Apodado el "santo grial" de los naufragios, un galeón español que se hundió en 1708 frente a las costas de Cartagena (Colombia) ha sido el centro de varias costosas y largas batallas legales. Se calcula que el San José transportaba 20.000 millones de dólares (unos 18.600 millones de euros) en oro, plata, esmeraldas y otras gemas, y su propiedad ha sido objeto de acaloradas disputas durante décadas.
Y a medida que el gobierno colombiano empiece por fin a recuperar el tesoro hundido, las reclamaciones sobre su propiedad no harán sino complicarse.
Sigue leyendo para averiguar qué le ocurrió al San José y descubrir quién está en juego para reclamar la asombrosa fortuna que lleva a bordo...
Todas las cantidades están en dólares estadounidenses, las cifras en euros son conversiones aproximadas que podrían cambiar.
Adaptado al español por Sara Piquer Martí, Editora en Español para loveMONEY.
Botado por primera vez en 1698, los historiadores han sugerido que el San José siempre estuvo destinado a transportar mercancías valiosas. ¿Por qué? Porque la segunda cubierta del galeón, equipada con un arsenal de armas y municiones, estaba dedicada a defender el barco.
En 1701, el navío fue reclutado para operaciones militares durante la Guerra de Sucesión Española, un conflicto de 13 años que se desencadenó por la muerte del monarca español sin descendencia, el rey Carlos II (en la foto).
Parte de una flota del tesoro de barcos españoles, el San José había estado anclado frente a la costa de Cartagena, Colombia, y estaba cargado de riquezas para ayudar a financiar la guerra en España. En 1708, cuatro barcos británicos se acercaron a la flota y comenzó una batalla.
Mientras que su barco gemelo, el San Joaquín, consiguió escapar, el San José no sobrevivió al ataque. Casi 600 miembros de la tripulación murieron durante la batalla, que más tarde se conocería como la Acción de Wager.
Sin embargo, la marina británica no celebró el hundimiento del barco enemigo. El cargamento del San José incluía 11 millones de monedas de oro y plata, joyas preciosas y otros tesoros, cuyo valor conjunto se estima en 20.000 millones de dólares actuales (unos 18.600 millones de euros).
No solo supuso una pérdida para España, sino que la escuadra británica implicada había recibido la orden de capturar el barco y traer su contenido para llenar las arcas británicas. En lugar de ello, se perdió en el mar, y los capitanes al mando fueron juzgados en consejo de guerra por no apoderarse del enorme tesoro del barco.
La leyenda del San José ha perdurado durante más de 300 años, y a menudo se hace referencia al fantasmal galeón como el "santo grial" de los naufragios. En 1981, una empresa de salvamento con sede en Estados Unidos, ahora conocida como Sea Search Armada, afirmó que había encontrado los restos del naufragio.
Llegó a un acuerdo con el gobierno colombiano para repartirse los beneficios, 35% y 65% respectivamente, y recuperar el barco. El acuerdo se agrió en 1984, cuando la legislatura colombiana (en la foto) creó una ley para garantizar que la república recibiera todos los beneficios del naufragio del SanJosé.
De este modo, se eliminó la parte correspondiente a la empresa de salvamento y, en su lugar, se pagó un 5% en concepto de comisión de búsqueda, que, según se dice, se grava con un 45%. Comenzó otra batalla por el San José, esta vez en los tribunales...
En los años siguientes, Sea Search Armada impugnó sin éxito la ley ante tribunales colombianos y estadounidenses, y el último caso fue desestimado en 2011. Aparte de la propia empresa de salvamento, nadie sabía si realmente se había encontrado el barco...
Hasta diciembre de 2015, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos (en la foto) anunció al mundo que la armada colombiana había localizado el pecio, en una nueva ubicación. "Este es el tesoro más valioso que se ha encontrado en la historia de la humanidad", proclamó en el momento del descubrimiento.
En colaboración con la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI), una organización sin ánimo de lucro dedicada a la exploración de las profundidades marinas, un equipo de investigadores e ingenieros encontró el barco a unos 610 metros bajo el mar. Fue descubierto por un vehículo submarino autónomo, que se utilizó para explorar la ubicación de los restos y tomar fotografías.
Las marcas distintivas de los cañones del San José fueron la pista reveladora de que habían encontrado el "santo grial" de los naufragios.
El descubrimiento reveló numerosos artefactos del barco, incluidas tazas de té (en la foto), esparcidos por el fondo del océano, que ofrecían una gran riqueza cultural e histórica, lo que sugería que el tesoro no estaría lejos, y tanto los medios de comunicación como el público en general quedaron cautivados.
El gobierno colombiano ocultó información sobre la ubicación exacta del naufragio, considerándola un secreto de estado para proteger el lugar de los saqueadores. Además, en 2013 (dos años antes del descubrimiento), la nación promulgó una ley que declaraba patrimonio nacional todos los barcos hundidos encontrados en sus aguas, con hasta 1.200 naufragios dentro de su jurisdicción, incluido el San José.
Pero ni la ley ni la noticia del descubrimiento han hecho nada por simplificar la cuestión de la propiedad del tesoro hundido. España ha montado su propia batalla legal, argumentando que, como era propietaria del San José cuando se hundió 300 años antes, es la legítima propietaria de los restos.
La nación Qhara Qhara, un grupo indígena de Bolivia, también ha reclamado el tesoro del San José, afirmando que los españoles utilizaron a sus antepasados como esclavos para extraer gran parte de la carga del barco.
Ante unos costes de unos 70 millones de dólares (unos 65 millones de euros) para recuperar el San José de su tumba acuática frente a la costa de Cartagena, el gobierno colombiano intentó subastar los artefactos antes de la recuperación para ayudar a pagar las operaciones. En 2018, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) intervino, pidiendo a Colombia que evitara explotar comercialmente el San José por temor a causar la pérdida de un "patrimonio significativo".
Otros expertos de la UNESCO denunciaron "un desprecio constante de las mejores normas arqueológicas" en relación con la recuperación del barco y su contenido.
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A pesar de las continuas disputas sobre la propiedad y las preocupaciones de la UNESCO, el entonces presidente de Colombia, Iván Duque, promulgó a principios de 2022 un decreto que invitaba a las empresas a registrar su interés en rescatar los restos del San José y establecía normas para el manejo de los objetos recuperados. Sin embargo, Duque dejó claro que todo lo relacionado con el barco pertenecía estrictamente a Colombia.
El decreto clasifica el barco y su contenido como "patrimonio arqueológico, cultural e histórico", y todos los objetos se expondrán en un museo de Cartagena.
En junio de 2022, el gobierno colombiano publicó nuevas fotos de los restos del naufragio. Entre ellas figuraba la primera prueba públicamente disponible del legendario tesoro de mil millones de dólares (unos 930 millones de euros), en forma de monedas de oro en el lecho marino (en la foto).
Las autoridades han informado de que muchos objetos están tan bien conservados que aún pueden leerse las inscripciones originales de fabricación, incluso después de pasar tres siglos bajo el agua.
Elegido en 2022, el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, está tan interesado como su predecesor en conservar el San José. Anunció a finales de 2023 que los organismos gubernamentales buscarían asociaciones con empresas del sector privado para rescatar el pecio, y que las licitaciones comenzarían a principios de este año.
Diversas comunidades científicas, arqueológicas, de conservación histórica y culturales se han opuesto a esta decisión, mientras que otros expertos se han preguntado si la estimación de 20.000 millones de dólares para el tesoro del San José podría estar inflada (unos 18.600 millones de euros).
El presidente Petro espera tener el San José en tierra al final de su primer mandato, en 2026. En febrero, el gobierno colombiano reveló los planes de una nueva expedición para recuperar objetos del navío.
La próxima primavera, un buque de la marina colombiana lanzará un robot capaz de extraer cerámica, madera y otros materiales, una operación cuyo coste se estima en más de 4,5 millones de dólares (unos 4,2 millones de euros). El objetivo es ver cómo sobrevivirán estos objetos a la recuperación, así como comprender mejor cómo podrían recuperarse más restos del naufragio.
Sin embargo, las autoridades están intentando cambiar la narrativa en torno a la acelerada misión de recuperación y a la posibilidad de desenterrar un tesoro valorado en 20.000 millones de dólares estadounidenses (unos 18.600 millones de euros). Juan David Correa, ministro de Cultura de Colombia, afirmó que los objetos recuperados serían de "gran importancia cultural que pueden darnos cuenta de nuestro pasado colonial", y aseguró que el proceso se llevaría a cabo de la forma más profesional posible, teniendo en cuenta al mismo tiempo la urgencia del presidente.
Alhena Caicedo (en la foto, a la derecha), directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, dijo a los periodistas: "No estamos pensando en el tesoro. Estamos pensando en cómo acceder a la información histórica y arqueológica del yacimiento".
Sea Search Armada, la empresa de salvamento que afirmó por primera vez haber encontrado los restos del San José hace tantos años, ha llevado su caso contra Colombia ante el Tribunal Permanente de Arbitraje de las Naciones Unidas y reclama 10.000 millones de dólares (unos 9.300 millones de euros).
España, por su parte, ha señalado que podría estar abierta a un acuerdo bilateral con el gobierno colombiano para proteger el San José. Los grupos indígenas bolivianos también han dicho que están dispuestos a colaborar con el gobierno, pidiendo que solo se devuelvan algunas piezas del barco con fines espirituales.
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