Incluso las casas más caras pueden caer en el abandono. Desde la casa de vacaciones española de la realeza saudí hasta los extravagantes terrenos baldíos de los multimillonarios de Londres y los restos calcinados de la mansión Carnegie en el estado norteamericano de Georgia, estas mansiones valieron en su día una fortuna. Sin embargo, han sido abandonadas a su suerte.

Haz clic o desliza por nuestra galería para descubrir el interior de estas mansiones abandonadas que una vez albergaron a propietarios multimillonarios.

Adaptado al español por Alba Mora Antoja, Redactora en Español para loveMONEY.

Enclavada en los parajes salvajes de Ontario, la provincia más meridional de Canadá, se encuentra esta enigmática mansión envuelta en misterio. Situada en 2.5 hectáreas de denso bosque, la casa se construyó en 1973 y ha albergado a una larga lista de residentes a lo largo de los años.

El explorador urbano canadiense Noah visitó la extraordinaria casa en noviembre de 2023, llamándola "Increíble mansión-castillo abandonada en un bosque por un multimillonario" en su canal de YouTube.

Al acercarse a la mansión por un largo camino entre los árboles, pronto se hace evidente su distintiva arquitectura. A pesar de haber sido construida en los años setenta, toda la propiedad se ha imaginado como una fortaleza medieval, con torreones y almenas a lo largo del tejado. El deterioro es evidente en el enlucido exterior, pero no se puede negar que esta casa nació con grandes ambiciones.

Delante de la casa hay una caja fuerte vacía, tal vez dejada por los últimos residentes de la casa. Unos imponentes escalones de piedra conducen a la ornamentada entrada principal.

El hall de entrada, con paneles de madera, impresiona por sus proporciones, con una gran escalera revestida de barandillas decorativas de hierro forjado. A pesar de su elegante mobiliario, el espacio es un caos. Los suelos están llenos de lo que parecen pertenencias desechadas de antiguos propietarios.

Según Noah, el castillo se vendió por última vez en 2007 por 1,6 millones de dólares canadienses (1,1 millones de euros). Tras la venta, se renovó y se alquiló a inquilinos que buscaban una casa de alquiler de alta gama.

La casa abarca 836 metros cuadrados de espacio habitable, una vez impecablemente decorada. Fíjate, por ejemplo, en la reluciente lámpara de araña, el marco tallado de la chimenea y las cortinas pulcramente corridas de esta habitación. Si no fuera por los escombros, el espacio parecería aún habitado.

Cuando recorrió la casa, Noah descubrió cajas desechadas de ropa de diseño, zapatos y joyas; según parece, un recibo que encontró mostraba una factura de más de 4.000 dólares canadienses (2.788 €) en solo unas compras.

Según Noah, los agentes judiciales tomaron posesión de la propiedad y su contenido en 2023, después de que el alquiler aplazado dejara a la empresa arrendataria con una deuda de 14 millones de dólares canadienses (9,6 millones de euros).

Aquí se muestra lo que queda de la piscina de la mansión. Vaciada de agua, está llena de detritus, suciedad y lo que parecen ser restos de placas del techo caídas, que han dejado al descubierto aislamiento y tuberías.

No está claro qué le depara el futuro a esta insólita mansión abandonada, aunque Noah vio un contenedor en los terrenos, así que tal vez haya planes en marcha para esta desamparada casa.

Situada en el embalse del Peñol, en la idílica localidad turística de Guatapé (Colombia), esta otrora gran casa de vacaciones perteneció al famoso gánster Pablo Escobar.

Se calcula que Escobar ganaba $22.000 millones (21.153 millones de euros) al año, es decir, $47.000 millones (45.192 millones de euros) en moneda actual, antes de morir en 1993. Escobar bautizó la finca con el nombre de su hija Manuela. Se decía que era la segunda casa favorita de Pablo.

Situada en un terreno de 8 hectáreas, la casa fue objetivo de un grupo parapolicial en 1993. El grupo colocó una bomba en el cuarto de baño de la casa, que devastó la finca, dejando solo ruinas. En el momento de la explosión, Escobar ya había huido de la casa. Las autoridades lo mataron ocho meses después.

Hoy en día, la casa principal es un cascarón de lo que fue. Hubo un tiempo en que la casa tenía su propia sala de discoteca y contaba con paredes de doble capa que, según se decía, se utilizaban para esconder dinero.

Ahora la casa está abierta al público. Sin embargo, ningún visitante ha declarado haber encontrado nada oculto entre los muros derruidos de la histórica casa.

Años de abandono han hecho que la propiedad se deteriorara, pero en sus mejores tiempos habría tenido piscina, pistas de tenis, un helipuerto y una casa de invitados, todo ello rodeado de árboles importados.

Esta cabaña junto a la piscina habría sido sin duda un lujoso escondite en el apogeo de la casa. Ahora solo queda su armazón carbonizado.

Tomada por la naturaleza, gran parte de la famosa casa está ahora irreconocible. Dentro de la cabaña, apenas se distingue una vieja estufa de leña en el centro.

Los curiosos visitantes de la finca pueden recorrer la piscina, el cuarto de baño donde explotó la bomba, e incluso la habitación de Escobar. ¡Si las paredes hablaran!

Captadas por Leland Kent de Abandoned Southeast, las ruinas de Dungeness, en la isla de Cumberland, en el estado estadounidense de Georgia, son hoy todo lo que queda de una serie de mansiones que albergaron a algunas de las familias más prominentes de Estados Unidos.

Llamada así en honor del duque de Cumberland, hijo del rey Jorge II, la isla fue colonizada por primera vez en 1733 por el general inglés James Oglethorpe, que la utilizó como lugar para un pabellón de caza al que llamó Dungeness, en honor a un promontorio inglés de Kent.

Sin embargo, en la época de la Revolución Americana, la isla había sido dividida por concesiones reales y estaba deshabitada.

La isla fue repoblada en 1785 por el héroe de la guerra de la Independencia, el general Nathanael Greene, que murió poco después de recibir la isla en pago por sus contribuciones financieras al esfuerzo bélico.

La viuda de Greene, Catherine, se volvió a casar con un hombre llamado Phineas Miller y juntos construyeron una espaciosa mansión de cuatro plantas en la isla, bautizándola como "Dungeness" en honor al pabellón de caza original. También utilizaron la isla para crear una gran plantación comercial, empleando a 210 personas esclavizadas para trabajar la tierra, cultivando arroz, algodón, índigo y otros cultivos.

Aunque la isla Cumberland de los Miller se convirtió en un imperio de plantaciones enormemente rentable a principios del siglo XIX, su versión de Dungeness se incendió en 1866. Dejó tras de sí una ruina conocida únicamente como "Las Chimeneas", un extenso conjunto de estructuras de hogares y chimeneas que representaban las otrora amplias viviendas de los esclavos de la isla.

El mismo año en que Dungeness quedó reducida a cenizas, un joven Thomas Morrison Carnegie se casó con Lucy Coleman, y en 1881 compró tierras en la isla de Cumberland como regalo para su esposa y sus nueve hijos.

Para entonces, Carnegie había amasado una enorme fortuna gracias a su trabajo en el comercio del hierro y el acero y, como titán de la industria, podía permitirse todo el lujo y el confort que personificaba la América de la Edad Dorada.

Carnegie encargó que la tercera versión de Dungeness se pareciera a un castillo escocés con torreones, 59 habitaciones, varias piscinas, un campo de golf y 40 edificios auxiliares para alojar a los cerca de 200 sirvientes de la finca.

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En los cinco años siguientes, los Carnegie compraron la mayor parte de la isla de Cumberland y siguieron ampliando su enorme propiedad. Aunque Thomas Carnegie murió antes de terminar Dungeness, su esposa Lucy terminó la casa ella misma, convirtiéndola en la residencia principal de la familia y viviendo allí hasta su propia muerte en 1916.

La herencia de Lucy mantuvo la propiedad hasta el crack financiero de 1929, momento en que la familia Carnegie abandonó la mansión para siempre. 30 años después, la desierta finca fue destruida por un misterioso incendio, dejando solo estas ruinas.

Captado por el fotógrafo, YouTuber y explorador urbano Steve Ronin, este extravagante palacio fue la residencia de vacaciones del rey saudí Fahd hasta su fallecimiento en 2005.

Situado en la famosa Milla de Oro de la ciudad española de Marbella, el rey construyó este palacio como residencia de vacaciones. Se dice que su fortuna ascendía a $20.000 millones (19.230 millones de euros) en el momento de su muerte, a los 84 años.

El rey Fahd llegó a Marbella en la década de los setenta y se dice que se enamoró de la zona. Sin embargo, una vez que construyó su palacio, solo la visitó cuatro veces.

Se dice que, en su última visita a la ciudad, el rey trajo consigo a 3.000 familiares, amigos y personal y permaneció siete semanas, no sin antes inyectar unos $81 millones (77,9 millones de euros) en la economía marbellí.

La casa de vacaciones, que es una de las muchas que posee la familia real saudí, se construyó al estilo de la Casa Blanca, con altísimos pilares. Pero hoy está irreconocible. Las habitaciones se han dejado vacías y desnudas, y solo quedan las molduras del techo para mostrar la opulencia que una vez fue.

Subiendo las escaleras de doble caracol, las barandillas doradas y las decoraciones ornamentales de las paredes dejan entrever la antigua grandeza del palacio. Lo que antaño fue un espacio para entretener a la realeza es ahora un cascarón en ruinas.

No se escatimaron gastos en la construcción, desde los techos de doble altura hasta la intrincada escayola. A pesar del dinero invertido en la propiedad, algunas de las habitaciones están ahora desordenadas y se utilizan como almacén.

¿Se rescatará esta decadente mansión antes de que sea demasiado tarde? Solo el tiempo lo dirá...

La Bishops Avenue, en el norte de Londres, es uno de los tramos inmobiliarios más caros de la capital. Un tercio de las mansiones que hay a lo largo de ella han quedado vacías y abandonadas, y muchas de ellas han caído tristemente en la ruina.

Propiedad de inversores extranjeros que a menudo las dejan deshabitadas, unas 20 de las antaño impresionantes mansiones están totalmente abandonadas.

Muchas de las casas se construyeron a finales de los años setenta y han quedado en diversos estados de deterioro. Este pasillo en ruinas, capturado por los exploradores de Beyond the Point, se estaba cayendo a pedazos, con un techo hundido que había dejado entrar los elementos. Sin embargo, quedan vestigios de la antigua grandeza del espacio, como las barandillas doradas y las vidrieras.

Por increíble que parezca, algunas de las casas llevan más de 25 años sin tocarse. Este invernadero parece como si los propietarios se hubieran levantado y marchado, con un cenicero todavía sobre la mesa de ratán y revistas descoloridas apiladas en lo alto.

La Bishops Avenue ha sido calificada como "uno de los eriales más caros del mundo" por el promotor Anil Varma, que posee una propiedad en esta tristemente célebre calle.

En el interior, los muebles parecen inalterados. Encerrado tras puertas cerradas, el invernadero ha quedado congelado en el tiempo, y su contenido es un recuerdo de una época pasada.

Lo que una vez fue el lugar por excelencia para vivir en Londres se ha convertido en una calle salpicada de ruinas y edificios decadentes.

Esta habitación, que en su día fue una lujosa casa de piscina revestida de cristal, ahora está resbaladiza por la suciedad, mientras que unos cables sueltos cuelgan precariamente sobre la piscina. El espejo y la enorme claraboya, que inundan el espacio de luz natural, muestran lo meticuloso que era el diseño de la casa.

¿Quién sabe cuánto dinero se gastó en construir las suntuosas casas de la Bishops Avenue, solo para dejarlas languidecer y pudrirse?

La Jackling House fue construida en 1925 por el famoso arquitecto George Washington Smith y captada aquí por el fotógrafo Jonathan Haeber en 2007.

La casa de estilo renacimiento español fue adquirida por el cofundador de Apple Steve Jobs en 1984, que vivió en ella hasta 1994, año en que fue abandonada.

De hecho, Jobs odiaba tanto la casa que pasó los últimos años de su vida pidiendo que se demoliera la mansión para poder construir una casa más pequeña para su familia.

Finalmente ganó la batalla y la mansión fue demolida en 2011, solo ocho meses antes de que falleciera de cáncer de páncreas.

Mientras se tramitaba la solicitud de demolición de Jobs, la casa empezó a deteriorarse. Sin nadie que cuidara de ella, el opulento interior empezó a ser tomado por la naturaleza.

Aunque la pintura estaba desconchada y el yeso se desmoronaba, no es difícil ver el pasado esplendor de la mansión de 35 habitaciones. Con una superficie de 1.400 metros cuadrados, la casa tenía incluso un enorme órgano de tubos que se recuperó antes de la demolición.

Situada en la acomodada ciudad de Woodside, en California, la mansión abandonada ofrecía balcones al aire libre, una sala de juegos, baños de mármol y una gran escalera con lámpara de araña cuando estaba en su mejor momento. ¡Incluso tenía un túnel bajo la casa para desplazarse!

Antes de la demolición, la propiedad estaba cubierta de enredaderas, con moho que se arrastraba por los techos y viejos electrodomésticos abandonados a su suerte.

El pueblo recogió varios objetos de la casa antes de que fuera destruida, como picaportes, una lámpara de araña y un inodoro.

Esta mansión japonesa, que perteneció al multimillonario empresario japonés Genshiro Kawamoto, fue descubierta por el explorador urbano Dan, del canal de YouTube Exploring with Fighters. Desde la calle no parece gran cosa, pero espera a ver lo que hay dentro.

Kawamoto se pasó la vida comprando propiedades de lujo en Japón y Hawái, solo para dejarlas deshabitadas hasta que empezaron a desmoronarse lentamente. En 2013 fue detenido por evasión de impuestos y posteriormente encarcelado, dejando que su propia megamansión se deteriorara.

El magnate inmobiliario, que en su día albergó la colección de arte de Kawamoto, dejó muchas de sus estatuas de mármol y bronce repartidas por la casa, de las que más de 100 se encuentran en el sótano.

Mientras tanto, las grandes escaleras que conducen al piso superior estuvieron en su día revestidas de una lujosa alfombra roja. Hoy, sin embargo, están llenas de basura y suciedad, quizá debido a las prisas de Kawamoto por marcharse.

Captado aquí por Steve Ronin, el enorme comedor casi no parece abandonado. Con sus brillantes suelos de mármol, estatuas y lámparas de araña doradas, parece el lugar ideal para celebrar una cena.

Los techos de espejo y las paredes acristaladas inundan el espacio de luz natural y ofrecen vistas de los árboles circundantes.

La mansión está situada al borde de un acantilado, con vistas panorámicas al océano y más allá. Puedes ver que la sala de estar está destartalada, con solo un sofá en ruinas y una mesa de café desechados entre las opulentas estatuas de mármol y bronce.

El dormitorio es quizá el espacio más opulento de la mansión. Un colchón de aspecto cansado descansa sobre una plataforma de tela roja, mientras que una alfombra ornamentada está fuera de plano. La lámpara de araña se ha estrellado contra el suelo y un solitario par de zapatos sigue perfectamente colocado a un lado. ¿Quién sabe lo que depara el futuro a esta casa de lujo abandonada?

Érase una vez, esta casa de estilo Eastlake del siglo XIX en Palatka, Florida, la querida casa de verano del magnate de la banca de Pensilvania James Ross Mellon y su familia.

Desocupada hace años, desde entonces ha sido abandonada a su suerte y esconde costosas antigüedades entre sus paredes decadentes.

La casa de vacaciones de invierno, captada en 2019 por el explorador urbano Leland Kent para Abandoned Southeast, ha pasado por varios propietarios desde que la familia Mellon la vendió a finales de los años treinta.

Aunque el vestíbulo tiene la pintura desconchada y signos de humedad, debió de ser un centro de actividad en sus mejores tiempos.

El salón, antaño grandioso, está destrozado y en ruinas, con escayola desconchada y escombros esparcidos por el suelo. También hay colchones tirados por el suelo, lo que puede indicar que se han alojado ocupantes ilegales en la propiedad.

Esta sala fue en otro tiempo un lugar de reunión social, en el que los Mellon recibían a gente como Billy Sunday, antiguo jugador de béisbol de la Liga Nacional, que más tarde se convirtió en un ferviente evangelista.

Arriba, los dormitorios aún muestran signos de la vida anterior de la casa. Varias radios antiguas, así como un piano infantil en miniatura, rodean la chimenea de madera, que ha sido muy utilizada.

Aunque el papel pintado se está despegando y el suelo está lleno de escombros, el espacio sigue teniendo cierto encanto.

El cuarto de baño probablemente era un gran espacio, pero ahora necesita una revisión completa. Los accesorios están sucios y viejos, y la pintura verde vivo se ha desgastado con el tiempo. Cuesta creer que esta antigua casa de un multimillonario haya quedado reducida a este estado ruinoso.

Captada por el explorador urbano Steve Ronin, esta mansión data del siglo XX y perteneció a una acaudalada familia italiana que hizo fortuna con la agricultura. Cuando los padres fallecieron, los hijos heredaron la enorme casa, pero no se ocuparon de su mantenimiento.

Con el tiempo, se mudaron y dejaron el palacio en el olvido, y ahora grandes partes se están derrumbando. Este salón, por ejemplo, está sembrado de ladrillos caídos del techo.

Explorando el precario piso inferior de la mansión descubrimos una gran cantidad de tesoros sorprendentes. Parece como si la familia se hubiera levantado y marchado, ya que todo se ha dejado en su sitio, incluidos estos primeros retratos de lo que suponemos que es la familia en la pared del salón.

La familia dejó atrás todos sus objetos personales, lo que ofrece una inquietante ventana atrás en el tiempo a los últimos momentos en que la casa estuvo ocupada.

La mesa de la cocina está llena de platos y cubiertos, y los armarios están repletos de vajilla. solo el polvo y la suciedad delatan el abandono.

La primera planta es oscura y lúgubre, con cinco dormitorios enormes. Lo que podría haber sido la suite principal casi no se ha tocado. La cama sigue hecha con sábanas blancas y la cómoda está llena de viejas fotos familiares enmarcadas y baratijas.

Al otro lado, hay un armario doble vacío con un espejo de cuerpo entero, y el dormitorio tiene vistas a lo que antes era un cuidado césped.

Uno de los dormitorios tiene incluso una ciudad en miniatura. Solo podemos imaginar que alguno de los niños se habría quedado aquí a pasar las horas con sus juguetes tradicionales, que ahora han quedado esparcidos entre escombros y polvo.

La región de Shekhawati, en el noreste de Rajastán (India), es famosa por sus hileras de mansiones abandonadas. La zona, que se fundó en el siglo XIV y se desarrolló a principios del XIX, fue antaño el hogar de los multimillonarios de la India.

Hoy, muchas de las grandes mansiones, conocidas como havelís, se están desmoronando.

Los havelís florecieron hasta principios del siglo XX, cuando los ricos magnates de los negocios que vivían allí se marcharon en busca de mejores oportunidades en zonas como Bombay y Calcuta. Al trasladarse el comercio a otros lugares, el desarrollo se detuvo en Shekhawati y las maravillas cubiertas de obras de arte quedaron abandonadas para siempre.

Todos los havelís se construyeron en un estilo similar. Distribuidos en dos plantas, suelen tener cuatro patios: dos reservados para socializar y los otros dos para cocinar y estabular a los animales.

Las entradas son de madera tallada, con espejos y pinturas detalladas por todas partes.

Hoy en día, la mayoría de las havelís están en mal estado. Las autoridades de la región solo permitirán que las mansiones se vendan a personas que mantengan su patrimonio y les devuelvan su antiguo esplendor.

Convertidas en una ciudad fantasma, muchas de las mansiones de Shekhawati aún conservan su aire de grandeza, a pesar de su evidente estado de deterioro. En la foto, este havelí tiene un viejo gramófono de los años treinta en una de sus habitaciones, que sin duda se utilizaba para el entretenimiento en los tiempos de esplendor de la casa.

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