis”, desde Memphis, Tennessee, de Chuck Berry —el pionero del rock and roll— hasta Graceland, de Paul Simon —el cantautor estadounidense—. Y teniendo en cuenta la riqueza musical de la ciudad, no es de extrañar.
Elvis Presley pasó aquí sus últimos días. Los bares de Beale Street (en la imagen) siguen vibrando con música en directo cada noche. Y el Museo del Rock 'n' Soul alberga recuerdos únicos de artistas legendarios, desde los años 30 hasta el apogeo musical de la ciudad en los 70… y más allá.
Lo que Nueva York es para EE.UU., Londres lo es para Europa: una ciudad bulliciosa, mítica y con una banda sonora propia. Según un estudio de MusicMap, existen al menos 102 canciones dedicadas a la capital británica.
Puedes empezar el día caminando por las Streets of London, de Ralph McTell —el cantautor británico de folk urbano—, bajar al metro con The Jam —emblema del punk mod— y encontrarte con Gerry Rafferty —el cantautor escocés— en Baker Street.
Después, date una vuelta por el Soho para cruzarte con las West End Girls de Pet Shop Boys —el dúo icónico del synth-pop de los 80— y tomar un espresso con Pulp en el Bar Italia.
Y como cierre perfecto: Waterloo Sunset, de The Kinks, viendo cómo se tiñe de oro el atardecer londinense.
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