De dondequiera que seas, es probable que tu gobierno deba mucho dinero en tu nombre. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que la deuda pública mundial supera ahora los 100 billones de dólares (96,2 billones de euros), o alrededor del 93 % de la producción económica mundial, e incluso cree que esta cifra se acercará al 100% del PIB mundial a finales de esta década.
Además, el servicio de esa deuda es cada vez más caro. Después de años de tipos de interés artificialmente bajos, los costes de los préstamos están volviendo a niveles normales y los rendimientos de los bonos (los tipos que los gobiernos deben ofrecer a sus acreedores) también suelen subir. Las deudas pueden devorar una parte importante de la renta nacional y, a veces, cuestan más que los presupuestos completos de departamentos como el de educación.
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Las cifras proceden del Portal de Datos de la Deuda (DDP) de 2024, recopilado por la organización benéfica británica Debt Justice. Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Marina Leiva García. Redactora en español para loveMoney.
El primero es China, que gasta el 1,6% de los ingresos del gobierno en pagar su deuda, según el DDP. Los países suelen informar de su deuda como proporción de su producción económica, o Producto Interior Bruto (PIB). Sin embargo, Debt Justice sostiene que es mejor medirla por la proporción de ingresos del gobierno que consume, ya que esto tiene en cuenta los tipos de interés que paga un país.
En el caso de China, la proporción parece modesta, aunque la cifra podría favorecer a Pekín porque se cree que gran parte de su deuda está "oculta", en manos de autoridades locales y organismos independientes, lo que significa que no figura en las estadísticas centrales.
El FMI sitúa la deuda bruta del gobierno general de Australia en más del 49% de su PIB, lo que es menos de lo que era durante el apogeo de la pandemia, pero considerablemente más de lo que era antes. Su servicio, incluidos los intereses y cualquier principal reembolsado, ahora representa el 3% de los ingresos del gobierno.
Para ponerlo en contexto, las propias cifras del gobierno muestran que solo los pagos de intereses ascenderán a unos 23.900 millones de dólares australianos, 15.000 millones de dólares (14.400 millones de euros) en 2024, más de la mitad de lo que el país gasta actualmente en defensa.
Brasil también está pagando el 3% de sus ingresos gubernamentales en costes de deuda, pero no es seguro que pueda mantener la carga a este nivel relativamente cómodo. El banco central de Brasil dice que la deuda bruta alcanzó los 1,6 billones de dólares (1,5 billones de euros) a finales del año pasado y habría sido aún mayor si no hubiera vendido una cantidad récord de reservas en dólares.
La deuda ha aumentado durante los dos últimos años bajo la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (en la foto). Es probable que siga aumentando este año y, además, aproximadamente la mitad está vinculada a un tipo de interés de referencia que el Tesoro está subiendo agresivamente en su intento por controlar la inflación, por lo que los costes de reembolso aumentarán en consecuencia.
La deuda de la India aumentó considerablemente en 2024, hasta el 4,3%, frente al 3,1% del año anterior. El Gobierno espera que el elevado crecimiento del país venga al rescate y reduzca la carga de la deuda en relación con el tamaño de la economía en los próximos años. Sin embargo, también está dispuesto a hacer frente a su déficit fiscal y a reducir los impuestos para fomentar el consumo, por lo que los fondos disponibles para el servicio de la deuda podrían no aumentar tanto como el PIB.
Mientras tanto, el gobierno central está poniendo de lado este año más de cuatro veces la cantidad que gastará en pensiones y otras prestaciones de jubilación para el servicio de la deuda.
El Banco Mundial elogia a Perú por su baja deuda pública y esto parece reflejarse en unos costes de servicio generalmente estables, que ascienden al 4,7% de los ingresos públicos. Han estado en torno a este nivel desde antes de la pandemia, excepto en 2023, que fue un año inusualmente difícil debido a fenómenos meteorológicos extremos y a la baja confianza empresarial.
La mayor parte de la deuda de Perú tiene tipos de interés fijos y un vencimiento medio de 12 años, por lo que el país se ha visto protegido de algunas de las restricciones financieras de los últimos años. Sin embargo, solo puede esperar un crecimiento modesto y, como el gobierno se muestra reacio a aumentar los costes del lucrativo sector minero, sus ingresos fiscales se encuentran entre los más bajos de América Latina.
A pesar de estar en una situación económica deprimida, Alemania es considerada como un país altamente solvente y el rendimiento de sus bonos es un punto de referencia en Europa con el que se comparan los mayores costes de la deuda de otros países, o los llamados diferenciales. Sin embargo, sus propios pasivos, aunque siguen siendo relativamente modestos, han ido creciendo en los últimos años y ahora representan el 5% de los ingresos del gobierno, según Debt Justice.
Los políticos de los dos principales partidos del país se muestran cada vez más abiertos a reformar su "freno de la deuda", que limita lo que el gobierno puede pedir prestado, por lo que la famosa disciplina económica podría diluirse en el futuro. Mientras tanto, las cifras del gobierno federal muestran que el servicio de la deuda en el primer semestre de 2024 le costó al país más del doble de lo que gastó en carreteras y ferrocarriles.
La deuda del Reino Unido ha aumentado sustancialmente en los últimos años y ahora asciende a más de 3,5 billones de dólares (3,4 billones de euros), aproximadamente lo mismo que toda la producción económica del país. El gobierno también tiene un déficit presupuestario, lo que significa que Gran Bretaña se encuentra entre los países que piden préstamos solo para cubrir los gastos rutinarios. Hay pocos indicios de un cambio de dirección inminente y los rendimientos de los bonos están aumentando a medida que los inversores exigen más a cambio de prestar su dinero.
Solo en diciembre de 2024, el interés que el Reino Unido pagó por sus bonos (conocidos como gilts) fue de 10.300 millones de dólares (9.900 millones de euros), casi 4.000 millones de libras más que en diciembre de 2023. Para este ejercicio financiero en su conjunto, el gobierno ha reservado 135.000 millones de dólares (130.000 millones de euros) para el servicio de la deuda. Esto es casi tanto como los presupuestos de vivienda, medio ambiente y defensa juntos.
A primera vista, la deuda turca no es demasiado alarmante. El gobierno turco afirma que en 2024 ascendía a 281.500 millones de dólares (271.000 millones de euros), mientras que el FMI la expresa como algo más de una cuarta parte del PIB. Sin embargo, ha aumentado en más de un tercio desde 2023. Quizás aún más preocupante es que más de la mitad está denominada en divisas extranjeras, lo que significa que se vuelve cada vez más cara a medida que la lira turca pierde valor, como ha tendido a hacer en los últimos años.
En consecuencia, una parte importante de los ingresos de Ankara debe destinarse al servicio de la deuda nacional. Según Debt Justice, esa parte fue del 6,9% en 2024.
Los costes de la deuda de Filipinas equivalen a más del 7% de los ingresos. En comparación con los porcentajes observados en el pasado reciente, esto es muy asequible: a principios de siglo, los reembolsos consumían casi la mitad de los ingresos del gobierno. El gobierno afirma que sus obligaciones son ahora cómodas.
Aun así, representaban unos 280.000 millones de dólares (269.000 millones de euros) a finales de 2024, o algo más del umbral del 60% que se considera un límite manejable para los países de ingresos mediano bajo. Como en muchos otros países, un problema es que una gran parte de la deuda procede de bonos a corto plazo que se emitieron durante la pandemia. Estos vencerán pronto y, si hay que refinanciar la deuda, ahora atraerá intereses considerablemente más altos.
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La economía de México se enfrenta a tiempos inciertos, ya que las exportaciones a su mayor socio comercial, EE.UU., están siendo objeto de un intenso escrutinio por parte de la Casa Blanca. Su gobierno también ha estado gastando mucho para reforzar la endeudada petrolera estatal Pemex. En parte como respuesta a esto, la agencia de calificación crediticia Moody's ha rebajado la perspectiva de la deuda del país de "estable" a "negativa".
El gobierno calcula que su deuda es superior a la mitad del PIB, unos 900.000 millones de dólares (865.000 millones de euros). El coste de financiarla este año será del 7,6% de todos sus ingresos, según Debt Justice.
La deuda pública de Italia superó los tres billones de euros (3,1 billones de dólares) a finales del año pasado. Con más del 136% del PIB del país, solo Grecia tiene una ratio deuda/PIB más alta dentro de la zona euro, aunque la cifra porcentual ha sido aún mayor en el pasado. El lento crecimiento parece estar provocando que la cantidad relativa aumente de nuevo.
En cuanto al coste de la amortización, se sitúa en el 7,8% de los ingresos y Debt Justice afirma que ha ido aumentando de forma constante desde el final de la pandemia de COVID-19. La Comisión Europea tiene otra forma de expresarlo, registrándolo en torno al 4% del PIB de Italia. Esto sería más de lo que el país gasta en educación.
Japón registra una cifra de reembolso idéntica en proporción a los ingresos, pero tiene una deuda mucho mayor en términos absolutos. Claro que, con una cifra récord de 8,7 billones de dólares (8,4 billones de euros), el país debe más del doble de su producción económica y tiene el endeudamiento proporcional más alto de todas las economías avanzadas. Gran parte del aumento se atribuye a los costes de defensa y seguridad social.
Según los cálculos de Debt Justice, el interés de esta gigantesca deuda es casi el 8% de los ingresos del gobierno y está previsto que aumente, sobre todo porque el banco central de Japón ha empezado a subir los tipos de interés. Casi una cuarta parte del proyecto de presupuesto para 2025 se destina al servicio de la deuda, más que el dinero disponible para educación, obras públicas y defensa juntos.
La carga de la deuda de Nueva Zelanda ha aumentado considerablemente desde la pandemia; las cifras del gobierno a finales de 2024 mostraron que la deuda bruta equivalía a 108.600 millones de dólares (104.000 millones de euros) y algo más del 45% del PIB. Eso está muy por debajo de la media de la OCDE, pero muy por encima del 15-25% que se consideraba prudente en general antes de la pandemia de COVID-19.
Debt Justice afirma que el gobierno gasta el 9% de sus ingresos en el servicio de esta deuda, frente a solo el 1,2% en 2022. Esto reflejaría la actual atonía de la economía y el aumento del coste de los préstamos desde la pandemia. Para poner la cifra en contexto, es aproximadamente la mitad de lo que el gobierno gasta en salud pública.
La deuda canadiense como proporción de la economía ha disminuido un poco desde la pandemia, pero aun así representaba un considerable 106% del PIB en 2024, según el FMI. Y con un 9,3 % de los ingresos del gobierno el mismo año, la proporción de los ingresos gubernamentales que engulle ha ido aumentando constantemente.
Para ponerlo en cifras, en 2023, el gobierno federal gastó el equivalente a 32.500 millones de dólares (31.200 millones de euros) en el servicio de su deuda, aproximadamente la mitad de los 21.800 millones de dólares (21.000 millones de euros) que gastó en prestaciones por cuidado de niños. Esto no habría incluido los intereses que los gobiernos provinciales y territoriales pagaron por sus propias deudas.
Francia tiene problemas. El primer ministro François Bayrou (en la foto) dice que sus deudas son como una espada de Damocles sobre el país, y las cifras le dan la razón. La cantidad que debe París es ahora de unos 3,3 billones de euros (3,4 billones de dólares), lo que supone alrededor del 112% del PIB, casi el doble del límite que debería mantener según sus obligaciones en la zona euro. La agencia de calificación crediticia Moody's espera que la deuda siga aumentando hasta al menos 2030.
El principal problema es el elevado gasto en pensiones y seguridad social; Francia no puede financiarlo solo con impuestos, por lo que tiene que pedir más préstamos cada año solo para pagar. Debt Justice afirma que el resultado es una deuda cuyo servicio cuesta el 9,4% de los ingresos. Citando datos del gobierno francés, el sitio web financiero Commodity.com añade que los reembolsos ascienden a 62.200 millones de dólares (59.800 millones de euros) al año, o casi $2.000 (1.923 euros) por segundo.
La deuda de España en proporción a su producción se está reduciendo, gracias a un crecimiento económico constante con el que algunos de sus vecinos europeos solo pueden soñar. Aun así, a finales de 2024 ascendía a más del 104% del PIB, es decir, alrededor de 1,8 billones de dólares (1,8 billones de euros). Según las cifras del DDP, mantenerla cuesta el 9,5% de los ingresos cada año.
Este año, Madrid espera añadir otros 60.000 millones de euros a su deuda, tres veces la nueva deuda que emitió hace solo seis años.
Colombia es el primer país de nuestra lista que gasta más del 10% de sus ingresos haciendo malabarismos con las deudas. La cifra del país era del 10,4% en 2024 y Debt Justice espera que aumente en más de otro punto porcentual este año. La deuda total en sí misma ascendía a más de 232.000 millones de dólares (223.000 millones de euros).
Dependiente de las exportaciones de carbón y petróleo, Colombia es vulnerable a las crisis de las materias primas, que podrían afectar gravemente a su capacidad para pagar a los acreedores. El último presupuesto del gobierno, impuesto por decreto, destina unos 112,6 billones de pesos (26,2 mil millones de euros) al servicio de la deuda, alrededor de un tercio más de lo que destina a la inversión.
La deuda de Sudáfrica costó un significativo 12,2% de los ingresos del gobierno en 2024, y los costes del servicio de la deuda son la partida de más rápido crecimiento en el presupuesto. Las cifras del FMI muestran que los préstamos brutos se han disparado desde la década de 2000, llegando a representar el 75% del PIB del país el año pasado.
Para ponerlo en perspectiva, el presupuesto del país para 2024 muestra que los costes estimados del servicio de la deuda para este ejercicio financiero equivalen a 20.600 millones de dólares (19.800 millones de euros), mientras que el gobierno espera recaudar 40.000 millones de dólares (38.500 millones de euros) en impuestos sobre la renta de las personas físicas. En otras palabras, la deuda sudafricana podría costar más de la mitad de lo que cada trabajador paga en impuestos. Además, las proyecciones para 2025/6 muestran que los costes de la deuda probablemente aumentarán en un futuro próximo.
EE.UU. es la mayor economía del mundo, y también la más endeudada en términos absolutos. El gobierno federal debe actualmente la friolera de 36,2 billones de dólares (34,8 billones de euros). Vale la pena recordar lo que eso significa: 36,2 millones de millones de dólares, alrededor del 123% del enorme PIB del país.
La Oficina de Presupuesto del Congreso afirma que los intereses de la deuda costaron 881.000 millones de dólares (847.000 millones de euros) el año pasado, una cifra cercana a lo que la superpotencia gastó en defensa. Debt Justice lo describe como el 12,5% de los ingresos del gobierno. Es probable que estas cifras sigan aumentando, ya que hay pocos indicios de que la adicción de Washington a los préstamos esté disminuyendo.
En 2001, Argentina incurrió en el mayor impago de la historia moderna, con unos 102.000 millones de dólares (98.100 millones de euros) en préstamos. Después de eso, se le congelaron los mercados de crédito, pero bajo su actual presidente, Javier Milei (en la foto), está tratando de recuperar la confianza de los inversores con un presupuesto equilibrado y una regla "inquebrantable" de que los reembolsos de la deuda deben hacerse antes de asignar el gasto a cualquier otra cosa.
Según Debt Justice, esos reembolsos consumieron el 18,9% de los ingresos del gobierno en 2024, pero es probable que esta cifra caiga al 5,3% el próximo año a medida que las reformas radicales (y dolorosas) entren en vigor. En términos de dólares, sin embargo, es probable que los reembolsos sigan superando los 17.000 millones de dólares (16.300 millones de euros). A modo de comparación, Argentina solo recaudó algo más de 2.000 millones de dólares (1.900 millones de euros) para defensa en 2024, por lo que sus costes de deuda son aparentemente más de ocho veces superiores.
Se espera que la economía de Panamá crezca de manera sólida este año, pero se enfrenta a fuertes vientos en contra debido a su creciente carga de deuda, que fue en parte responsable de que la agencia de calificación Fitch rebajara su calificación crediticia a la categoría de bono basura el año pasado. Las incertidumbres sobre el futuro del Canal de Panamá, la principal fuente de ingresos extranjeros del país, se han sumado desde entonces al dilema.
Otro problema es que Panamá sufre altos niveles de evasión fiscal, lo que significa que el servicio de su deuda de aproximadamente 50.000 millones de dólares (48.100 millones de euros) ocupa una parte mayor de los ingresos del gobierno de la que debería. Debt Justice afirma que el coste fue de casi una cuarta parte de los ingresos en 2024.
Sudán tiene graves problemas. El conflicto en curso entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes ha desplazado a 12 millones de personas, mientras que dos tercios de la población necesita ayuda humanitaria. No es de extrañar que la economía también esté viéndose afectada. El FMI registró la deuda de Sudán en un asombroso 344,4% del PIB en 2024, más alta que la de cualquier otro país del mundo.
Como resultado, los costes de la deuda ahora absorben casi el 42% de los ingresos del gobierno, según Debt Justice. Añade que el país está en crisis de deuda y es probable que siga así, lo que significa que los niveles de deuda socavan su capacidad para atender necesidades básicas como la atención sanitaria, la educación y las protecciones sociales.
Los problemas de la vecina Egipto se reflejan en una carga aún mayor del servicio de la deuda, de casi el 43% de los ingresos del gobierno. La proporción del gasto ha aumentado de forma extremadamente pronunciada y rápida: en 2015 era inferior al 5%. Aunque la economía se está recuperando gradualmente tras una grave crisis monetaria y de balanza de pagos, el FMI espera que la deuda bruta se mantenga en casi el 85% de la producción económica este año.
Esto significa que Egipto tiene una capacidad muy limitada para desarrollarse y prosperar. Según las cifras del Ministerio de Finanzas publicadas por el grupo de asesoramiento empresarial global FrontierView, la factura prevista del servicio de la deuda alcanzará los 36.300 millones de dólares (34.900 millones de euros) este año fiscal, es decir, cuatro veces más de lo que Egipto gasta en inversión.
El servicio de la deuda es el mayor desembolso individual de Pakistán. Le costó al país 18.400 millones de dólares (17.700 millones de euros) en la segunda mitad de 2024. El siguiente desembolso más grande fue el presupuesto militar, con unos comparativamente escasos 3.200 millones de dólares (3.100 millones de euros) para el mismo período. En otras palabras, Islamabad gastó más de cinco veces más en sus deudas que en su defensa. El gasto en desarrollo fue aún mucho menor.
Debt Justice sitúa la carga de reembolso total en el 43,4% de los ingresos, casi cuatro veces la proporción que consumía antes de la pandemia, y afirma que Pakistán se encuentra en una crisis de deuda.
Con una deuda que se come casi dos tercios de sus ingresos públicos, el segundo mayor exportador de petróleo crudo de África es la economía más vulnerable de todas en el índice de Debt Justice. La organización benéfica espera que la carga de Angola sea aún mayor este año, ya que su principal mercado de exportación, China, está comprando menos de su petróleo.
Por su parte, el Banco Mundial registra la deuda total de Angola en más de 57.000 millones de dólares (54.800 millones de euros), siendo China, el FMI y el propio Banco los mayores acreedores individuales. Los prestamistas chinos concedieron una moratoria de tres años para los reembolsos, pero esta finalizó en 2023, justo cuando los ingresos petroleros de Angola empezaron a disminuir. No hace falta decir que Angola está en crisis de deuda, y gasta más en mantenerse a flote en su océano de deuda que en cualquier otra prioridad de gasto.
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