Muchos de nosotros ponemos nuestro granito de arena para reducir la contaminación por plásticos reciclando y reduciendo los artículos de un solo uso, como bolsas y cubiertos, pero ¿es suficiente? Con cientos de miles de toneladas de plástico filtrándose anualmente en nuestros mares y plásticos encontrados en todos los rincones del océano, no cabe duda del impacto que están teniendo en las vías fluviales y los ecosistemas marinos. Estas impactantes imágenes muestran el terrible alcance de los daños.
Haz clic en esta galería para ver el verdadero estado de nuestros océanos y como el plástico está afectando a la fauna marina.
Adaptado al español por María J. Arabia, Editora de Sindicación en Español para loveEXPLORING.
Un rincón paradisíaco de la Tierra que se está viendo rápidamente empañado por la basura plástica es Bali. Desde el uso excesivo de plásticos de un solo uso y la gestión inadecuada del reciclaje y la eliminación de residuos hasta el turismo excesivo, el resultado son montones de artículos de plástico arrastrados al mar y playas antaño inmaculadas ahora repletas de botellas y bolsas.
Panamá ha prohibido las bolsas de plástico como parte de un esfuerzo por reducir los plásticos de un solo uso, que contaminan las playas del país y dañan su vida marina. Los residuos plásticos se acumulan regularmente en sus playas, incluidas las que rodean la capital, Ciudad de Panamá, como Costa del Este, en la foto.
La impresionante y escarpada costa de Ciudad del Cabo está salpicada de playas, ya sea en el litoral atlántico o en el lado del océano Índico, que son un importante hábitat para muchas especies marinas. Pero tampoco son inmunes a la plaga de la basura plástica. Aquí, la basura abandonada en una playa con vistas panorámicas a la Montaña de la Mesa está enredada en algas marinas. Estas algas son una importante fuente de alimento para invertebrados y crustáceos que, a su vez, son devorados por peces y ballenas.
A lo largo de la costa del estuario del Támesis se pueden ver montones de residuos plásticos que luego van a parar al Mar del Norte. Esta imagen fue tomada en Purfleet, Essex, donde hay marismas que constituyen una importante zona de alimentación para las aves zancudas y otras especies marinas. Según un informe de Greenpeace que analizaba el grado de contaminación por plásticos en 13 ríos de Gran Bretaña, el río Támesis era el segundo peor, después del Mersey. La mayor parte del plástico que entra en nuestros océanos se vierte desde los ríos.
Masas de plástico desechado acaban en nuestros mares, incluido el Océano Pacífico, donde una vasta colección de desechos marinos en el Océano Pacífico Norte se ha dado a conocer como el Gran Parche de Basura del Pacífico. Aquí, la segunda versión del sistema Ocean Cleanup, creado por el inventor holandés Boyan Slat, recoge con éxito diversos objetos de plástico que flotan en el océano, incluidos minúsculos artículos de plástico y equipos de pesca abandonados, al tiempo que permite a los peces y otros animales nadar con seguridad bajo él.
Otro día en Devon, otra idílica playa de arena. O no, si te fijas bien. Esta selección de plásticos semidegradados se encontró en la playa de Mothecombe, que está en la desembocadura del estuario del Erme, en el sur de Devon, antes de que desemboque en el Canal de la Mancha. Los detritus se encontraron entretejidos y enterrados bajo algas, una importante fuente de alimento para diversas aves de la zona.
Las llamadas redes fantasma, o redes de pesca abandonadas, son un grave problema para criaturas de todas las formas y tamaños en los océanos de todo el mundo. Aquí un biólogo marino rescata a un pequeño cangrejo que quedó atrapado en una red fantasma mientras flotaba en el mar Báltico. Cada año, miles de redes de pesca de plástico llegan al Mar del Norte y al Mar Báltico.
Unos submarinistas salen a la superficie con bolsas de basura, en gran parte de plástico, que han recogido del fondo marino a lo largo de la Corniche de Beirut en una iniciativa nacional de limpieza de playas. El país tiene un problema documentado con los residuos que llegan al mar y se vierten en sus playas, procedentes de los vertederos desbordados que ha situado a lo largo de la costa.
El plástico está teniendo un impacto devastador en muchos mamíferos marinos, sobre todo en las tortugas marinas, que tienen muchas probabilidades de ingerir esta sustancia. Una bolsa de plástico flotante se confunde fácilmente con medusas, algas u otras especies que constituyen la dieta de muchas tortugas marinas. Un estudio internacional dirigido por un investigador de la Universidad de Queensland reveló que más de la mitad de las tortugas marinas del mundo han ingerido plástico u otra basura humana.
Los peces también confunden el plástico con comida; se han detectado trozos grandes y pequeños en los intestinos de ballenas, peces pequeños y moluscos, donde se cree que son potencialmente mortales.
Los plásticos también tienen un efecto perjudicial en los arrecifes de coral del mundo, pues se enredan en los organismos marinos y provocan enfermedades. Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cornell (EE.UU.) y publicado en la revista Science, se encontraron más de 11,000 millones de objetos de plástico en un tercio de los arrecifes de coral estudiados en la región de Asia-Pacífico. Una cifra que predijeron que aumentaría a más de 15,000 millones en 2025.
Los arrecifes de coral no sólo son ecosistemas importantes para innumerables especies marinas, sino que también protegen las zonas costeras reduciendo la fuerza de las olas que golpean la costa. El mismo estudio descubrió que los arrecifes cercanos a Indonesia contenían la mayor cantidad de plástico, con Tailandia y Myanmar en el medio y los arrecifes de Australia como los menos afectados. Los plásticos atrapados provocan condiciones potencialmente mortales para los corales, como la enfermedad de la banda erosionadora del esqueleto, que causa su destrucción gradual.
No son sólo los trozos visibles de plástico los que dañan nuestros océanos, sino los microplásticos. Definidos como cualquier plástico de menos de 5 mm, estos plásticos pueden proceder de microesferas de productos de belleza, fibras de ropa sintética y artículos más grandes que se han descompuesto. Además de dañar a los peces, aves marinas, tortugas, ballenas y crustáceos que los ingieren (las investigaciones han demostrado que pueden afectar negativamente al crecimiento y la reproducción), también entran en nuestra cadena alimentaria, ya que un consumidor europeo medio de marisco ingiere unas 11,000 partículas de plástico al año, según la Sociedad de Conservación Marina. Esta imagen muestra diminutas secciones de plástico arrastradas por la corriente en una playa de Hawái.
Una investigación de la Universidad de California descubrió por qué aves como las garzas, fotografiadas aquí pescando entre plásticos desechados en Filipinas, pueden ser tan propensas a consumir plástico. Descubrieron que los residuos plásticos del océano emiten el aroma de un compuesto sulfuroso que algunas aves asocian con la comida. Los albatros y las pardelas se identificaron como aves marinas especialmente susceptibles al olor.
Esta llamativa ave zancuda de largas patas, una garza azul que puede encontrarse en los humedales de Florida, pensó que su suerte estaba echada cuando atrapó un jugoso pez con su hábil pico, sólo para descubrir que su presa había quedado atrapada en una bolsa de plástico. Estos expertos pescadores se tragan enteras sus presas y la ingestión de plástico está relacionada con una mayor tasa de mortalidad en las aves marinas.
Buzos del Cuerpo de Marines de EE.UU. y voluntarios locales recogen bolsas de latas de bebida, botellas de plástico y sedales encontrados en el fondo del océano al realizar una limpieza oceánica en Sunabe North Steps, en Okinawa, Japón. También recuperaron un asiento de inodoro desechado e incluso una batería de coche. La prefectura japonesa es conocida por su increíble y diversa vida marina y es un lugar fantástico para bucear por sus coloridos arrecifes de coral.
Palmeras ondulantes, arenas inmaculadas y aguas azul lechoso. Las Maldivas son prácticamente perfectas, pero el plástico también está asolando las costas del país del océano Índico. En esta imagen, los desechos ensucian la costa de los humedales de Koattey. Junto con los arrecifes de coral, los humedales son hábitats críticos que actúan como barreras contra la subida del nivel del mar y las inundaciones debidas al cambio climático.
El Mediterráneo también sufre altos niveles de contaminación por plásticos, un problema que se hace demasiado visible en pleno verano, cuando los turistas suelen acudir en masa a playas como ésta, cerca de Atenas (Grecia), para disfrutar de las cálidas aguas del Mediterráneo. Con demasiada frecuencia dejan atrás plásticos de un solo uso, como vasos de plástico, botellas de agua y juguetes hinchables de piscina que pueden ser arrastrados mar adentro.
Los pescadores del Mediterráneo saben muy bien cómo el plástico está contaminando el mar y afectando directamente a su medio de vida y a una fuente vital de alimentos. A menudo, en la captura del día también se encuentran botellas de agua desechadas. Como parte de un proyecto llamado Arcipelago Pulito, los pescadores toscanos que trabajan en el mar Tirreno llevan a tierra el plástico que recogen y lo llevan a reciclar a una planta especializada. Aproximadamente el 10% del volumen de cada pesca hecha son residuos plásticos.
Un estudio reciente reveló que las mascarillas desechables, muy utilizadas tras la pandemia de coronavirus, liberan al medio ambiente contaminantes químicos nocivos y nanoplásticos. Por eso es preocupante ver que han ido a parar a las playas, incluida la Long Beach de Los Ángeles y otras de la costa norte de California. Según la organización benéfica de limpieza de playas Heal the Bay, en el segundo semestre de 2020 se encontraron hasta 2,000 piezas de equipo de protección personal, incluidas mascarillas, en las playas del condado de Los Ángeles.