La heredera francesa Françoise Bettencourt Meyers se convirtió oficialmente en la mujer más rica del mundo en 2017. En diciembre del año pasado, logró otra hazaña notable al convertirse en la primera mujer de la historia en amasar una fortuna de $100.000 millones (unos 91 mil millones €), en gran parte gracias a su importante participación en la corporación mundial de belleza L'Oréal.
A pesar de perder brevemente su corona de superrica en favor de Alice Walton, vástago de Walmart, en septiembre, Meyers ha vuelto a la cima con un asombroso patrimonio neto de $92.600 millones (unos 84,27 mil millones €), según Forbes.
Sin embargo, el ascenso de la empresa de cosméticos más importante del mundo -y de la familia que hay detrás de ella- ha estado lejos de ser un camino de rosas. La jugosa saga tiene todas las trazas de una película de Hollywood, con la dinastía acosada por las batallas por la herencia y las disputas familiares.
Sigue leyendo para descubrir los secretos de Françoise y su familia y su camino hasta convertirse en la mujer más rica del mundo.
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Adaptado al español por Rocío Durán Hermosilla, redactora en español para loveMONEY.
Las raíces de L'Oréal se remontan a 1909, cuando Eugène Schueller (en la foto), el abuelo de Françoise Bettencourt Meyers, lanzó oficialmente el negocio.
El químico francés Schueller inventó una revolucionaria fórmula de tinte para el cabello que rápidamente se puso de moda en los salones parisinos, sentando las bases de lo que hoy conocemos como la potencia mundial de la belleza L'Oréal.
Desde entonces, la empresa ha consolidado su dominio en el sector de la belleza, lanzando innovaciones científicas, como el primer tinte para el pelo sin amoníaco, y ampliando su gama de productos para incluir cosméticos, productos para el cuidado de la piel y perfumes.
La inteligente estrategia de crecimiento de la empresa también le ha llevado a adquirir otras marcas de belleza de renombre, como NYX Cosmetics, YSL Beauty y The Body Shop. (Vendió esta última en 2017).
Hoy en día, L'Oréal es la empresa de cosméticos líder en el mundo, con más de 40 marcas bajo su paraguas y miles de productos en el mercado. Cuenta con algunas de las estrellas más famosas de Hollywood entre sus embajadoras de belleza, como Jane Fonda, Eva Longoria y Helen Mirren (en la foto), que representan a la marca en la actualidad.
La empresa, con sede en el distrito parisino de Clichy, tiene unos 87.400 empleados. Solo en 2023 obtuvo unos impresionantes ingresos de $40.200 millones (unos 36,58 mil millones €), lo que se tradujo en un saludable beneficio de unos $6.000 millones (unos 5,46 mil millones €).
Cuando Eugène Schueller falleció en 1957, su fortuna fue heredada por su hija Liliane (en la foto), lo que la convirtió en la mayor accionista individual de L'Oréal. La heredera francesa falleció en 2017 a la venerable edad de 94 años. En el momento de su muerte, ostentaba el título de la mujer más rica del mundo, con un patrimonio neto de $39.500 millones (unos 35,95 mil millones €), según Forbes.
Su participación del 33% en L'Oréal se transfirió a su única hija, Françoise, nacida en 1953. Hija de Liliane y del político francés André Bettencourt, fallecido en 2007, Françoise también heredó el codiciado título de mujer más rica del mundo.
Aunque Françoise Bettencourt Meyers no participa en las operaciones cotidianas de L'Oréal, ha desempeñado un papel fundamental en la conservación de la fortuna familiar. Es miembro del consejo de administración de L'Oréal desde 1997 y preside el lucrativo holding familiar Téthys Invest.
Françoise aparece aquí con sus padres en la exposición "Feminissima" en París en 1987.
Los hijos de Françoise, Jean-Victor y Nicolas (en la foto con sus padres, Françoise y su marido Jean-Pierre Meyers) también participan en L'Oréal y ocupan cargos en el consejo de administración. Algún día heredarán el extenso imperio de belleza que su bisabuelo fundó hace más de un siglo.
Françoise Bettencourt Meyers es también presidenta de la Fundación Bettencourt Schueller, creada por la familia en 1987. Esta organización filantrópica apoya la investigación científica, la cultura y proyectos humanitarios.
Tal vez lo más notable sea que la organización se comprometió a aportar $226 millones (unos 205,66 millones €) a los esfuerzos de restauración tras el incendio que devastó la catedral de Notre-Dame (en la foto) en 2019.
Fuera del negocio familiar, Françoise Bettencourt Meyers ha escrito y publicado libros sobre temas como la mitología griega y la religión.
Su obra más reciente, un comentario bíblico titulado Regard sur la Bible, se publicó en 2008.
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A diferencia de algunos multimillonarios, Françoise Bettencourt Meyers prefiere mantenerse alejada de los focos. Sin embargo, el matrimonio de la heredera en 1984 con el empresario judío Jean-Pierre Meyers causó polémica debido a su decisión de convertirse del catolicismo al judaísmo y educar a su familia en la fe judía.
Su conversión sacó a la luz el hecho de que el fundador de L'Oréal, Eugène Schueller, había sido investigado como colaborador nazi poco después de la II Guerra Mundial. Aunque finalmente se retiraron todos los cargos contra él, L'Oréal reconoció posteriormente que Schueller ofreció apoyo al régimen de Vichy, el gobierno colaboracionista que se estableció en Francia durante la II Guerra Mundial.
Y ese no es el único escándalo en torno a la familia que ha sido noticia a lo largo de los años…
En 1987, Liliane Bettencourt entabló una amistad con el artista y fotógrafo François-Marie Banier, 25 años menor que ella. Durante las dos décadas siguientes, la heredera de L'Oréal colmó a Banier con unos 1.000 millones de euros en regalos, incluido dinero en efectivo, bienes inmuebles y obras de arte.
En 2007, un miembro del personal doméstico de Liliane oyó supuestamente a Banier y Liliane hablar de planes para nombrarle heredero legal. Esto llevó a Françoise a presentar cargos penales contra Banier por “abuso de debilidad”, alegando que había manipulado a su madre para que se desprendiera de importantes sumas de dinero.
El escándalo subsiguiente, ampliamente conocido en la prensa como el "asunto Bettencourt", cautivó a los tabloides franceses, y algunos se refirieron a Banier como un “gigoló”. Aunque Banier era un hombre abiertamente gay, y nunca se demostró que su relación con Lilane fuera romántica, la historia se convirtió en una pesadilla de relaciones públicas para L'Oréal.
En su momento suscitó rumores de que la empresa de cosméticos se enfrentaba a una absorción por parte de su socio suizo Nestlé.
El caso dio un giro importante en 2010, cuando se reveló que el mayordomo de Liliane, Pascal Bonnefoy, había grabado en secreto horas de conversaciones entre la heredera, sus asesores financieros y sus abogados.
Las transcripciones filtradas sacaron a la luz tramas de evasión fiscal, cuentas bancarias suizas no reveladas y supuestas contribuciones políticas ilegales a miembros del gobierno del entonces presidente Nicolas Sarkozy.
Liliane padecía Alzheimer en aquel momento, y las cintas también revelaron su aparente confusión, que permitía a sus asesores ejercer el control sobre sus finanzas. En 2015 se inició un juicio, en el que Banier y otras nueve personas, entre ellas el asesor financiero de Liliane y un abogado, se enfrentaban a cargos de abuso de debilidad.
Aunque se investigó al propio Sarkozy, finalmente se archivó la causa contra él.
Banier (en la foto) fue finalmente declarado culpable de abuso de debilidad en relación con Liliane y calificado de "vampiro" por el juez durante el juicio de alto nivel. Un segundo juicio celebrado en 2016 confirmó la condena, pero redujo la pena de Banier a cuatro años en suspenso.
En 2023, se estrenó un documental de Netflix titulado El multimillonario, el mayordomo y el novio, que narraba la controvertida relación de Banier con Liliane.
Se ha sugerido que la "soledad" de Liliane y su tensa relación con Françoise, su única hija, permitieron que el taimado Banier se colara en su vida.
Al parecer, Liliane estaba resentida por el estilo de vida solitario y la personalidad reservada de Françoise, y las relaciones entre madre e hija se agriaron cuando Françoise era adolescente. Liliane describió a su hija como "pesada y lenta", y en una ocasión señaló que "siempre iba una vuelta por detrás de mí" (según informó Vanity Fair).
En una entrevista concedida en 2009 a un periódico francés, Liliane calificó a Françoise de "niña fría", según The New York Times.
A pesar de los roces familiares, Françoise Bettencourt Meyers era la única heredera de su madre. Como ya se ha mencionado, su herencia de 2017 la convirtió en la mujer más rica del mundo y pasó a ser la primera mujer en amasar una fortuna de $100.000 millones (unos 91 mil millones €) en diciembre del año pasado.
Según Forbes, su fortuna ha disminuido desde entonces y ahora ronda los $92.600 millones (unos 84,27 mil millones €). A pesar del descenso, esta asombrosa suma significa que Bettencourt Meyers mantiene el título de mujer más rica del mundo y, en el momento de escribir estas líneas, es la 18ª persona más rica del planeta.
Al parecer, Bettencourt Meyers rehúye la ostentación y el glamour que conlleva formar parte de la élite adinerada, y prefiere pasar el tiempo en casa, tocando el piano o leyendo. Pero, ¿dónde vive la mujer más rica del mundo?
La residencia principal de Françoise es una mansión parisina (en la foto) en la acomodada zona de Neuilly-sur-Seine. El llamado “suburbio del poder" es el hogar de notables actores y políticos franceses, como Christian Clavier y Marine Le Pen. Liliane Bettencourt también poseía una mansión en el prestigioso barrio, que probablemente heredó su hija a su muerte.
Los Bettencourt Meyers también heredaron una mansión con vistas a la costa de Bretaña, en el oeste de Francia (en la foto). La fastuosa propiedad fue utilizada por la familia Bettencourt como casa de vacaciones durante la infancia de Françoise, aunque se desconocen más detalles sobre la morada.
Una cosa es segura: está muy lejos de las modestas raíces de Eugène Schueller, el joven químico francés que convirtió una fórmula de tinte capilar en un formidable imperio familiar.
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